Desde 1948, a nosotros, los árabes se nos ha enseñado que todo lo que necesitamos hacer es deshacernos del Estado judío, y después todo el resto estará bien. Nuestros dictadores se aprovecharon de esa idea. El presidente egipcio Gamal Abdel Nasser encarceló y ejecutó a sus opositores usando su famosa excusa: «Ninguna voz debe permitirse a excepción de las de la guerra contra Israel”. El presidente iraquí, Saddam Hussein, adoptó la bandera palestina y la hizo estampar, distribuir y flamear junto a su propia bandera, e incluso anunció: «Palestina e Irak comparten la misma idéntica causa». En resumen, nosotros los árabes hemos puesto setenta años de nuestra existencia en suspenso a la espera del «glorioso día» en el que derrotemos a Israel y «alimentemos a los peces con los judíos».
Pero ese día no llegó, ni parece que va a llegar, como una figura de la oposición jordana, Emad Tarifi, me dijo una vez: «Al parecer, los peces en el mar no están apostando a que nosotros los alimentaremos con los judíos».
Además, nosotros, los árabes hemos dado a nuestros dictadores carta blanca para empobrecer, aterrorizar, oprimir y destruirnos, todo en el nombre de «la gran lucha árabe para poner fin a la entidad sionista». El resultado de esto ha sido claro: “Mientras que, en los últimos dos años, Israel hizo diez nuevos avances en tratamientos cardíacos y contra el cáncer; nosotros los árabes hemos desarrollado nuevos métodos de ejecución. El último es la muerte por ahogamiento en una jaula, como muestra un video del grupo Estado Islámico, hace dos semanas.
Nosotros, los árabes hemos perdido siete décadas de nuestra existencia a la espera de la desaparición de Israel. Es tiempo de pensar en el futuro, y de preguntarnos si la «desaparición» de Israel debería ser nuestro último deseo.
Siendo hijo de dos refugiados jordanos-palestinos, me encuentro inclinado a temer por el futuro. Independientemente de mi postura hacia Israel, tengo que pensar: ¿Qué pasaría si, un día, Israel llegara a desaparecer? Si bien no parece factible, es el día en torno al cual giran los enteros sistemas políticos, sociales y económicos árabes.
No son sólo los árabes los que quieren que Israel desaparezca. Hay otros que buscan lo mismo, por ejemplo los antisemitas de Occidente. La semana pasada, los neonazis marcharon en Londres con esvásticas y con la bandera palestina. El organizador de la marcha decía que era una protesta «por todos aquellos que han sufrido a causa de Israel». Hay grupos que llaman a boicotear a Israel «por el bien del pueblo palestino». Hay países cuya política exterior en su totalidad parece girar en torno a la oposición a Israel. Nosotros, los palestinos podríamos haber creído que estos grupos y países realmente se preocupan por nosotros; pero ellos no tienen ningún interés en el destino de los 150 mil palestinos que se están muriendo de hambre en el campo de refugiados de Yarmuk en Siria, ni en los estimados 5,8 millones de palestinos de Jordania (como indica un cable de la Embajada de Estados Unidos) que viven como ciudadanos de segunda clase y se les prohíbe trabajar en el gobierno y cualquier tipo de beneficios estatales; mientras que pagan todos los impuestos.
Si estas personas que odian a Israel consiguieran su deseo de que Israel desaparezca, ¿qué pasaría?
En primer lugar, Israel es la única razón por la que Irán aún no cuenta con armas nucleares. Irán podría comprar la tecnología para producirla, o podría aprender rápidamente de la forma como Pakistán lo hizo. ¿Por qué Irán ha tardado en hacerlo? Debido a que aprendió una lección de la experiencia del reactor de Osirak de Saddam, que los aviones israelíes redujeron a escombros en 1981.
En ese entonces, casi todo el mundo, incluyendo a George H. W. Bush, que era vicepresidente de Estados Unidos, en aquel momento, estaba furioso con la decisión de Israel. Pero diez años más tarde, cuando EE.UU. luchó para liberar a Kuwait, la situación habría sido totalmente diferente si Saddam hubiera mantenido su programa nuclear – y la única razón de que lo mantuvo fue Israel.
Además, Irán ya controla al menos una tercera parte de Irak, y sus recursos, a través de un régimen pro-iraní. Si Israel fuera a desaparecer; Irán podría extender su influencia a Jordania, Kuwait y Bahréin al día siguiente, ya que no tendría que temer una reacción israelí. Irán podría entonces poner al mundo de rodillas mediante la reducción de la producción de petróleo.
Irán no es el único poder maligno en el Oriente Medio: También tenemos al Estado Islámico, que ahora se ha extendido a través de Irak, Siria, el Sinaí y Libia, con ambiciones claras de entrar en Jordania. El Estado Islámico no ha entrado aún en Jordania, y esto no es por temor al ejército jordano. Después de todo, el sitio web “Global Firepower” clasifica al ejército de Jordania, al mismo nivel que al ejército iraquí, al que el Estado Islámico ha derrotado muchas veces. El Estado Islámico no se atreve a entrar en Jordania por una sola razón – su temor a que los aviones israelíes los atraparían 15 minutos más tarde.
Si Israel desapareciera y fuese reemplazado por un Estado palestino, lo más probable es que los palestinos terminarían con otra dictadura árabe, que los oprimiría y los reduciría a la pobreza. Lo hemos visto que en parte con la Autoridad Palestina y las zonas «liberadas» que gobierna. Visito regularmente Cisjordania y he entrevistado allí a decenas de palestinos. Puedo confirmar que, así como odian a Israel, todavía añoran abiertamente los días en que administraba Cisjordania. Como me dijo un palestino «Oramos a Dios para que nos tenga misericordia y nos libre de Israel; más tarde, nos dimos cuenta de que Dios había sido misericordioso con nosotros cuando Israel estaba aquí».
Para aquellos árabes, musulmanes, occidentales y otros que insisten que Israel debe ser borrado de la faz del planeta, les digo: No apuesten por ello, porque Israel es cada vez más fuerte, cada día que pasa, gracias a su democracia y a su innovación; mientras que los países árabes son cada vez más débiles gracias a las dictaduras y al caos. Y tengan cuidado con lo que desean, porque si lo consiguen, lo más probable es que ustedes también desaparezcan; a menos que anhelen ser gobernados por Irán o el Estado Islámico.
En resumen, si llegara el día en que Israel cayera; Jordania, Egipto y muchos otros también caerán, y los occidentales estarán mendigando a Irán por el petróleo.
Podemos odiar a Israel tanto como nos guste; pero hay que darse cuenta de que sin él, nosotros también estaremos listos.
Mudar Zahran es un jordano-palestino que reside en Gran Bretaña.
Un ejercicio de lucidez y coherencia expositiva, el que aqui nos brinda Mudar Zahran, que convendriá no cayese en sáco roto … No albergo por mi parte la menor duda, respecto al destino que le seriá reservado, si finalmente llegara a caer en manos de los matones de Fatáh y Hamas (valga la redundancia) …
Verdades como puños, son éstas, por mas que algunos (demasiados aún) pretendan ignorarlas o acallarlas con las mas peregrinas «argumentaciones» … En tanto Occidente no reconozca en Israel, una parte esencial de si mismo, ademas de un aliado fiable y sócio natural, seguirá cavando su própia fósa, y nada obviamente se habrá avanzado, en la resolucion del problema planteado por los árabes en médio oriente …
De Israel vendrá en todos los supuestos la «solucion» al mismo, núnca el impedimento, como absurda y obcecadamente se obstinan en repetir los de siempre …
Si «Israel cae» (que no caerá), aprestemonos todos a sufrir las consecuencias de un desastre de proporciones mayúsculas …