Se cree que la población mundial alcanzará la marca de los nueve mil millones de habitantes para el año 2050. Este rápido aumento en la población mundial trajo como consecuencia la urbanización masiva de tierras que antes se destinaban a la agricultura. Con este fenómeno, se crea la paradoja de que, a medida que hay más bocas para alimentar, cada vez se dispone de menos tierra para cultivar los alimentos que se necesitan. De hecho, el crecimiento de la población ya ejerce muchísima presión en las fuentes de agua dulce disponibles. Si a esta ecuación se le suman los daños al medioambiente que provoca el calentamiento global, nos enfrentamos a un desastre mundial en ciernes.
¿Cómo podemos hacer para aprovisionar a la población mundial con más alimentos nutritivos a la vez que se cuenta con menos tierra, menos agua y un clima más tórrido? Este es un asunto candente tanto para la comunidad científica como para el estamento político, y nuestros esfuerzos deben dirigirse en primera medida a resolver los problemas de la seguridad alimenticia con que nos enfrentamos ahora mismo.
Es en este contexto en que el Centro Maná para Biociencia de las Plantas de la UTA desarrolla un novedoso programa en Seguridad Alimentaria, el primero en su tipo en Israel. Este programa interdisciplinario reunirá a investigadores provenientes de diversas disciplinas académicas de todo el mundo para promover investigaciones innovadoras, crear programas abiertos a la comunidad en los países en vías de desarrollo y preparar a la próxima generación de científicos y dirigentes políticos de cara a los desafíos que plantea la seguridad alimentaria en los próximos años.
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