Hace setenta años, las campanas de la libertad sonaron en el mundo libre. La horrible pesadilla que había envuelto a toda la humanidad en las profundidades de la sangre había llegado a su fin en Europa. Pero el día en que los nazis fueron vencidos no fue solamente un día de alivio y júbilo. Fue un día de gran dolor para nuestra nación, pero también un día de reflexión para los líderes del mundo.
Los líderes de los países modernos entendieron que era un momento propicio para establecer un nuevo orden mundial basado en la defensa de la libertad, erradicando el mal y oponiéndose a la opresión. Ellos articularon la lección más importante de la Segunda Guerra Mundial: las democracias no deben ignorar las aspiraciones de expansión de los regímenes tiránicos. Una actitud conciliadora hacia dichos regímenes sólo aumenta su tendencia a la agresión. Y si ésta agresión no se detiene a tiempo, la humanidad podría encontrarse frente a una gran batalla, aún más sangrienta.
En los años previos a la Segunda Guerra Mundial, el mundo libre trató de apaciguar al régimen nazi, para ganarse su confianza. Hubo quien advirtió que ésta política conciliadora sólo abriría el apetito de Hitler, pero estas advertencias fueron ignoradas por el deseo natural del humano a conseguir la calma a toda costa. Y, en efecto, el precio fue exigido no mucho más tarde, y fue demasiado pesada de sobrellevar – seis millones de personas de nuestro pueblo fueron masacrados en el Holocausto, y docenas de millones de personas fueron asesinados en ese terrible infierno
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Cuando la guerra terminó, la conclusión fue clara: no hay lugar para la debilidad cuando se debe de enfrentar a regímenes tiránicos que envían sus criminales tentáculos a todas direcciones. Sólo permaneciendo firme y adhiriéndose a los valores de libertad y tolerancia podemos asegurar el futuro de la humanidad.
Hay muchas personas en todo el mundo que afirman que las lecciones aprendidas en aquél momento, siguen siendo válidos hoy día. Afirman: «¡Nunca más!» Ellos declaran: «No vamos a ignorar las intenciones de expansión de una violenta tiranía». Ellos prometen: «Nos opondremos a la maldad, antes de que comience». Pero mientras, éstos dichos no están respaldados con acciones prácticas – estos no tienen sentido. ¿El mundo realmente aprendió la lección de la inconcebible tragedia universal y judía del siglo pasado? Me gustaría estar aquí y poder decirles que la respuesta es: sí.
Hoy en día, permanentes amenazas desafían la civilización humana. Fuerzas islámicas radicales están inundando al Medio Oriente, destruyendo los remanentes del pasado, torturando a los indefensos, asesinando inocentes. Tienen la esperanza de establecer califatos, más de uno, al igual que en la Edad Media. Al mismo tiempo, el régimen extremista en Irán está oprimiendo a su pueblo; que se apresura en sumergir al Medio Oriente en sangre y sufrimiento – en Yemen, en Siria, en Líbano, en Irak, en Gaza y en la frontera del Golán.
Al igual que los nazis aspiraban a aplastar a la civilización y establecer una «raza superior» para controlar al mundo, mientras que aniquilaba al pueblo judío, también lo hace Irán que se esfuerza por obtener el control de la región, de la que pueda extender todavía más allá, con la explícita intención de aniquilar al Estado judío. Irán está avanzando en dos direcciones: la primera en desarrollar la capacidad de armarse con armas nucleares y acumular un arsenal de misiles balísticos; y la segunda – exportar la revolución de Khomeini a muchos países por medio de la utilización del terrorismo y hacerse cargo de una gran parte del Medio Oriente. Todo está a la intemperie – todo tiene lugar a plena luz del día, frente a las cámaras. Y, no obstante ello, la ceguera es inmensa.
«Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y la oscuridad a los pueblos», dijo el Profeta Isaías. La determinación y lecciones que fueron adquiridas con sangre hace setenta años se están disipando, y la oscuridad y la niebla por negar la realidad están tomando su lugar. El maltrato que está realizando Irán, demuestra que la lección histórica no se ha interiorizado. El occidente se está doblegando a las agresivas acciones de Irán. En lugar de exigir un desmantelamiento del programa nuclear de Irán – un país que declara abiertamente sus planes de exterminar a seis millones de judíos aquí y en otros lugares, para erradicar muchos países y muchos regímenes – las superpotencias retroceden. Están dejando a Irán con su capacidad nuclear, e incluso permitiendo que se expanda aún más, independientemente de las acciones de Irán en Medio Oriente y en todo el mundo.
A medida que el mundo civilizado se deje llevar por el sueño de ilusiones, los gobernantes de Irán continúan alentando la subversión y el terrorismo, y difundiendo la destrucción y la muerte. Las superpotencias hacen oídos sordos a las multitudes en Irán gritando: «Muerte a Estados Unidos; Muerte a Israel». Ellos ignoran las escenas de la ejecución de los que se oponen al régimen y los miembros de las poblaciones minoritarias. Y ellos mantienen su paz en cara de la activación masiva de organizaciones terroristas. A lo sumo, hacen una declaración a medias como constancia.
Yo la leí y descubrí que en honor del Día de Conmemoración del Holocausto de nuestro pueblo, se abrió una competencia con premios que se llevará a cabo en Teherán con participantes de 56 países. Es un concurso de ilustraciones cuyo tema es la negación del Holocausto judío. ¿Vamos a oír las protestas? A lo sumo, una condena menor puede ser oída, para que mínimamente cumplan con su obligación.
Distinguidos invitados, los ciudadanos israelíes y representantes de otros países que están con nosotros, la burbuja de la ilusión va a estallar. Los gobiernos democráticos cometieron un error crítico antes de la Segunda Guerra Mundial, y estamos convencidos – y tengo que decir que muchos de nuestros vecinos también – están cometiendo un grave error también ahora. Es posible que esta coalición con muchos de nuestros vecinos, en la identificación de amenazas, sea la base de la coalición en la creación de un futuro mejor, más seguro y más pacífico, en nuestra región. Mientras tanto, no vamos a retroceder. Vamos a seguir insistiendo en la verdad, y haremos todo lo posible para abrir los ojos, a quienes los han cerrado.
No quiero engañar a nadie. Tenemos pruebas delante de nosotros. Estamos en medio de una gran batalla contra la languidez, la debilidad, la negación de la realidad – vamos a estar preparados con toda la fuerza.
Junto a los que se niegan a entender nuestra posición, hay muchos otros que se identifican con nosotros. Pero incluso si nos vemos obligados a estar solos, no tendremos miedo. En todo escenario, en toda situación, vamos a salvaguardar nuestro derecho, vamos a mantener nuestra capacidad, mantendremos nuestra decisión de defendernos.
Hace setenta años éramos un pueblo de refugiados de guerra, sin poder y sin voz. Hoy podemos expresar lo que tenemos que decir, y estamos decididos a garantizar nuestra existencia y nuestro futuro. Es nuestro deber de luchar contra aquellos que desean destruirnos, que nos postremos ante ellos ni menospreciar la realidad. No vamos a permitir que el Estado de Israel sea un episodio que pase en la historia de nuestra nación.
Distinguidos invitados, hoy he conocido en mi oficina una persona de 85 años de edad, sobreviviente del Holocausto, Abraham Niederhoffer. Abraham nació en Rumania. Cuando tenía 12 años fue testigo del brutal asesinato de sus familiares por un soldado rumano. Fue llevado en un tren de carga animal hacia Ucrania, donde sobrevivió el Holocausto. Debido a la persistente negativa de las autoridades comunistas en Rumania de permitir su emigración, llegó a Israel recién en 1969. Aquí trabajó como ingeniero y supervisor, contribuyendo a la construcción del país. Él me contó su historia con gran emoción, tanto es así que tuvo que hacer varias veces contener sus lágrimas. Al final de la reunión, me suplicó, «Primer Ministro», dijo, «es su deber evitar otro Holocausto». Y respondí: “Eso es exactamente cómo veo mi responsabilidad”.
Hace siete décadas, los sobrevivientes salieron de los campos, de los bosques, de la Marcha de la Muerte, todos maltratados y golpeados con nada más que el desgaste sobre sus espaldas. Tras su liberación, los soldados aliados les preguntaron a cada uno de los prisioneros de todas las naciones a donde deseaban ir. Los polacos regresaron a Polonia; los rusos volvieron a Rusia; los húngaros – a Hungría; los ucranianos – a Ucrania. Sin embargo, un gran número de ellos no tenía adónde regresar. Ellos quedaron sin esperanza, porque no tenían su propio país.
Hoy en día, tenemos nuestro propio país – un país próspero y moderno. Un país que se impregna de la herencia de nuestros padres y se sitúa a la vanguardia del conocimiento global. Un país que difunde una gran luz. Un país que se ha hecho cargo de su destino. Setenta años después de los valles de la muerte, nosotros veneramos a los vivos, a la vibrante vida, a la creatividad, al florecimiento.
Israel lidera todos los frentes de la modernización – en la ciencia, en la medicina, en la tecnología, en la agricultura, en la educación y en la cultura. Y lo hacemos no sólo para nuestro pueblo. Hacemos esto para el beneficio de toda la humanidad. Esta es la base de nuestra existencia – en nuestro compromiso con la seguridad y el futuro de Israel, en el respeto a nuestro legado, y en la unidad de una nación en la que late una gran fuerza de vida. La nación de Israel, que ha surgido desde el fuego del infierno, está lista para cualquier desafío.
“Sacúdete del polvo; ponte tu ropa de hermosura, mi pueblo”. La nación de la eternidad se ha sacudido del polvo, regresó a su casa, se mantuvo de pie, y estableció un país excepcional y un ejército excepcional, las Fuerzas de Defensa de Israel, en la que sirven nuestros hijos e hijas valientes y valerosos.
Vamos a recordar a aquellos que fueron asesinados, vamos a garantizar la vida.
Excelente discurso sin duda, y aun cuando aparentemente Israel ha quedado solo porque los demás países del concierto humano le han dado la espalda, no debe temer, porque de su lado está el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob y como dijo el profeta Eliseo «son más los que están con nosotros que los que están con elloa». Mi oraciñon personal, es que Dios el Dios Todopoderoso ampare a Israel y se demuestre una vez más que hay Dios en Israel y que este Dios los conducirá a la victoria, más allá de la muerte.