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| viernes noviembre 22, 2024

Burlándose del Holocausto

Hay una tendencia reciente de trivializar el Holocausto por medio del arte. ¿Qué hay detrás de estas impactantes representaciones?


Por el vidrio delantero de un auto que está llegando a Los Ángeles se entrevé el famoso cartel de “HOLLYWOOD”, pero que en esta ocasión dice “HOLOCAUSTO”. Un video muestra reclusos de un campo de concentración jugando desnudos frente a un crematorio, mientras que otro video muestra a un anciano sobreviviente del Holocausto ingresando a una tienda de tatuajes y pidiendo que le renueven su tatuaje del campo de concentración.

Estas insípidas imágenes son parte de una exhibición de arte financiada por el gobierno que se inauguró recientemente en el museo de arte Tartu de Estonia. Dedicada a “recordar” el Holocausto de diversas maneras, incluyendo “mediante el prisma del humor”, la exhibición es publicitada con un afiche que se asemeja a la emblemática foto que fue sacada luego de la liberación de Auschwitz, salvo que en esta versión los prisioneros judíos han sido bien alimentados, están bien vestidos y sonríen con picardía ante la cámara.

La exposición ha desatado indignación en Estonia y en el extranjero; ha sido criticada tanto por la pequeña comunidad judía de Estonia como por las comunidades georgiana y musulmana del país, así como por israelíes y cristianos del extranjero. Hasta ahora, el museo ha defendido sus representaciones del Holocausto. Y no está sólo. Una gran cantidad de representaciones del Holocausto han sido expuestas en los últimos años de una forma irreverente y burlona, y la tendencia está en aumento. A medida que las formas cada vez más extremas de representar el Holocausto se han vuelto aceptables, los artistas emergentes están buscando nuevas maneras de conmocionar.

Los artistas emergentes están buscando nuevas maneras de conmocionar.

Toma por ejemplo el caso de Zbigniew Libera, uno de los artistas cuya obra se expone actualmente en Estonia. En 1996 desató la ira internacional al crear un set de Lego del Holocausto, el cual incluía un crematorio, chimeneas, cuerpos muertos de Lego, sets de Lego que mostraban a los nazis golpeando a los esqueléticos judíos, figuras de Lego nazis torturando a judíos con golpes eléctricos y pilas de miembros amputados de Lego. Si lo que buscaba era causar conmoción, lo logró: a Libera se le prohibió exponer sus obras en la Bienal de Venecia, y la empresa de juguetes Lego intentó persuadirlo de dejar de exhibir su obra. Pero hoy en día el set de Lego de Libera es considerado popular. Ha sido expuesto a lo largo de todo el orbe, incluyendo una exhibición realizada en el 2002 en el museo judío de Nueva York. En el 2012, el Museo de Arte Moderno de Varsovia compro la obra para su colección permanente, llamándola “una de las obras más importantes del arte contemporáneo polaco”.

Un proceso similar de aceptación tuvo uno de los videos de la presente exhibición de Estonia: El video de Artur Zmijewski sobre judíos desnudos jugando en el interior de un campo de concentración fue considerado tan vergonzoso hace tres años que se prohibió su exhibición en el prestigioso salón de exhibición Martin-Gropius Bau de Berlín. Hoy en día ha sido aceptado por artistas y críticos. De hecho, gran parte de las obras de Zmijewski utilizan imágenes del Holocausto, y quienes son ajenos al mundo del arte Agitprop pueden sentirse conmocionados por lo que ahora es la nueva norma en cuanto a relacionarse con el Holocausto en el mundo del arte de vanguardia.

Un crítico del periódico New York Times una vez comento sobre Zmijewski que “un extraño sadismo anima gran parte de sus obras”, y esta cualidad —que generalmente se enfoca en el Holocausto— lo ha ayudado a hacerse famoso. Un primer éxito fue la instalación artística “80064”, la cual fue exhibida en la galería de arte de la Universidad de Tufts en Massachusetts, Estados Unidos, en el 2006. “80064” muestra a Zmijewski fastidiando a un sobreviviente de Auschwitz de 92 años para que vuelva a poner tinta a su desgastado tatuaje de números; cuando el temeroso hombre titubea, se ve que Zmejewski lo intimida para que lo haga.

“80064” y otros proyectos catapultaron su reputación de tal manera que en el año 2012, Zmijewski fue nombrado curador de la prestigiosa Bienal de Berlín. Allí mostró el video de los judíos desnudos que se encuentra actualmente en exhibición en Estonia y seleccionó una serie de obras sobre el Holocausto, los judíos e Israel. (Un elemento controversial de su Bienal fue un foro para que antisemitas y grupos terroristas hablaran en público).

¿Es antisemita?

¿Qué hay detrás de estas impactantes representaciones del Holocausto? Para algunos, pareciera que el único motivante es el antisemitismo. Ese pareciera ser el caso de una competición artística que se desarrolla actualmente: el 24 de enero del 2015, dos asociaciones de caricaturistas de Irán anunciaron el Segundo Concurso Internacional de Caricaturas del Holocausto. El concurso, que goza aparentemente con el apoyo del gobierno iraní, es la respuesta de Irán ante las caricaturas de Mahoma de la revista francesa Charlie Hebdo (la misma publicación cuyos miembros fueron masacrados por extremistas islámicos el 7 de enero del 2015 en París), y promete un suculento premio para los ganadores.

Para otros, el incesante uso de la imaginería del Holocausto pretendería desensibilizar a la gente ante los horrores cometidos. Esa fue la lógica con la que actuó el artista Tom Sachs en el 2002, cuya exhibición “Campo de exterminio Prada” causó indignación cuando fue presentada en el Museo Judío de Nueva York. Habiendo diseñado un modelo de Auschwitz en base a una caja de sombrero Prada, Sachs dijo que estaba “utilizando la iconografía del Holocausto para atraer atención a la moda”. El Holocausto no le interesaba, explicó: “Mi objetivo no es presentar un punto sobre el Holocausto. Y no creo que ese sea el objetivo de ninguno de los artistas aquí presentes… La mayoría de nosotros tenemos entre 30 y 40 años y somos distantes a esos eventos”.

El artista sueco Carl Michael von Hausswolff pareciera ser igual de ajeno. En una visita al campo de concentración de Majdanek en 1989, el artista robó cenizas de víctimas asesinadas de uno de los hornos crematorios del lugar. En el 2010, el artista decidió “hacer algo” con estos restos humanos robados. Mezcló las cenizas con agua y las usó como pintura. La obra resultante fue exhibida como parte de una instalación artística llamada “Memory Works” en la ciudad sueca de Lund, en el 2012. A pesar de que Hausswolff fue investigado por la policía por profanar restos humanos, el dueño de la galería no tenía remordimientos y sólo dijo que “esta exhibición levanta un montón de preguntas, y creo que la gente se debería formar su propia idea”.

La desensibilización tiene efectos que van más allá del mundo artístico: representar el Holocausto como algo ordinario o divertido hace que sea más fácil trivializarlo o racionalizarlo. “Puedo ver una tendencia de revisionismo, un intento de reescribir el Holocausto”, dijo Inna Rogatchi, una cineasta y activista cofundadora de la Fundación Rogatchi. “Es tan blanco y negro, la gente se siente incómoda con eso. Las representaciones actuales del Holocausto intentan normalizar el evento, hacer que sea más fácil relacionarse con él hoy en día. Los resultados pueden hacer que algunas personas se sientan incómodas”.

En el 2003, por ejemplo, el grupo defensor de los derechos de los animales PETA hizo un llamado al tratamiento ético de los animales titulado “Holocausto en tu plato”, el cual consistía de 60 imágenes que mostraban tanto a judíos siendo asesinados en el Holocausto como a animales siendo criados en las granjas; mediante esta muestra, PETA hacía un llamado a volverse vegetariano y solicitó a la comunidad judía que respaldaran su iniciativa. Cuando la Liga Antidifamación criticó la obra de PETA, calificándola de insensible con la memoria de quienes fueron asesinados en el Holocausto, PETA se mantuvo firme en su postura.

Los resultados de la burla y la utilización del Holocausto son la desensibilización y confusión. Una encuesta realizada en el 2014 mostró que dos tercios de las personas alrededor del mundo nunca habían escuchado sobre el Holocausto, pensaban que era un mito o creían que era una exageración. Una encuesta mostró que el 17% de los estudiantes universitarios de India admiraban a Hitler como un tipo de líder ideal. En el 2014, un candidato a la alcaldía de Ontario, Canadá, alabó las “cualidades de liderazgo” de Hitler; luego se retractó de sus comentarios en vista de las críticas, pero insistió que las cualidades de Hitler podían ser “positivas” en otras circunstancias.

“Dejen de insultar a los muertos”.

En ocasiones, la confusión sobre el Holocausto puede generar estereotipos antijudíos. Ese pareciera haber sido el caso en el 2014, cuando el Distrito Escolar Unificado de Rialto, California, utilizó terminología antijudía para pedirle a los alumnos de octavo grado que escribieran un ensayo sobre si el Holocausto era “un evento histórico real o meramente una farsa política creada para influenciar las emociones del público y ganar dinero”. (El distrito escolar retiró la tarea luego de que se produjera un reclamo generalizado).

Hace 25 años, en respuesta a ciertas representaciones artísticas que aparentemente trivializaban el Holocausto, Elie Wiesel explicó por qué era tan difícil representar el Holocausto, y para esto utilizó una historia escrita por uno de sus amigos sobrevivientes. En ella, un oficial de la SS le dice a un joven judío: “Un día contarás todo esto, pero tu historia se encontrará con oídos sordos. Algunos se burlarán de ti, y otros tratarán de redimirse a sí mismos a través de ti. Llorarás a los cielos y ellos se rehusarán a escucharte o creerte…”.

En el último cuarto de siglo, los límites de lo aceptable en referencia al asesinato de seis millones de judíos han sido desplazados. Dado que el Holocausto está siendo trivializado e incluso hay quienes se burlan de él, ¿qué podemos hacer en respuesta a ello? El consejo de Elie Wiesel de hace 25 años es más relevante hoy que nunca. Estudia sobre el Holocausto, pidió él. Edúcate sobre sus atrocidades. “Escuchen a los sobrevivientes y respeten sus heridas. Ábranse a los recuerdos desgarradores y unan vuestras lágrimas con las de ellos”, pidió Wiesel. “Y”, rogó él, “dejen de insultar a los muertos”.

 
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