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| domingo diciembre 22, 2024

«Intolerancia absoluta al terrorismo»


Dani Dayán

Cuando Dani Dayán se despertó el viernes de la semana pasada en su casa en el asentamiento Maalé Shomrón en el que vive desde hace 27 años, y se enteró del asesinato del bebé palestino Ali Dawabsha en la aldea Duma – que se supone fue perpetrado por extremistas judíos – creyó que el cielo se había caído.

Entre 2007 y 2013, Dayán encabezó el Consejo YESHA, el ente representativo de las comunidades judías (asentamientos) en Judea y Samaria.

Horas después de enterarse del horror, estaba en el hospital Tel Hashomer visitando al hermano de 4 años, internado con quemaduras graves.

Esta es la entrevista que nos concedió al día siguiente.

– ¿Cómo se siente sabiendo no sólo cuál fue el resultado del atentado sino que se estima que fue obra de israelíes fanáticos?
– Este viernes fue un día desesperante. Lo que pasó fue una atrocidad de magnitud que no se puede imaginar. Y por supuesto, como israelí, como judío, siento una gran vergüenza por un hecho tan atróz de mis compatriotas.

– Además, parecería que fue perpetrado por elementos extremistas que pueden ser parte de la población que es también la suya, la residente en los asentamientos.
– Le cuento algo. El viernes fuí al hospital Tel Hashomer junto con el jefe de la oposición israelí, Itzjak Hertzog, y la ex canciller Tzipi Livni, dos oponentes ideológicos míos, a visitar al niño de 4 años palestino que está luchando por su vida con quemaduras graves. Y recordé que hace seis meses estuve exactamente en el mismo lado visitando a una pequeña vecina mía, Ayalá Shapira, con quemaduras iguales infligidas por un cocktail molotov lanzado al coche de su padre por un palestino. Y lo que pensé es que en estas cosas no hay derecha e izquierda, no hay árabes y judíos, no hay residentes de Tel Aviv y de Judea y Samaria. Hay personas decentes, con valores morales, y hay criminales. Y el deber de nosotros, las personas con conciencia moral, es hacer todo lo posible, para tener intolerancia absoluta a los perpetradores, sean palestinos o judíos.

– Es muy simbólico que hayan ido juntos, usted y los líderes de la oposición.
– Así es. Tengo un diálogo permanente con Livni, y también con Hertzog. Es un diálogo con muchas discusiones, pero permanente. Y durante la mañana hubo una conversación telefónica con Livni en la que convenimos ir juntos, precisamente, sí, por el simbolismo.

– ¿Cómo fue la visita? Había allí familiares del niño…
– Ante todo entramos nosotros tres, Hertzog, Livni y yo, a la sala donde está hospitalizado Ahmed, el niño de cuatro años; tremendo verlo lleno de vendajes. La familia cercana, recordemos, sus padres, también están luchando por su vida. Hablamos con el tío del pequeño y por supuesto dijimos que todo lo que podemos hacer de manera personal para aliviar esta situación tremenda en la que la familia se encuentra, lo haremos inmediatamente. Debo decir que el tío actuó de manera muy calma. Hablamos en realidad en ruso porque el tío es un médico que estudió medicina en Rusia y la traductora fue una enfermera originaria de la ex Unión Soviética. Así que él hablaba en ruso, nosotros en hebreo, y con la traducción. Le puedo decir que los tres salimos de la sala con lágrimas en los ojos. El tío había llegado hacía muy poco a estar con su sobrino. Estábamos todos, él por supuesto, y también nosotros, en estado de shock. Hablamos brevemente, le dijimos que toda asistencia que necesite, para que otros familiares puedan llegar al hospital, o cualquier otra cosa, que le ayudaremos. Le dejamos teléfonos. Fue corto, emocionante y muy significativo. No hablamos de política, hablamos de cosas humanas y humanitarias.

– Como habitante de un asentamiento ¿era especialmente importante para usted hacer esa visita?
– Por supuesto. Creo que nosotros, en las comunidades israelíes en Judea y Samaria, tenemos una responsabilidad especial para erradicar este mal de nuestro cuerpo. No uso ligeramente esta palabra, pero estos hechos son un cáncer en la sociedad israelí, y en la sociedad de las comunidades israelíes en Judea y Samaria. Son un cáncer que si no erradicamos rápidamente, por todos los medios – recalco, todos los medios – que están a disposición de las agencias de la ley, nos va a causar a todos, israelíes, palestinos, residentes de Tel Aviv, de Judea y Samaria, de Ramallah, daños increíbles. Tenemos que parar esta ola de maldad, de todos los lados, israelíes y palestinos, inmediatamente, forzosamente. Y sí, como habitantes de esa zona, tenemos una responsabilidad especial.

– En la práctica, si bien hubo críticas y condenas a incidentes de ataques a blancos palestinos, militares, grafittis ofensivos en monasterios y mezquitas, y otras cosas similares, la sensación es que cuando ya se capturó a los responsables, no se aplicó mano suficientemente dura ¿Cómo se ha llegado a esto?
– Para mí, la verdad, es un enigma. Hablé en innumerables ocasiones con el inspector general de la policía, con el ministro de Justicia, inclusive con el primer ministro, exigiéndoles – no sólo sugiriéndoles – que sean más efectivos en la lucha contra este tipo de crímenes. Sé que no les falta motivación. Entienden perfectamente el daño moral y práctico que estas cosas causan. Espero que en el futuro sean más efectivos, y también que los juzgados entiendan la gravedad de esta situación para que las condenas que den a estos criminales cuando son apresados, sean más duras y más largas.

– ¿Por qué hasta ahora no se ha sido suficientemente firme?
– No creo que no se ha sido suficientemente firme sino que no se ha sido suficientemente exitoso. Quizás tampoco se ha sido suficientemente competente. Espero que eso cambie en el futuro. Hay por supuesto explicaciones. Si uno se fija en las películas que se filmaron en la casa donde fue cometido el asesinato, ve que es muy difícil hacer trabajo forense, ya que enseguida llegan los vecinos, sacan fotos, pisan el lugar. Esa es una de las explicaciones técnicas. Pero no podemos conformarnos con explicaciones técnicas. Tenemos que hacer todo lo posible, realmente todo lo posible – inclusive arrestos administrativos – para que este tipo de atrocidades no vuelvan a pasar. De ningún lado, ni del lado palestino ni del lado israelí.

– ¿Diría que también en la población de los asentamientos todos tienen claro dónde está el peligro, quiénes son los elementos problemáticos?
– Por supuesto que no es una cuestión de saber en forma generalizada. Aún si se considera que en cierto lugar hay gente extremista y peligrosa, hay que llegar a ellos y no a sus vecinos. Entiendo los problemas técnicos y operativos, pero hay que hacerlo; hay que hacerlo de modo más eficaz.

– O sea ¿estaría de acuerdo que si se sabe de alguien que expresa apoyo a cualquier tipo de estas barbaridades, o por alguna actividad relacionada, y se sabe dónde está, que las autoridades vayan a detenerlo antes de que haya cometido un ataque?
– Sin ningún lugar a dudas. Estamos en la lucha contra el terrorismo y entonces hay que usar métodos que no se usan contra crímenes comunes. Inclusive métodos que en una sociedad democrática están en el límite de lo permitido y quizás un poco más para allá. Todos los países que han luchado contra el terrorismo lo han hecho. Nosotros lo hacemos contra terrorismo palestino en algunas ocasiones. Hay que hacerlo también – y se hace, pero hay que hacerlo más – contra el terrorismo judío, porque la situación a la que nos despertamos el viernes a la mañana, es algo que ya pasó una línea roja.

– Tuve la sensación este viernes, aunque en muchas el tono, la firmeza, la insistencia en las condenas, fue tal que la sensación era que la plana mayor entendió que desde ahora empieza otra etapa. ¿Es así?
– Quiero creer que será así. Haré todo lo posible, con quien hablo y tengo influencia a nivel de policía, justicia, política y de la sociedad civil, para que así sea, que este sea un punto que cambie la modalidad con que se toma este tipo de crímenes. Ruego a Dios que la fatalidad de este pequeñito palestino asesinado, por lo menos cambie algo para que sea el último.

– Usted no es una persona observante. ¿Qué rol considera que cumplen sus pares del liderazgo de la población judía en los asentamientos, que sí son religiosos? Es que en algunos casos, el problema de jóvenes extremistas, viene de los rabinos a los que siguen…
– No creo que sea una cuestión de gente religiosa o laica. Creo que es una cuestión de ética, que la comparten todos, religiosos y laicos. Sí; quizás hay hoy un tipo de crisis de liderazgo en nuestras comunidades. Los líderes de la primera generación en la cual formamos nuestras comunidades, que eran quizás más carismáticos y decididos y con más espíritu de lucha, de alguna manera cambiaron por burócratas. Pero espero que el liderazgo actual de nuestras comunidades, avance y se eleve al nivel necesario para tomar las decisiones y luchar contra estas atrocidades.

– Aunque sí hay cuestiones de ética que unen a religiosos y laicos, por otro lado sí está el fenómeno de algunos sectores religiosos de enfoque fundamentalista, convencidos de que los derechos son sólo del lado judío. Siendo usted una persona secular, que reside en un asentamiento ¿diría que esto es un fenómeno peligroso, si se lleva a los extremos?
– Somos una sociedad democrática. Uno puede encontrar un rabino para cada ideología, como un experto militar para cada estrategia que quieras adoptar. Toda la gama existe. Por supuesto que en una sociedad como la israelí, de más de 8 millones de personas, y en la comunidad de Judea y Samaria de más de 400 mil personas, tenemos también nuestros grupos de lunáticos. Sin ninguna duda. Y cuando los lunáticos pasan a tomar en sus manos los hechos, entonces hay que tomarlos con mucha seriedad.

– ¿Se puede maniobrar entre la necesidad de combatir a los terroristas del lado israelí sin bajar la guardia ante el terrorismo del lado palestino?
– No tenemos más remedio que hacerlo. La lucha contra el terrorismo debe ser contra los dos tipos, y quizás una puede complementar la otra. No son contradictorias.

 
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