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| sábado noviembre 23, 2024

Pesaj


RESUMEN DE LA SALIDA DE EGIPTO

La opresión
La historia del pueblo judío empieza con nuestro patriarca Abraham y el pacto entre las partes que Di-s hizo con él. En dicho pacto Di-s le informa que elegirá a sus descendientes como su pueblo y que iban a pasar siglos de esclavitud, al final de los cuales saldrán beneficiados y heredarán la tierra prometida. Efectivamente llegamos a ser esclavos del faraón durante 210 años. Nos oprimió duramente, pero siempre manteníamos fuertes nuestra identidad y fe en la inminente redención.

La revolución
Había llegado el día anhelado. Di-s le habló a Moisés desde la zarza ardiente y le dijo, dile al Faraón: “¡Deja salir a mi pueblo y me servirán!” Pero el Faraón no estaba dispuesto a dejar que una deidad suprema y exclusiva le haga perder su autoridad. Ese era su imperio y ningún “Di-s de los hebreos” iba a derribar sus pirámides.

Los milagros
El Faraón estaba por recibir una sorpresa. Hasta ese momento, la gente creía que éste era un mundo bastante fiable. En general, la naturaleza parecía marchar muy bien como otro de los grandes proyectos del Faraón y sus pirámides. Pero, todo iba a cambiar. Moisés derrumbó esa confiable maquina de levantar pirámides. Con un milagro tras otro (en total diez), demostró que detrás de la fachada de las leyes de la naturaleza hay un deliberado propósito Divino. Existe un Di-s quién escucha el llanto del oprimido, quién exige la justicia y ama a aquellos que hacen el bien.

La liberación
Finalmente, el testarudo Faraón se rindió. En aquel día, más de 600.000 familias judías comenzaron su éxodo de Egipto hacia la tierra prometida con sus cabezas erguidas y alegres canciones en sus labios. El punto más alto de esta travesía fue su parada al pie del monte Sinaí para escuchar una transmisión pública de la sabiduría y voluntad Divina de Di-s mismo, documentada en la “Torá”. Es esta sabiduría divina la que nos mantuvo unidos como una nación a pesar de todos los sucesos vividos a lo largo de los siglos. Y es esta sabiduría y experiencia la que transmitimos al mundo entero. Hoy cada vez más pueblos reconocen los derechos de cada ser humano, hecho “a semejanza e imagen Di-s”.

SALIR DE NUESTRAS LIMITACIONES

En Pesaj el pueblo de Israel salió de Egipto. En hebreo Egipto se dice Mitzraim y comparte la misma raíz que la palabra meitzarim, limitaciones. Existe el mandamiento de recordar todos los días la salida de Egipto. Cada día debemos recordar que tenemos que salir de nuestras limitaciones para liberarnos de la esclavitud de lo material y elevarnos espiritualmente.

EL PAN ARROGANTE

Los judíos tienen estrictamente prohibido comer alimentos leudados en Pésaj. El pan es reemplazado por la Matzá.
En esta fecha, los judíos de todo el mundo, tienen especial cuidado para limpiar incluso la más pequeña miga de Jametz.

¿Por qué? ¿Cuál es su significado más espiritual y personal?
La característica de la masa leudada (Jametz) es que crece y se hincha, simbolizando orgullo y ostentación. En cambio, una Matzá es fina y chata, lo que sugiere humildad y sumisión. Pésaj nos enseña que el Jametz -arrogancia- es la antítesis de los ideales de la Torá.

Cuando un hombre arrogante se ve obligado a realizar una Mitzvá que demande de una cuota de su propio sacrificio (por ejemplo, la caridad, que implica compartir sus posesiones con sus compatriotas menos afortunados), se desliga del cumplimiento de dicha obligación. Su razonamiento es:
«Soy un hombre adinerado porque me lo merezco. De hecho, me merezco más de lo que actualmente poseo, así que ¿por qué habría de donar un poco de este dinero?»

Además, el egoísmo de la persona arrogante lo priva de la habilidad de poder discernir qué es lo que realmente vale la pena de su vecino, llevándolo a la altanera conclusión de que el otro está muy por debajo de su nivel.
Siguiendo su línea de pensamiento, la causa de la pobreza de su vecino es fácilmente comprendida: «¡Seguramente ese pobre no se merece nada mejor!» «Ahora,» piensa para sí mismo, «si Di-s mira justa y correctamente, y sabe que este hombre es pobre ¿realmente debo yo intervenir y ayudarlo?”

Un razonamiento tan egoísta, lleva al individuo arrogante a hacer más y más mal. Y sin embargo, jamás percibirá la maldad de sus acciones ni se arrepentirá por ellas. Por lo que, incluso cuando se ve obligado a reconocer que sus acciones no son correctas, encuentra varias causas «que exceden su control», y que prevalecieron sobre él, para justificar sus actos.

Aún cuando no puede encontrar ninguna excusa que satisfaga su consciencia, «su amor propio tapa todas sus transgresiones». Puede ser un malicioso malvado que no puede inventar, a pesar de la elasticidad de la imaginación, ningún posible razonamiento que justifique su comportamiento, pero su amor propio ciega sus ojos, y cubre su maldad.

El hombre humilde, por el contrario, tiene una actitud diametralmente opuesta, tanto en lo que respecta el cumplimiento de las Mitzvót, como a su arrepentimiento por actos inapropiados realizados anteriormente.

Utilizando nuevamente la Mitzvá de Tzedaká como ejemplo: el hombre humilde se compara a sí mismo con su colega judío en el sentido correcto. Piensa para sí mismo: «¿Realmente soy mejor que él? ¿Merezco tener mejor fortuna?»
Hacer este análisis objetivamente, despierta en él una simpatía por su colega, y un deseo de prestarle su asistencia. Además, cuando la persona humilde y sin pretensiones actúa incorrectamente, ni siquiera intenta justificar su comportamiento.

Por el contrario, su sincera auto-evaluación lo impulsa a hacer Teshuvá, a arrepentirse honestamente de sus actos inapropiados.

Todos los años, en Pésaj, la Torá nos encomienda la tarea de eliminar de nuestra esfera cualquier trazo de Jametz. Debemos esforzarnos por deshacernos de cada partícula del «Jametz espiritual» -la arrogancia- para poder percibir claramente nuestras propias fallas y las cualidades de nuestros colegas. (www.es.chabad.org)

¡JAG KASHER VESAMEAJ!

 
Comentarios
Guillermo Carretero

SI HEMOS SIDO HECHOS A SEMEJANZA DE D»S.
y CREEMOS EN UN SOLO D»S es pensable que cada uno como Judios debemos ser D»s en nuestras acciones y pensamientos tal como nos lo pidió . Ende cada uno es parte de D»s y conduce su moral sin intervención divina. Ende el EGOISMO Y LA MALICIA no son acciones que podamos atribuirle a D»s sino a nosotros mismos. Y es lo mas parecido a Idolatria , y la excusa para no ser humildes y humanos . Y eso es punible en el territorio de D»s y en el terreno de los humanos.Quienes oímos y desoímos lo que nos conviene.La vida nos pone a prueba todo el tiempo y solo los justos conocen sin especular cada respuesta.No creemos falsos ídolos por nuestra conveniencia , D»s a través del hombre castigara a quienes nos quieren mal y aquellos entre nosotros que no imponemos el bien…………………aun entre nosotros mismos. Ser Judio no es solo recordar es vivir una suerte de virtudes .

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