Esto es lo que Biniamin Netanyahu tenía que haber incluido en alguno de sus elocuentes discursos: “Quiero dejar bien claro ante el mundo que nosotros no nos oponemos a que los palestinos tengan un país al lado nuestro, y si a ello no se llega es por culpa de los árabes y no nuestra. Nosotros no volveremos a entregar ni un centímetro de los territorios que retenemos, hasta el día en que sepamos con certeza que no existen organizaciones árabes enemigas que quieran echar a los israelíes al mar. Yo no sé si eso algún día lo lograremos.
No obstante mientras esperamos ese día, no tenemos ningún inconveniente en reiniciar las conversaciones de paz con los palestinos, y establecer con ellos de común acuerdo las bases de un plan que conduzcan a la creación de un estado palestino al lado del nuestro, pero con la indispensable cláusula que establezca que el acuerdo solo tendrá validez, el preciso momento en que el mundo árabe reconozca que Israel tiene derecho a existir como Estado Soberano en el lugar del Medio Oriente que actualmente ocupa.
Tenemos suficientes y lógicos motivos para exigir esa cláusula. Estamos hartos de ver como la entrega de territorios retenidos son utilizados por organizaciones hostiles fuertemente armadas para ampliar su poderío y atacarnos con más facilidad. No podemos arriesgarnos a que el nuevo país palestino sea invadido por nuestros poderosos enemigos, como ya una vez lo hicieron con la franja de Gaza. La paz con los palestinos no garantiza paz en el medio oriente”.
Pero Netanyahu no lo dijo. Al contrario. A pesar de insistir en su apoyo a la idea que sostiene dos estados para dos pueblos en el Medio Oriente, su manera de actuar lo desmiente. El gran sector político israelí que se opone a la creación de un estado palestino en la Cisjordania y que tiene gran influencia en la coalición gubernamental, “obligan” al jefe de estado a obrar de manera contraria a sus declaraciones a favor de la paz, haciendo que Israel pierda seriedad. Los constantes planes de construcción en los territorios en litigio que él aprueba, restan posibilidad a que algún día haya un arreglo de paz. Y eso es malo. Nos aisla en el mundo. Y nosotros solos en el mundo, no creo que podamos subsistir por mucho tiempo
La politica llevada a cabo por Netanyahu en todos estos años, resulta en si misma mas «elocuente» que las palabras que pudiera o no pronunciar en el trascurso de un discurso, por muy mediático que éste fuera
nadie pues puede llamarse a engaño, y menos que nadie el Gobierno actual de los EE UU y la oposicion israeli, que frente a él dirimirá la jefatura del pais,en los próximo comicios legislativos …
La postura sostenida por «Bibi» en relacion a une serie de cuestiones vitales para Israel, en parte aqui referidas, es clára y suceptible de ser mantenida de salir reelegido …
Nadie podrá legitimamente negarle su permanente implicacion en cuestiones de Estado de caracter internacional, sus desvelos por procurar estabilidad y seguridad para el pais, y su empeño en no retroceder frente el terror, y a la politica errática llevada a cabo por la ANP, alejada por completo de aquella que se habia comprometido a establecer con el Gobierno israeli …
Los hechos pues, pueden mas que las palabras …