Domingo 18 de enero. 23:35 horas. El periodista argentino Damián Pachter (de 31 años) lanza un tuit que ilumina de sospechas la noche de Buenos Aires: «Me informan sobre un incidente en la casa del Fiscal Alberto Nisman».
Tras 33 inciertos minutos, 25 nuevas palabras desatan una tormenta que revoluciona la red, sacude el Gobierno argentino y obliga huir del país a Pachter: «Encontraron al fiscal Alberto Nisman en el baño de su casa de Puerto Madero sobre un charco de sangre. No respiraba. Los médicos están allí».
De esta forma, Pachter fue el primero en revelar la muerte del fiscal horas antes de que éste compareciera en el Congreso para detallar la denuncia contra la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y sus allegados por encubrir a sospechosos iraníes en el atentado terrorista de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). Cinco meses después y desde su exilio en Israel, el periodista reafirma su teoría: «Nisman no se suicidó. Su asesinato está relacionado con la investigación de AMIA y la denuncia contra la presidenta».
¿Qué pruebas tiene para concluir que fue un asesinato?, le preguntamos en Tel Aviv. «Porque no tenía pólvora en las manos y por el contexto. Cuatro días después de presentar la causa contra Kirchner es encontrado con un tiro en la cabeza. No es lógico que se suicidara un día antes de presentar un trabajo de 10 años. Nadie lo ve lógico excepto el Gobierno y quien lleva la investigación, Viviana Fein», responde.
El Caso Nisman no empieza el 18 de enero ni tampoco el 14 de enero, cuando presentó 300 folios pidiendo la imputación de la presidenta. Hay que irse al 18 de julio de 1994 cuando un coche bomba explotó en el centro judío asesinando a 85 personas. Ese día, empezó la cuenta atrás del asesinato o suicido de Nisman. La víctima 86.
«Yo tenía 10 años. La directora del colegio nos reunió para explicarnos el atentado. Recuerdo el shock de mi madre y el clima de solidaridad y de querer ayudar para hacer justicia», recuerda Pachter.
Un enigmático puzzle
Ese alumno judío no imaginaba que 21 años después sería pieza importante del enigmático puzzle político, policial y de espionaje. Si la muerte de Nisman provocó un terremoto en Argentina, el anuncio de su muerte cambió la vida del anunciante.
Localizado por EL MUNDO, cuenta que su exclusiva-tuit surgió de una «fuente muy segura». «Arruiné el plan del Gobierno que pretendía presentarlo como un suicidio. Sentí que las fuerzas de seguridad me querían matar», denuncia.
Tras esa noche, nada sería igual. «Cuando vi en un teletipo de la agencia nacional modificaciones de mis tuits, entendí que algo pasaba». «Sal ahora mismo de la redacción y ven a visitarme», le aconsejó su confidente. Así hizo. Preparó una mochila para tres días y se fue a la Estación Retiro.
El periodista recuerda al detalle la cita lejos de Buenos Aires: «Llegué muy temprano a la cafetería en una gasolinera y enseguida me llamó la atención una persona con gafas negras Ray-Ban y chaqueta tejana. Se sentó a mi derecha durante hora y media sin pedir nada. Luego se sentó detrás mío. Mi fuente llegó por la puerta trasera y me tocó en el cuello. Pegué un salto a lo que me dijo: ‘¿Qué te pasa? ¿Estás nervioso? No te des la vuelta pero tienes un agente de Inteligencia a tu espalda. Mira a la cámara y sonríe’».
Persecución de espías
Sonrió al móvil aunque el objetivo era el supuesto espía que se dio cuenta y se fue. «Mi fuente le conocía personalmente. Sabía su nombre, apellido y unidad de operación. Me dije: no me quedo en Argentina si un agente secreto me está siguiendo».
Las amenazas y el miedo no tardaron en llegar. Pachter vio cómo la Casa Rosada tuiteó su billete e itinerario. La elección de Israel como refugio –tiene también ciudadanía israelí e hizo el servicio militar– alimentó las acusaciones de ser un espía del Mosad: «Es una pelotudez, aunque esperada en el clima general creado para desacreditarme. Concuerda con las teorías conspirativas de la presidenta», responde.
El Gobierno niega relación con la muerte de Nisman y rechaza haber «fabricado la inocencia iraní» en el atentado a cambio del memorándum. «Lo que investigó Nisman fue correcto. Irán, a través de Hizbulá, fue el responsable de la voladura de AMIA. Recomiendo leer su dictamen en 2006. Son 700 páginas que explican todo, como la autoría de Ibrahim Hussein Berro, un libanés de Hizbulá», señala Pachter.
Causa desestimada
Promete seguir el caso aunque sea a miles de kilómetros de distancia. «La causa contra la presidenta ha sido desestimada porque el juez dice que no hay suficientes pruebas. La investigación de la muerte de Nisman está a punto de ser cerrada como suicidio. Pero vea el vídeo del peritaje en el lugar del crimen… cómo se contaminó».
Pachter aclara: «Nunca dije que la presidenta mató a Nisman aunque no lo descarto pero sí creo que el Gobierno estuvo involucrado de alguna forma. Respecto a AMIA, es prácticamente un hecho el encubrimiento de la investigación».
De momento, no piensa en volver a Argentina. «Si el Gobierno no fue capaz de proteger al fiscal, ¿será capaz de hacerlo con este periodista?», pregunta en la despedida.
http://www.elmundo.es/internacional/2015/07/01/5592d6c5268e3ea6508b45a1.html
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