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| viernes noviembre 22, 2024

Israel es el más importante de los dones para la Comunidad de las Naciones

Solamente Israel ofrece actualmente alguna esperanza para la humanidad, algo que nos permita mantener la fe en los valores humanos, frente a un colapso moral sin precedentes.


La decencia y la moralidad están perdiendo terreno en todo el mundo.

Occidente está expiando, en forma ininterrumpida, infectado por la idea de que el mal solo puede provenir de sus filas, mientras el resto del mundo está motivado por la compasión, la bondad y la pureza.

La vida humana no significa mucho hoy en día, cuando se encuentra bajo el ataque, tanto del Islam como de un corrosivo nihilismo.

El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, debería ver su Premio Nobel de la Paz revocado por no detener el programa nuclear de Irán, iniciando una carrera nuclear en Medio Oriente, que acabará en una tragedia devastadora.

Europa dejó de luchar hace ya mucho tiempo. Su voz moral más alta, el Papa Francisco, ni siquiera es capaz de mencionar la palabra «Islam», a pesar de los miles de cristianos perseguidos en todos lados, desde Pakistán a Kenia, mientras los predecesores de Francisco: el Papa Juan Pablo y el Papa Benedicto, fueron gigantes que lucharon contra el comunismo y el relativismo.

Los escritores y los intelectuales permanecen mudos como si hubiesen perdido la facultad de decir la verdad. Hay, solamente, una nación sobre la tierra, luchando contra el mal y dándole un sentido a la palabra «civilización» – no se trata de buenos modales, sino de una jerarquía de valores. Esa nación es el Estado judío de Israel. Éste es uno de los últimos bastiones de la humanidad.

Esto se aprecia no solo por la voluntad de Israel de pelear guerras justas contra la gente que solo trae destrucción y dolor a este mundo. Se ve en Israel a través de la intensidad de la devoción de su gente por un significado más alto. Solo Israel ofrece actualmente alguna esperanza para la humanidad, algo que nos permita mantener la fe en los valores humanos, frente a un colapso moral sin precedentes.

Yo nací en el seno de una familia católica agnóstica con una profunda empatía por el pueblo judío. Para mí, el judaísmo, con su monoteísmo ético, siempre ha sido la fuerza del bien y la luz en un mundo hostil y oscuro. También supe siempre que la condición judía es el punto focal de una enorme batalla de identidades y que la supervivencia del Estado de Israel es el tema más definitorio de nuestro tiempo. El pequeño Israel le importa con urgencia al mundo occidental porque se ha transformado en el miembro de nuestra civilización más expuesto al peligro.

Yo nací en la Europa post-Auschwitz, ese cementerio del pueblo judío, y siempre sentí que el nuevo antisemitismo señala el riesgo de la avalancha, quizás aún la caída, de toda la sociedad occidental. Los judíos no son nuestros huéspedes marginales; la peor de todas las persecuciones judeofóbicas, la de Hitler, casi marcó el final de la historia, la cultura y la religión de Europa. Tenemos el deber de hacer del mundo un lugar más seguro para el pueblo judío.

Occidente sostiene, una vez más, las riendas de la autoridad y del poder con respecto a la existencia y la supervivencia de Israel. Debe actuar ahora, para condenar el apaciguamiento de los enemigos de Israel y para reconocer que la existencia de Israel es para la comunidad de las naciones, el más importante de los dones.

Traducción para Porisrael.org  de Evelyn Wertheimer.

 
Comentarios

¡Bravo Giulio! Tu texto es muy certero y nos interpreta 100%. Israel es para nosotros un Faro que se asienta en este presente de dudas y des-honor y nos retrotrae a la época heroica del Antiguo Testamento. ¡Defendamos, Cristianos de todo el Mundo a Israel y reconozcamos sus méritos, su gente, sus líderes y su futuro! JEV

Alberto Abadi

Barak Obama no solo debería ver revocado su Premio Nóbel de Paz, que le fue otorgado por el solo hecho de haber sido elegido presidente de la primer potencia mundial SIN HABER HECHO NINGUN MERITO PARA MERECERLO sino que toda la institución del susodicho premio ya está clínicamente muerta desde el momento en que se politizó a tal punto de entregárselo a un asesino de niños, mujeres, ancianos y civiles inocentes como lo fue Yasser Arafat, por sólo haber firmado un acuerdo cuyas cláusulas nunca pensó respetar.
La carrera nuclear que inició Obama en Medio Oriente me inclina a preguntarme: ¿Como va a parar a Arabia Saudita si puso en movimiento a Irán? ¿No sabe acaso, que el principio de inercia también es válido en política? Este incauto presidente -es la calificación mas suave que se me ocurre-, que se empequeñó muchísimo al atacar frontalmente a Nataniahu porque «no le comunicó» que iba a pronunciar un discurso contra el inminente acuerdo ante las Cámaras de Representantes a la que fué invitado; que se siguió empequeñeciendo cuando trató de impedir -dictatorialmente- que lo hiciera; que se minimizó mas todavía al intervenir en la campaña electoral israelí cuando criticó un discurso para consumo interno pronunciado por Bibi, se ha convertido en un pigmeo de menor estatura histórica que Neville Chamberlain y va a ser considerado el gran responsable de la Tercer Guerra Mundial (ojalá me equivoque).
Soy argentino y me siento decepcionado de la tibieza del Papa Francisco, que no solo no se anima a mencionar la palabra «Islam», que atribuyo al pánico que se apoderó de todo el Occidente Cristiano ante las bravuconadas y amenazas del corpulento y violento enemigo declarado, sino que hasta ahora, y pese a sus buenas intenciones para con el judaísmo que se reflejan solamente en forma verbal, todavía no ha hecho nada para frenar el antijudaísmo de la izquierda nacida en el campo de influencia de la iglesia de la cual él es el Gran Jefe, y me extraña que el autor no haya nombrado a Juan XXIII, el más grande de todos los Papas de los últimos tiempos, y tal vez de todos los tiempos.
Desgraciadamente, también discrepo con Giulio Meotti cuando habla de la mudez de los escritores e intelectuales que atribuye a una pérdida de facultad de decir la verdad, porque su mudez no es tal cuando expresan su antijudaísmo, además de valerse de la mentira cuando apoyan a los enemigos de Israel, que son también enemigos de Occidente.
Por otro lado, quiero agradecerle su sinceridad cuando, al referirse a sus sentimientos hacia el pueblo judío emplea la palabra empatía y cuando se refiere al Estado de Israel diciendo «… El Estado judío de Israel», pero por sobre todas las cosas quiero felicitarlo por expresar esos sentimientos de la manera que lo hizo en este artículo.

Paula Galvez

Me ha emocionado el artículo de Giulius porque expresa lo que pienso y siento hace mucho. Española, católica pero siento que Estados Unidos ha entrado en decadencia moral y sólo nos queda Israel o el suicidio

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