Cuando se habla de refugiados y personas que debieron dejar sus hogares; cuando se habla de comunidades que fueron desterradas de aquellos sitios en los que vivían de hace miles de años; cuando se habla de masacres y vejaciones del siglo XX; poco se habla de lo que le sucedió a los judíos que vivían en países árabes y musulmanes.
Cuando concluyó la Segunda Guerra Mundial, tras los horrores de la Shoá, alrededor de 850 mil judíos vivían en distintos países árabes. Los números son elocuentes. El experto Norman Stillman, autor de The Jews of Arab Lands: A History and Source Book (1979) y The Jews of Arabs Lands in Modern Times (1991), el historiador Howard Sachar y la asociación Harif (Asociación de Judíos de Medio Oriente y el Norte de África) son escalofriantes: de los más de 850 mil judíos que había en 1948, hoy quedan apenas 4 mil.
Hay países cuyas cifras son tenebrosas. En Argelia, por ejemplo, había 140 mil judíos en 1948. Hoy quedan alrededor de 50. En Egipto, a mediados del siglo XX, había 75.000, mientras que hoy quedan 40. En Irak había 135 mil (incluso Bagdad llegó a tener una comunidad muy populosa); hoy restan 5. De los 265.00 judíos que había en Marruecos, hoy quedan 2 mil.
A su vez, en los países musulmanes no árabes también sucedió lo mismo que en lo de sus países vecinos. Por ejemplo, Afganistán pasó de tener 5.000 judíos, a ¡uno! en la actualidad. En Irán había alrededor de 150 mil hebreos para 1948; hoy quedan alrededor de 15 mil.
Según Ron Prosor, embajador de Israel ante las Naciones Unidas, “la partida de los judíos de los países árabes no fue casual”, ya que “esos líderes árabes, que fracasaron en su intento de eliminar a Israel con un ataque militar en 1948, comenzaron una campaña de temeridad, provocación, violencia y expulsión de ciudadanos judíos de sus países”.
Desaparecieron instituciones religiosas y edificios comunitarios. Los bienes fueron incautados y los judíos, detenidos y torturados. La comunidad de Irak, que tenía una antigüedad de 2.500 años, desapareció en un santiamén. Miles de inocentes judíos fueron asesinados en distintos pogromos.
El diplomático Prosor explica con claridad que mucho se habla de los territorios con los que Israel se hizo luego de las guerras con los distintos países árabes. Poco se habla de los “65.000 km usurpados a los judíos, 5 veces el Estado de Israel”, por las distintas matanzas y saqueos.
El 29 de noviembre de 1947, el delegado de Egipto ante la ONU amenazó a los judíos de su país, por lo cual en enero de 1948, el presidente del Congreso Judío Mundial, Stephen Wise, alertó que “entre 800.000 y un millón de judíos en el Medio Oriente y África del Norte están en peligro de aniquilación”, denuncia que fue por el diario estadounidense The New York Times, cuando en mayo de 1946 publicó que “los judíos, en grave peligro en todas las tierras musulmanas”.
El Estado de Israel tomó cartas en el asunto y evacuó a 104 mil judíos de Irak, 49 mil en Yemen (Operación Alfombra Mágica); 97.000 de Marruecos (Operación Yajín), entre otros.
Es decir, la gran mayoría de los refugiados judíos de los países árabes arribaron a Israel, multiplicaron su población, fueron admitidos como ciudadanos iguales, se adaptaron plenamente y aportaron a su creatividad y desarrollo.
Israel también cometió sus errores. Recién el 23 de junio del año pasado, la Knesset (Parlamento) aprobó una ley que designa el 30 de noviembre como un día anual y nacional en homenaje a los judíos que fueron desplazados de los países árabes y musulmanes durante el último siglo. Se esperó mucho tiempo.
El próximo 20 de junio, la ONU conmemorará un nuevo Día del Refugiado Internacional. ¿Nombrará, aunque sea a modo de título ilustrativo, el caso de los 850.000 judíos, o seguirá callando –o siendo cómplice- como lo viene haciendo desde hace décadas?
Las Naciones Unidas contra Israel callaran como es norma los refugiados judios escapados de los paises arabes, de eso no me cabe la menor duda.