Una noche dramática se vivió en Israel. Lo que al terminar la jornada electoral del martes y publicarse los resultados de boca de urna parecía una leve ventaja del Primer Ministro Benjamín Netanyahu por sobre su adversario laborista Itzjak Hertzog, se convirtió, con el escrutinio real, en una diferencia amplia en su favor.
Tras meses en los que todos los sondeos le vaticinaban que su partido Likud sería el segundo con entre 20 y 21 escaños, tras «La Unión Sionista» con 24 ó 25, Netanyahu logró al parecer conseguir 30, dejando a los laboristas detrás, con 24.
Esto lo coloca en una situación clara y cómoda para formar la nueva coalición de gobierno, con un amplio margen de maniobra.
Ello depende de que el partido de centro («Kulanu») , formado hace tres meses por Moshe Kahlon- un ex ministro que dejó el Likud, partido de Netanyahu-, acepte ahora aliarse con él con los 10 escaños que recibió. Si bien durante la campaña electoral Kahlon no cerraba ninguna opción, tampoco una coalición con el centro izquierda, este miércoles , ya dijo que «salvará las diferencias con Netanyahu para fortalecer la agenda social del gobierno», aclarando que «las discrepancias nunca fueron personales».
Con Kahlon como su socio, Netanyahu forma sin duda alguna el próximo gobierno, por tercera vez consecutiva.
El jefe laborista Itzjak Hertzog, que encabeza «La Unión Sionista», se comunicó con el Primer Ministro y lo felicitó, declarando luego que «aceptamos por cierto el resultado y seguiremos sirviendo al pueblo» y agregando que «el cambio ya vendrá».
«TRAJIMOS LA VICTORIA»
A decir verdad, Netanyahu se mostró victorioso ya apenas se publicaron los resultados de boca de urna, que lo mostraban casi empatado con «La Unión Sionista» de Hertzog o con una muy leve ventaja sobre él. En ese momento, en términos de armado de coalición, ello resultaba un tanto apresurado ya que el campo de centro izquierda aún parecía tener cierto margen de maniobra para conseguir ser ellos quienes encabezaran la coalición. Pero inclusive esos resultados, que no eran para el Likud tan buenos como los que emanan del escrutinio real de los votos, mostraban no sólo que el partido de Netanyahu no iba por detrás del centro izquierda sino que se había fortalecido claramente en la nueva legislatura.
Y con el cómputo ya finalizado, este cuadro es mucho mejor todavía para el Likud que lo pensado en la noche de la boca de urna.
Ahora se confirma con especial fuerza lo que el Primer Ministro dijo en la noche del martes, al ir a la central del Likud y ser ovacionado por sus seguidores: «Contra todas las posibilidades, hemos conseguido una gran victoria para el Likud, una victoria del campo nacional encabezado por el Likud». En medio del entusiasmo de su gente, que coreaba rítmicamente su apodo, «Bibi», agregándole las palabras «rey de Israel», Netanyahu sonreía ampliamente, mientras a su lado lo acompañaba su esposa Sara.
«Estoy orgulloso del pueblo de Israel que en el momento de la verdad supo distinguir entre lo principal y lo secundario», dijo el Primer Ministro. «En el momento de la verdad, el pueblo supo mantenerse firme en cuanto a lo principal, defender lo que nos es importante a todos, seguridad real ,economía responsable y sí, también el bienestar social con el que estamos comprometidos».
Este último punto fue interpretado por los analistas como un mensaje a Moshe Kahlon del partido «Kulanu», cuyo abandono del Likud hace unos años, tras haber sido un exitoso Ministro de Comunicaciones en el gobierno anterior de Netanyahu, fue su dura crítica a la política socio-económica del gobierno.
Netanyahu le ofreció el Ministerio de Finanzas y si lo acepta, Kahlon- una de las grandes sorpresas de las elecciones, que obtuvo 10 escaños aunque hace tres meses su partido ni existía- el Premier tiene una coalición de 67 diputados de un total de 120 de la Kneset, Parlamento de Israel. Sería uno de los gobiernos con mayor margen de los últimos años, que le podría dar la estabilidad necesaria para ejercer sus funciones cuatro años, como lo indica la ley.
Cabe señalar que una opción en el horizonte, aunque Netanyahu se pronunció ya en su contra, era la formación de un gobierno de unidad nacional con «La Unión Sionista». Pero esto no parece ahora factible y está claro que hay rechazo en el público en general y también en los dos grandes partidos.
LA NUEVA LEGISLATURA
Más allá de la formación de la nueva coalición, hay varios datos que vale la pena destacar, al analizar el resultado real de la votación:
– El Likud pasó de 18 diputados en la legislatura saliente, a 30, un aumento muy considerable. De hecho, en las últimas elecciones se presentó con «Israel Beiteinu» del Canciller Avigdor Liberman, con una lista conjunta que llevaba el nombre de ambos partidos y que consiguió 31 diputados. Pero dado que 13 eran de Liberman, del Likud mismo eran sólo 18. Liberman , por su parte, sufrió una estrepitosa caída, recibiendo ahora sólo 6 escaños.
– Esta subida importante del Likud y el hecho que otros partidos a su derecha perdieron peso (Liberman pasó de 13 a 6, y el nacionalista «El Hogar Judío» bajó de 12 a 8), daría mayor capacidad de maniobrar quizás a Netanyahu dentro de su propia coalición. Esto podría eventualmente permitirle, si quiere avanzar en la relación con los palestinos, adoptar una línea menos de derecha que la que defendió en la campaña electoral, durante la que evidentemente, quería-y consiguió- traer al Likud votos que eran de esos partidos de derecha.
-La gran historia la hizo la Lista Unificada de los tres partidos árabes y el partido comunista que siempre fue de árabes y judíos, que se convirtió en la tercera fuerza política de Israel. De 11 diputados árabes en la legislatura saliente, pasaron a tener 14.
– Los partidos ultraortodoxos han perdido peso, pasando de 18 a 13 diputados.
– Sería un error ver al partido laborista, que en estas elecciones de presentó como «La Unión Sionista» , como perdedor. Si bien claro está que no será Itzjak Hertzog quien forme coalición, cabe recordar que en el Parlamento saliente, había solamente 15 diputados laboristas, mientras que ahora aumentaron su peso, pasando a 24.
Por otro lado, el partido de izquierda Meretz, el aliado más natural del laborismo, bajó de 6 escaños a 4, lo cual llevará al parecer a la dimisión de quien la encabeza, Zehava Galon.
LA POLÍTICA EXTERIOR
Y claro está que la gran interrogante , al analizar qué pasará en el plano internacional y la política ante los palestinos, es si Netanyahu continuará con la línea que adoptó durante la campaña de tinte más nacionalista, o buscará una fórmula que permita reanudar las negociaciones con los palestinos.
Cabe recordar que él responsabiliza del estancamiento actual a los palestinos, por el acercamiento entre la ANP de Mahmud Abbas y los integristas islámicos de Hamas.Pero si en algún momento decide que la situación justifica un giro ,al ser su partido Likud por lejos el mayor en la coalición que piensa formar, podría tener mayor capacidad de maniobra para hacerlo-y contar para ello con el apoyo laborista desde la oposición-que si los partidos nacionalistas de derecha fueran más grandes.
Quizás ahora sea prematuro traerlo a colación, pero cabe recordar que en 1977, cuando por primera vez desde la creación del Estado, tras casi tres décadas de gobiernos laborista, ganó la derecha encabezada por Menajem Beguin, el mundo todo pensaba que él conduciría a una nueva guerra, pero el resultado fue totalmente opuesto. Y fue entonces su partido el que logró firmar el primer acuerdo de paz con un país árabe, Egipto.
Por ahora, de todos modos, lejos se está de una situación así.
Mientras en Gaza continúa gobernando Hamas, que proclama abiertamente que sigue cavando túneles subterráneos para combatir a Israel y llevando a cabo lanzamientos experimentales de cohetes hacia el mar, preparándose para un nuevo enfrentamiento con Israel, y mientras la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas siga abrazando la vía unilateral a través de las Naciones Unidas , no se verá un horizonte más promisorio del lado israelí.
Está claro que un gobierno de derecha en Israel, no envía mensajes que transmitan un deseo de acercamiento a los palestinos. Netanyahu ha dicho repetidamente estos días, que en la situación actual, se opone a un estado palestino. Tampoco del lado palestino salen señales que vaticinen la posibilidad del diálogo. La combinación de ambas cosas, podría ser fatal. El resultado, no dependerá solamente de Israel.
Israel nstro hogar