La guerra librada en Gaza el verano pasado concluyó con una mayoría de palestinos que proclamaba entusiasta que había obtenido una aplastante victoria, y con la mayoría de los israelíes descontenta por lo poco que se había logrado. Pero, sin embargo, cuando falta poco para que se cumpla un año, emerge una imagen más realista: Hamás, al menos, no se engaña respecto a quién ganó y quién perdió. De hecho, según dos informes independientes aparecidos la semana pasada, el Movimiento de Resistencia Islámico (el nombre completo de Hamás) admitió recientemente que no puede permitirse otro episodio deresistencia como ése en un futuro inmediato.
El diario árabe Al Hayat, con sede en Londres, citaba fuentes gazatíes que habrían declarado queno es concebible una nueva guerra, a menos que Hamás adquiera misiles antiaéreos. Y aunque las fuentes no lo dijeran, es algo que no va a suceder a corto plazo, gracias a la actuación de Egipto contra el contrabando de armas entre el Sinaí y Gaza.
Las fuentes achacaban esta decisión al, según ellas, elevado número de víctimas civilesprovocado por los bombardeos aéreos israelíes. Afirman que Hamás estaba sorprendido por la decisión israelí de atacar a miembros de su brazo militar aunque se ocultaran entre los civiles. Pero es una explicación falaz, aunque uno se crea el argumento del elevado número de víctimas civiles (cosa que yo no hago), porque, según Hamás, esas víctimas comenzaron a producirse ya el primer día de la guerra. Entonces, si eso realmente les hubiera preocupado, no habrían rechazado o violado al menos 11 altos el fuego antes de aceptar por fin una tregua incondicional en el 50º día de guerra. Y su pretensión de que no se dieron cuenta hasta los últimos días sólo sería creíble si todas sus afirmaciones sobre el elevado número de víctimas civiles durante las semanas precedentes fueran falsas.
Por tanto, sospecho que la explicación que dieron a Haaretz altos cargos de Hamás se ajusta más a la realidad. Ellos también dijeron que el movimiento no pretende iniciar una nueva guerra a menos que encuentre una forma de neutralizar la superioridad aérea israelí. Pero también mencionaron el hecho de que la guerra acabó sin que se lograra nada.
Durante la contienda, Hamás prometió a los suyos que, aunque estuvieran sufriendo, valdría la pena: la comunidad internacional reconstruiría sus casas y concedería grandes ayudas al desarrollo; se abrirían de par en par las fronteras de Gaza con Israel y Egipto y la Franja conseguiría tener un aeropuerto y un puerto. Pero en la práctica nada de eso ha sucedido.
La ayuda internacional en gran parte no se ha materializado y, como muestra una reciente encuesta, los gazatíes acusan de ello sobre todo a Hamás. Las tareas de reconstrucción apenas han comenzado. La frontera egipcia sigue cerrada a cal y canto. No hay puerto ni aeropuerto a la vista. El bloqueo naval israelí sigue activo. De hecho, el único cambio positivo ha sido una modesta disminución de las restricciones en la frontera terrestre con Israel. Y eso no basta para justificar la devastación causada en Gaza por la guerra.
Lo impopular que se ha vuelto la idea de otra guerra queda de manifiesto en otro aspecto revelado por la mencionada encuesta: aunque un arrollador 84% de los gazatíes apoya en principio la lucha armada contra Israel, un porcentaje prácticamente idéntico (el 83%) quiere que Hamás mantenga el alto el fuego con Israel tanto en Gaza como en la Margen Occidental. Allí, un 56% apoya en principio la lucha armada y un 74% quiere que Hamás mantenga el alto el fuego en ambas zonas.
Naturalmente, Hamás insiste en que no fue derrotado; sólo está cambiando de táctica. Fuentes de Al Hayat afirman que el grupo se centrará a partir de ahora en ataques terroristas desde la Margen Occidental, pero eso difícilmente supone una gran amenaza: la mayoría de los intentos del grupo islamista de cometer grandes ataques desde allí en los últimos años se han quedado en nada, porque, al suponer un peligro tanto para Israel como para la Autoridad Palestina, sus agentes se han visto sometidos a una incesante presión por parte de ambos. Las fuentes deHaaretz dicen que los recientes éxitos diplomáticos de Hamás (su líder fue invitado recientemente a Riad y a Moscú) lo han convencido de centrarse por ahora en la diplomacia. Pero eso podría acabar siendo una ganancia para Israel: la reunión en Riad ya ha hecho estallar una crisis entre Hamás e Irán, que es un patrocinador mucho más peligroso desde el punto de vista israelí.
En resumen, pese a estas concesiones al orgullo de Hamás, la organización que declaró haber obtenido una gran victoria hace un año ahora está reconociendo en la práctica que sufrió una derrota masiva. Y eso son buenas noticias para Israel, para los palestinos y para cualquiera al que le importe evitar la muerte y la destrucción en ambos bandos.
© Versión original (en inglés): Commentary
© Versión en español: Revista El Medio
Lo malo no es que la perdió sino que dejó destruir lo que habia costado tanto de contruir gracias a la buena voluntad de la UE, ONU y demas.
Y sobre todo las perdidas humanas.
Él junto con Hamas son los únicos responsables.
Son una causa perdida!!!