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| sábado noviembre 16, 2024

Dejen de dar «carta blanca» a los palestinos


​Washington-  El Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, insiste en usar a las instituciones internacionales para presionar a Israel, incluso después del desaire en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde buscó una resolución que ordenara la retirada israelí de la Margen Occidental y Jerusalén oriental. Ahora,  Abbas anunció  que se dirigirá a la Corte Penal Internacional- movimiento que producirá acusaciones palestinas y contraacusaciones israelíes, sin alterar, en nada, la realidad en el territorio.

Hace poco me encontré con un  representante europeo que  expresó simpatía por la búsqueda, por parte de los palestinos, de una resolución en el Consejo de Seguridad. Le respondí diciendo que si está a favor del  establecimiento del Estado palestino, es tiempo de dejar de darles a los palestinos “carta blanca”. Es  momento para que les sea costoso  centrarse en símbolos,  más que en sustancia.

Desde ​el ​2000, hubo tres negociaciones serias,  que culminaron en ofertas para resolver el conflicto palestino – israelí: los parámetros de Bill Clinton (2000), la oferta del ex PM israelí Ehud Olmert (2008) y los esfuerzos del Secretario de Estado John Kerry,  el año pasado. En cada caso, se hizo una propuesta, a los lideres palestinos,  sobre todos los temas centrales y la respuesta fue tanto “no” como la “no” respuesta determinando que, el costo de decir “sí” o, incluso,  hacer una contra- oferta que requería concesiones, era demasiado alto.

La cultura política palestina está enraizada en una narrativa de la injusticia; su inclinación anticolonialista y su profundo sentido de agravio por las concesiones a Israel,  como ilegítimas.  El compromiso está definido como traición y, las negociaciones, que son, por definición, relativas a concesiones mutuas- sin duda  fuerzan, a todo líder palestino, a desafiar a su pueblo tomando una decisión políticamente costosa.

Pero, ir a Naciones Unidas no es tal cosa. Colocar presión sobre  Israel  no requiere nada de los palestinos. Las resoluciones son sobre aquello que Israel debería hacer y lo que los palestinos deberían obtener. Si dicen sí, es costoso y hacer nada no lo es, ¿por qué deberíamos esperar que los palestinos cambien el curso?

Ese es el ¿por qué?   que  los líderes europeos,  que con fervor apoyan la soberanía palestina,  deberían centrarse;  en cómo aumentar el costo de decir que “no” o no actuar para nada cuando hay una oferta sobre la mesa. Los palestinos se preocupan, en profundidad, sobre el apoyo internacional a su causa. Si  sabían que serían responsables de dejar sin respuesta o rechazar una justa oferta o resolución, bien podían cambiar sus cálculos.

Con pesar,  la mayoría de los europeos están focalizados más en el comportamiento israelí y quieren, como mínimo, ver el cambio en la política de asentamientos de Israel.

Pero dirigirse a Naciones Unidas o a la Corte Penal  Internacional, durante una elección israelí, es contraproducente. Eso seria, en Israel,  visto  como un enfoque parcial, y fortalecerá a los políticos que prefieren el statu quo. Esos candidatos sostendrán que están contra Israel y que el país necesita líderes que firmes que se opongan a  la injusta presión.

¿Por qué no esperar? Si un nuevo gobierno israelí, luego de las elecciones, se prepara para tomar una iniciativa de paz, construyendo asentamientos solo en la tierra que, tal vez,  sea parte de Israel (y no parte de Palestina), no habrá  necesidad alguna  de una resolución de Naciones Unidas. Si no, y los europeos deciden buscar una, esta debe ser equilibrada. No puede, solo,  tratar las necesidades palestinas ofreciendo fronteras basadas en las líneas de 1967 con intercambios mutuamente acordados y una capital en la Jerusalén Oriental árabe sin ofrecer algo, igualmente específico, a Israel, a saber:  acuerdos de seguridad que dejen que Israel sea capaz de defenderse por sí mismo, retirada, por etapas, ligada a la performance de la AP en seguridad y gobernabilidad y una resolución del tema de refugiados palestinos que permita a Israel retener su carácter judío.

Con toda probabilidad, los palestinos rechazarían esa solución. Aceptarla requeriría  de compromisos que refutaron en 2000, 2008 y 2014. No hay, por supuesto, garantía que el próximo gobierno israelí aceptaría tal resolución. Pero los israelíes no son los que presionan la participación de Naciones Unidas. Son los palestinos. Y, si su enfoque no es acerca de dos estados ni la paz, debe haber un precio que pagar.

La paz requiere, de ambas partes,  responsabilidad. Es justo solicitar que los israelíes acepten los elementos básicos que hacen posible la paz ( líneas de 1967 así como intercambio de tierras y  construcción de asentamientos limitada a los bloques). Pero, ¿no es tiempo de exigir el equivalente de los palestinos sobre dos estados para dos pueblos y seguridad israelí? ¿No es tiempo de pedir que los palestinos respondan a las propuestas y acepten las resoluciones que tratan sobre las necesidades israelíes y no solo las propias?

 
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