Esta semana vi uno de los acontecimientos diplomáticos más hipócritas de la historia. Irán convocó a una conferencia internacional llamada “El Mundo contra la Violencia y el Extremismo” (WAVE), después de la iniciativa, anunciada por el Presidente Hassan Rouhani en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, el 25 de septiembre, 2013. De acuerdo con fuentes iraníes (IRNA), la conferencia reunió a 40 académicos y expertos de todo el mundo. Entre los representantes de alto rango que participaron en ese absurdo encuentro estaban los ministros de Relaciones Exteriores de Siria, Irak y Nicaragua. Para el crédito de la Unión Europea y países ideológicamente afines, se alejaron de ese extravagante foro, excepto algunos de los ex líderes de alto rango (el ex PM noruego Kjell Magne Bondevick, ex presidente de Pakistán Asif Ali Zardari y la ex PM francesa Dominique de Villepin) quienes, con claridad, buscan la fama perdida e intentan encontrarla en reuniones infames.
En el encuentro, Rouhani sugirió que “los países que ayudaron a la formación del terrorismo, organizándolo y dándole ayuda financiera, deberían anunciar, de modo explicito, su odio al terrorismo, deteniendo el financiamiento (directo o indirecto) de los grupos”.
Ali Bakeer, investigador dedicado a las relaciones internacionales con especialidad en Medio Oriente, twitteó en referencia al encuentro: “La broma tonta del siglo”. Cuánta razón tiene!
El mismo Irán, designado como Estado auspiciante global del terrorismo, que financia a grupos terroristas – como Hezbollah, Hamas, Al-Quds, y otros- ; que trata de contrabandear armas a grupos terroristas en violación a las resoluciones del Consejo de Seguridad (1701, 1747), y que se encuentra involucrado en la actividad subversiva regional, predica a otros sobre el cese del apoyo al terrorismo y la violencia.
Durante los últimos años, Irán estuvo involucrado en más de treinta “intentos de” o “ataques” terroristas a civiles inocentes, a través de sus grupos aliados Hezbollah y/o fuerzas Al-Quds.
Esta semana, Irán auspició una delegación – de la designada organización terrorista Hamas- y prometió su renovado apoyo, a la luz de la convocatoria por parte del Líder Supremo, Ali Khamenei, para expandir la violencia desde Gaza a la Margen Occidental. Irán se enorgullece de su apoyo a organizaciones designadas como terroristas.
Tal vez Irán debería comenzar a implementar su llamado a la auto-reprimenda y declarar su cese de apoyo financiero (directo o indirecto y de otros) a las organizaciones terroristas.
Eso sería un buen comienzo.
Esta es solo otra de las clásicas manifestaciones de ofensivas seductoras, doble discurso e hipocresía del actual régimen iraní. Con pesar, muchos países, tal vez por intereses económicos y políticos, hacen la vista gorda y compran esa propuesta.
Algunos países hablan sobre Irán como un posible socio y elemento positivo, en especial en el contexto de la lucha contra el Estado Islámico. El columnista de Financial Times, Gideon Rachman, en su artículo “El ajedrez se mueve para transformar la política mundial”, denominó ese punto de vista, con razón, como el “Mad Mullah Gambit” (Táctica del Mullah Loco).
Podría ser verdad que Irán y el mundo occidental tienen un estrecho encuentro de intereses en la lucha contra el Estado Islámico. Pero no es posible ignorar el hecho que, detrás de la escena, hay un gran choque de intereses e ideología en una amplia gama de temas, desde el apoyo iraní al régimen de Assad hasta su apoyo al terrorismo global y la instalación de disturbios en todo Medio Oriente.
La profunda intromisión de Irán en Siria, Irak, Yemen, Bahréin y otros sitios sensibles es prueba total que Irán no es un elemento positivo, sino un propagador de inestabilidad y violencia. Irán no puede ser un socio legítimo de nada en tanto continúe su actividad global negativa.
Justificar a Irán como socio en la lucha contra el Estado Islámico puede compararse con demostrar la cooperación y la legitimidad de los regímenes de Stalin o Hitler.
Ningún cambio estratégico tuvo lugar en Irán. Es todo táctico. Está escrito en la pared y solo necesitamos leerlo y escucharlo, con cuidado. Mientras que, en inglés, los iraníes hacen circular su mensaje de compromiso con Occidente, en persa, el Líder Supremo declara que la jihad continuará hasta que América no exista más.
El llamado a la legitimidad de Irán, mientras continúa en su oscuro camino de destrucción y devastación, buscando capacidad militar nuclear, es peligroso. Debilita a las fuerzas moderadas y envalentona a las radicales.
El autor r tiene un PhD en Historia Judía y presta servicio en la División Estratégica del Ministerio de Relaciones Exteriores Keshet: Rising Star 2 marca 42% de share en Israel
ATT. CIDIPAL
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