«Queríamos que vinierais a la tierra de Israel pero no queríamos recibiros de esta forma. Os queríamos aquí en vida. En estos momentos que estoy frente a vosotros lleno de dolor y con el corazón roto, toda la nación llora conmigo«, ha afirmado emocionado el presidente israelí Reuven Rivlin ante los cuerpos de los cuatro franceses judíos asesinados por el terrorista yihadista Amedi Coulibaly en el establecimiento ‘Hyper Cacher’ de París el viernes pasado.
Presidido por sus máximos dirigentes y sus dos principales rabinos,Israel ha enterrado con todos los honores a los que define como «hermanos». El cementerio de Guivat Shaul, a la entrada de Jerusalén, ha llorado hoy en hebreo y francés, convertido estos días en el tercer idioma oficial del país.
Acompañado por sus familiares, representantes de la comunidad judía de Francia y la ministra de Ecología y Energía gala, Ségolene Royal, los féretros de Philippe Barham (40 ), Yoav Hattab (21), François-Michel Saada (63) y Yohan Cohen (22 ) llegaron esta madrugada al aeropuerto de Ben Gurion.
«Yohan, Yoav, François-Michel y Phillipe fueron asesinados sólo porque eran judíos. Fueron víctimas del cobarde odio«, ha señalado el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pocas horas después de aterrizar de París donde asistió a la manifestación del domingo y visitó la tienda judía atacada y la Gran Sinagoga de la capital francesa.
Netanyahu ha pedido «unidad» a la comunidad internacional ante el terror yihadista. «Ha llegado el momento de unirnos en el esfuerzo para erradicarlo. No sólo son el enemigo del pueblo judío sino de toda la humanidad. Yo creo que los líderes del mundo entienden, o al menos empiezan a entender, que el terror del Islam radical supone una amenaza real y palpable a la paz en el mundo», ha señalado.
Asimismo, ha reiterado el mensaje de los últimos días: «Los judíos deben saber que Israel es su patria histórica que siempre les recibirá con los brazos abiertos. Hoy más que nunca, Israel es el hogar nacional del pueblo judío y cuantos más seamos, más fuerte será el país».
El dolor de la comunidad judía
«No tengo nada que decir. Acepto el veredicto de Dios», decía con honda resignación Benjamin Hattab ante el cadáver de su hijo Yoav cubierto con el manto religioso judío. El rabino y director de la escuela judía de la capital tunecina revela que uno de los objetivos de su hijo era hacer Aliá. Es decir, emigrar a Israel. «Hace sólo una semana estaba de visita aquí y ahora le acompaño pero para enterrarle«, lamenta esta conocida y respetada figura de la comunidad judía de Túnez.
Dos de las víctimas enterradas hoy en Jerusalén tenían nacionalidad tunecina. Con el estallido de las revueltas de la Primavera Árabe, se especuló con el posible traslado de Hattab a Israel o Francia. Se negó rotundamente. «Cuando se iniciaron los violentos disturbios, algunos vecinos musulmanes vinieron a mi casa y me tranquilizaron. Me dijeron que si alguien nos atacaba, ellos nos defenderían», recuerda lanzando un mensaje para la convivencia entre judíos y musulmanes en la dolorida Francia.
Entre la numerosa representación francesa, encontramos a Sarah Hafota (20) que llegó a Israel en 2012. «Por amor a este país», argumenta antes de explicar su presencia en el multitudinario funeral.«No conocía a las víctimas pero quería estar aquí para despedirlesen su último camino», cuenta a EL MUNDO.
Según esta joven estudiante de la Universidad Hebrea de Jerusalén, «sólo ahora parece que el Gobierno francés se da cuenta de la amenaza terrorista y que debe tomar serias medidas para frenarlo».
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