Un buen judío

(UMIT BEKTAS/Reuters)

Sin duda alguna son muchos los que han oído, aunque sea en el cine y mal citada en ‘La lista de Schindler’ , la más conocida cita del Talmud: «Quien salva una vida es como si salvara el universo entero». Steve Maman posiblemente haya estudiado a fondo el citado libro, en todas las fotos de su perfil de Facebook la kipá cubre su cabeza, lo que nos dice que es un judío creyente. Y ese hebreo religioso es el que decidió salvar no un universo entero, sino muchos de ellos, liberando de las garras del terrorista Estado Islámico a más de un centenar de niñas y mujeres tanto cristianas como yazidíes.

Su condición de judío devoto es posible que haya influido en su decisión de ayudar a liberar a aquellas niñas y mujeres, aunque sea pagando un rescate por cada una de ellas. En España, el único gran acto en apoyo a los cristianos perseguidos de Oriente Medio tuvo lugar en la Sinagoga de Madrid.

No es casualidad. Lo que viven las minorías cristiana y yazidí es lo más parecido que existe a la experiencia de discriminación, matanzas y genocidio que ha sufrido el pueblo judío a lo largo de la historia. Tal vez por eso los hebreos son especialmente sensibles a lo que ocurre en el territorio dominado por el IS.

Pero para algunos Maman es condenable tan sólo por ser judío, aunque por el momento no lo hayan dicho. En España, el festival Rototom Sunsplash ha cancelado la actuación del cantante Matisyahu por tener la misma religión que Maman. Los incitadores del boicot y los organizadores del festival entienden que el mero hecho de ser hebreo le convierte en sospechoso enemigo de la paz. Es antisemitismo en estado puro. Mientras tanto, hay quien sigue empeñado en salvar universos enteros