Lamentablemente dar cuenta de las actividades antijudías es fácil. Es ya sencillo encontrar noticias terroríficas y constantes. Hoy en Copenhague.
Pero no se trata tanto de esos hechos per se sino de ver cómo, primero, quizá desde nuestro Ordenamiento no existe una reacción seria de respuesta por parte de la Administración o las Instituciones. Cierto que una buena parte de Dinamarca se ha echado a la calle para defender la paz. Y lo hizo una parte de Francia hace días. Pero para mí insuficiente. Si existe el Derecho es para parar esto y aquí, en España, el artículo 14 no es sólo un número más, es un derecho esencial y fundamental.
Y, segundo, hay que encontrar las raíces que hacen del ser humano un ser cambiante que mantiene hoy una postura aséptica y mañana de puro enfrentamiento.
No es buscar causas como la envidia, la arrogancia, la ignorancia…, que están, sino esa estructura mental que permite pasar de un lado a otro (y legitimado). Sería, en parte y sirva de ejemplo, ver las razones por las que aquel cristianismo bien decía extra ecclesiam nulla salus y todo lo que no fuera de allí sería ‘destruible’. Afortunadamente mucho ha cambiado la Iglesia Católica. Por el contrario, imagínese si ponemos hoy los ejemplos islámicos radicales. Sharía o no hay vida.
Hoy nos levantamos en Dinamarca. La palabra ‘respeto’ no se conoce bien. ¿Por qué el ser humano hace eso y no permite que pueda yo tranquilamente ‘condenarme’ -según ellos- en paz? ¿Qué le he quitado al yihaídista para que quiera devastar una historia que le dio sentido históricamente? Razones podrá darme pero fundamentos… ninguno. Abraham rezaba al mismo Dios que siempre ha querido la paz.
En Bruselas alguien ha cubierto con cemento rojo los ‘pisos en memoria de la Shoá’ que están colocados en el exterior de la antigua casa de la familia Kichka, cuyos miembros fueron deportados y asesinados en Auschwitz.
En Pré-Saint-Gervais (Francia), un niño judío de 13 años, que llevaba kipa y talit katan, fue atacado por tres jóvenes (menores de edad) con gas lacrimógeno.
Ayer Francia, hoy Dinamarca, mañana….
¿Qué he hecho? Si hubiera ofendido a alguien pediría perdón; si no he hecho nada, como es el caso, ¿Por qué ‘me hieres’? La existencia remite al respeto, remite a la vida. ‘Heridos por las mismas armas, curados por mismos medios”.
Como judío no tengo la intención de conquistar el mundo, ni quitarle nada a nadie (que ya me lo quitaron a lo largo de la historia). Vivir con lo que soy. Con lo que somos.
Déjeme vivir en una tierra floreciente por el esfuerzo y el trabajo, donde caben todos. Permítanme encontrar la razón por la que hoy (y siempre) pueda decir ‘déjenme ser judío’,
‘soy judío’ y no tener problemas. Creo que me voy a encontrar con la soberbia. Y hoy además con las razones jurídicas de la soberbia.
Mañana seguirá el temor, pero mañana también me levantaré para defender los derechos del ser humano y hoy los de este pueblo que lo quieren castigar por vivir.
El peligro de áctos tan indignantes como los propiciados por el antisemitismo, es que pueden conducirnos a una «banalizacion» de los mismo, tremendamente peligrosa, y de la cual es preciso huir …
No todos los que los cometen, son necesariamente judeófobos, pues existe lamentablemente un «mimetísmo» que incita a «mentes vacias» gentes sin proposito en la vida, desclasados y resentidos de toda estírpe, a sumárse a ese siniestro carro, adoptando para si un protagonismo del que manifiestamente carecen …
Convertir los actos de antisemitismo,en actos «revindicativos» en los que se den cita todo un cúmulo de bájas pasiones, al calor de la impunidad de la que son demasiadas veces objeto, seriá con todo lo peor que podriá llegar a suceder … banalizar el mal, equivaldriá desde entonces, a concerle «legitimidad» o al menos carta de naturaleza …