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| lunes noviembre 18, 2024

Parasha Bamidbar-Shavuot


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En el Desierto del Sinaí, Di-s ordena realizar un censo de las doce tribus de Israel. Moshe cuenta 603.550 hombres de entre 20 y 60 años; la tribu de Leví es contada aparte, totalizando 22.300 hombres de un mes de edad en adelante. Los Levitas deben servir en el Santuario, reemplazando a los primogénitos, a cuyo número se aproximaban, por haber sido estos últimos descalificados por su participación en la idolatría del Becerro de Oro. Los 273 primogénitos que no tenían un Levita que los reemplace, debían pagar un “rescate” de cinco shekel para ser redimidos del servicio.

Cuando el pueblo levantaba su campamento para viajar, los tres clanes Levitas desmantelaban y transportaban el Santuario, para luego rearmarlo en el centro del próximo campamento. Luego erigían sus propias tiendas a su alrededor: los Kehatitas, quienes cargaban sobre sus hombros los utensilios del Santuario (el arca, la menorá, etc.) en sus coberturas especialmente diseñadas a tal efecto, acampaban en el sur; los Gershonitas, a cargo de los tapices y cortinas, al oeste; y las familias de Merarí, que transportaban los paneles de las paredes y los pilares, al norte. Frente a la entrada del Santuario, hacia el este, estaban las tiendas de Moshe, Aharón y sus hijos.

Más allá del círculo de los Levitas, las doce tribus acampaban en cuatro grupos de tres tribus cada uno. Hacia el este estaban las tribus de Iehuda (pob. 74.600), Isajar (54.400) y Zvulún (67.400); al sur Reubén (46,500), Shimón (59,300) y Gad (45,650); al oeste Efraím (40,500), Menashé (32,200) y Binamín (35,400); y al norte Dan (62,700), Asher (41,500) y Naftalí (53,400). Esta formación también era mantenida mientras viajaban. Cada tribu tenía su propio nasí (príncipe o líder), y su propia bandera con el color de la tribu y su emblema.

TODOS VALEN

Con respecto a la orden de Di-s de efectuar el censo Rashi comenta que Hashem cuenta al pueblo por el intenso amor que siente por él. ¿Qué podemos aprender de esto? Entre los judíos hay gente de diferentes niveles, tanto en cuanto a observancia como a riqueza espiritual o material. Cuando alguien quiere disminuir los méritos de otro dice: “Es un Don Nadie”. Cuando Di-s ordena el censo dice que sean contados como “uno”, sin diferencias. Para Di-s todos los judíos son iguales, pues todos llevan un alma que es parte de Él mismo.

¿Qué es Shavuot?

Re-aceptando la Torá

Di-s le dio la Torá al pueblo judío en el Monte Sinaí hace más de 3300 años. Cada nuevo año, en la festividad de Shavuot, renovamos nuestra aceptación del regalo de Di-s, y Di-s nos «da de nuevo» la Torá.

La palabra Shavuot significa «semanas» y marca la finalización del período de luto de siete semanas que va de Pesaj a Shavuot.

La entrega de la Torá fue un acontecimiento espiritual de largo alcance –algo que tocó la esencia misma del alma judía por toda la eternidad. Nuestros Sabios lo compararon con una boda entre Di-s y el pueblo judío. Shavuot significa también «juramentos», porque en este día Di-s nos juró eterna devoción y nosotros por nuestra parte le prometimos eterna lealtad.

La festividad de Shavuot es una festividad de dos días que comienza con la puesta del sol del 5 de Siván y dura hasta el anochecer del 7 de Siván. (En Israel, es una festividad de un solo día que se extiende hasta el anochecer del 6 de Siván).

Las mujeres y las niñas encienden velas para recibir la fiesta ambos días al atardecer.

Se acostumbra quedarse toda la noche despiertos estudiando la Torá en la primera noche de Shavuot.

Todos los hombres, mujeres y niños van a la sinagoga el primer día de Shavuot para escuchar la lectura de los Diez Mandamientos.

Igual que en las demás festividades, se comen comidas especiales y no se realizan «trabajos».

En Shavuot, se acostumbra comer alimentos lácteos. Entre otras razones, esto conmemora el hecho de que cuando recibimos la Torá, que incluía las leyes de la kashrut, el pueblo judío no podía cocinar carne en sus ollas, ya que todavía no se habían kasherizado.

En el segundo día de Shavuot, se recita el servicio conmemorativo de Izkor.

En algunas comunidades, se realiza una lectura pública del Libro de Ruth, ya que el Rey David –quien falleció en este día era descendiente de Ruth, la moabita. (www.es.chabad.org)

La humildad necesaria para adquirir Torá

“Dios habló a Moshé en el desierto del Sinaí, en la tienda de reunión, el día uno del mes segundo, en el segundo año después de su salida de la tierra de Egipto, diciendo…” (Bamidbar 1:1).

El Midrash aclara por qué la Torá enfatiza que Dios habló con Moshé en el desierto del Sinaí, si es que ya lo sabíamos: “Todo aquél que no se hace a sí mismo hefker, ‘sin dueño’ como el desierto, no puede adquirir sabiduría ni Torá; por eso fue dicho ‘…en el desierto del Sinaí’”.

Los comentaristas del Midrash explican a qué se refiere la Torá con hefker: “Ser humilde para aprender de todos y enseñar a todos, pues la Torá no se encuentra entre los vanidosos”.

Este Midrash es enigmático: ¿por qué la Torá no se encuentra entre los vanidosos? ¿Acaso no es posible que una persona sea vanidosa y sepa mucha Torá? ¿Acaso no hemos conocido personas que sí saben mucha Torá y sin embargo son engreídos y orgullosos?

Sin embargo la explicación del Etz Yosef es clara: Puede que un vanidoso tenga mucho conocimiento de lo que está escrito en los libros, pero Torá no tiene. ¿Cuál es la diferencia entre una persona que sí tiene Torá y otra que sólo sabe mucha Torá, pero no tiene Torá?

La diferencia radica, tal como el Etz Yosef lo señala, en su disposición a aprenderla de todos y enseñarla a todos. Un persona orgullosa asumirá que otros no tienen nada qué enseñarle por lo que no aprenderá de ellos (a menos, por supuesto, que se trate de alguien que públicamente es conocido por ser un gran sabio). Del mismo modo, no estará dispuesto a enseñarla a quienes estén —según él— debajo de su nivel. Por el contrario, una persona que no es vanidosa y está dispuesta a aprender de todos y enseñarle a todos, es aquella que en verdad sí tiene Torá.

Por otro lado, vale la pena enfatizar que la palabra que el Midrash utiliza es que la Torá es hefker, que literalmente significa que no tiene dueño. Toda aquella persona que cree que él es el dueño de la Torá, está negando esta característica de la Torá que no tiene dueño: toda aquella persona o grupo que asume que la Torá es suya, que sólo él —o ellos— poseen la Torá y que todos los demás carecen de ella, es vanidoso y no está dispuesto a aprender de ellos.

La moraleja es clara: uno debe estar dispuesto a aprender Torá de cualquier persona o de cualquier grupo, por muy diferente que sea al grupo al cual pertenece. En esto radica la humildad necesaria para en verdad adquirir Torá. (www.aishlatino.com)

 
Comentarios
Eliseo Pardo

El «temor de Di-s» y no la simple errudiccion, fruto del conocimiento estricto de los Téxtos toránicos, conduce a todo aquel que de corazon le busque, a hallarle en su interior … predisposicion, humildad y fé, son a tal efecto requeribles para alcanzar » entendimiento» … para lo cual es preciso vaciarse previamente , de todo planteamiento aprioristico u opinion personalizada, emanados de nuestra própia subjetividad, a fin de ser plenamente receptivos, a las «Revelaciones» que Di-s tiene reservadas para los que le Aman,

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