Así como toda ciudad tiene sus nobles, Jerusalem posee también sus aristocráticos Samej-tetim, sigla formada por las iniciales “sefaradí tahur» («sefaradí puro”), término que designa a quienes remontan su genealogía a los judíos expulsados de España (Sefarad) en 1492. Estas distinguidas familias sefaradíes son descendientes directos de los judíos españoles.
En una primera etapa, tras la expulsión de España, se estableció una aristocracia sefaradí en Safed , que desapareció con la decadencia de la ciudad .
Durante siglos la mayor parte de la población de Jerusalém fue sefaradí. Por ejemplo las familias Parnás y Meyuhas, pueden remontar su genealogía en la ciudad, al periodo inmediatamente posterior a la expulsión.
Quienes son exactamente estos aristócratas? En su mayoría, tienen hoy más de 80 o 90 años y algunos ya fallecieron. Descienden de familias distinguidas como Eliashar, Navón, Valero,
Chinaeo, Benveniste, Mani, Kastel y otros .
Sus antepasados fueron ricos banqueros, empresarios, comerciantes, Rabinos y dirigentes de Comunidades. Ciudadanos muy respetados en círculos oficiales no judíos que mantenían valiosas conexiones diplomáticas con gobiernos extranjeros.
Sin embargo no transmitieron la rica herencia cultural que los enorgullece a la generación que les siguió. El servicio comunitario está fuertemente arraigado en su visión de mundo. Pueden jactarse de una larga genealogía de Rabinos, y debido a ello, preservan aún fervientemente las tradiciones religiosas.
Estos aristócratas hablan aún ladino, francés e inglés, además de hebreo. El ladino o judeo español era su lengua materna, el idioma en el que les hablaban sus padres y el dominante entre todos los sefaradíes del Ishuv. Hasta los árabes hacían negocios con ellos en ladino.
El frances se estudiaba en la escuela de la Alliance Israelite Universelle en Jerusalém, y era la lengua que posteriormente cursaban a estudios superiores, en universidades francesas y otras
instituciones académicas en el extranjero. El inglés era el idioma de quienes estudiaban derecho o economía en instituciones de Jerusalém o Londres, o en el American College de Beirut.
La situación económica y el clima político imperante en el Imperio Otomano fueron los motivos que produjeron una emigración de Eretz Israel. Nissim Behar paso sus últimos años en los EEUU; Joseph Navon se radico en Francia. Muchas familias sefaradíes de Jerusalém emigraron a la Argentina y otros países de América Latina. Para la familia Cuenca, originaria de Salónica, la Primera Guerra Mundial resulto verdaderamente trágica: de sus dieciocho descendientes solamente sobrevivió uno.
Los que no emigraron tuvieron que dar sus hijos a las levas del ejército Turco y muchos de ellos no sobrevivieron a la guerra. Muy pocos disponían de los 50 Napoleones de oro para pagar la exención. Ni siquiera Moshe Franco, el Jajam Basbi o Rabino Principal de Jerusalém, pudo librar a sus parientes de la leva.
Otros como los inmigrantes de Salónica David Benveniste y Meir Dasa, se alistaron en la Brigada Judía del Ejercito Británico y sirvieron en Palestina y en Egipto. De este modo las grandes familias comenzaron a fragmentarse y algunos de sus miembros se distanciaron unos de otros, tanto física como emocionalmente.
En la mayoría de los casos, los lazos que sus descendientes mantienen con el pueblo judío e Israel son débiles. Los que permanecieron en Eretz Israel, se convirtieron en parte de la cultura del “judío nuevo”: combatiente, pionero, socialista. Hablaron hebreo y dejaron de lado su identidad sefaradí, mezclándose socialmente e identificándose con la corriente central de la sociedad Ashkenazi.
David Benveniste y Nathan Shalem, de Salónica echaron las bases de las primeras caminatas colectivas, la cartografía y la geografía de israel. Escribieron en hebreo y rara vez hablaron en Ladino. Querían probar que los sefardíes también podían ser pioneros. Como el partido que representaba a la corriente central era el Mapai, también se afiliaron a él.
Bajo el estandarte de la democracia, los jóvenes de la aristocracia sefaradí reemplazaron a los Rabinos como lideres efectivos del Consejo sefaradí de Jerusalém. Ya no había que pertenecer a la opulenta familia Bancaria de los Valero o a la familia Rabínica de los Eliashar para representar a la comunidad sefaradí.
Tras el establecimiento del estado de Israel y la inmigración masiva de Marruecos, los sefaradíes de Jerusalém tomaron conciencia de que los ashkenazies dominantes los habían dejado de lado.
Mientras que durante el siglo XIX y la primera parte del XX los sefardíes se establecieron en Jerusalém, la inmigración sefaradí se concentro en la zona de Tel-Aviv Iafo. Los griegos de Salónica ya habían creado el Barrio Florentine en el sur de Tel-Aviv en los años 30. Los pocos centenares de judíos griegos sobrevivientes del Holocausto también se instalaron allí. Los Búlgaros fueron a Iafo y los Turcos a Bat Yam.
Los aristócratas no lograron conformar una generación de continuidad que tomara a su cargo las funciones y organizaciones comunitarias En las universidades se hicieron intentos de renovar la cultura sefaradí, pero con escaso o ningún impacto sobre las familias de la aristocracia.
En 1992, las ceremonias de conmemoración de los 500 años del exilio de España, reactivaron el Consejo Sefaradí de Jerusalém, pero no a la mayor parte de las familias aristocráticas, que tienen en la actualidad escasa relación con las organizaciones sefaradíes.
Esto sin embargo, no les impide dar expresión a su legado cultural. Muchos de ellos han sido protagonistas de películas, libros y artículos periodísticos. Algunos como David Benveniste (fallecido a los 97 años de edad) publicaron libros y artículos sobre la vida de los sefaradíes en los Balcanes y sobre el legado sefaradí
Los aristócratas portan hasta el último día su orgullo, su sentido de la dignidad y su nexo con el pasado glorioso .Han contado su pasado y registrado para la historia los logros y contribuciones de sus familias
El Archivo Eliashar contiene numerosas colecciones de memorias de sefaradíes de Jerusalem.
Bibliografía
Archivos de Ernesto Kazez,
Archivo Eliashar,
Publicación de Artes y letras del Israel,
Publicación Ariel
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