Gracias a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que ha reunido a la nación Hebrea de los cuatro cabos de la tierra, conforme a sus promesas hechas a través de sus mensajeros los profetas del Antiguo Testamento. «Por tanto, Jehová, que redimió a Abraham, dice así a la casa de Jacob: No será ahaora avergonzado Jacob, ni su rostro se pondrá pálido; porque verá a sus hijos, obra de mis manos en medio de ellos, que santificarán mi nombre; y santificarfán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel. Y los extraviados de espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina», Isaías 29:22-24.
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