En su infancia fue bautizado y pensó incluso en llegar a cardenal, pero tras cincuenta años de carrera Abe Foxman se ha convertido en uno de los judíos más influyentes del planeta.
Foxman, que vivió de niño la Shoá en sus propias carnes junto a sus padres, trabajó medio siglo en la Liga Antidifamación (ADL), que presidió durante casi treinta.
Ahora, a punto de retirarse, cuenta su experiencia representando a los judíos de Estados Unidos ante nueve presidentes norteamericanos.
En uno de nuestros encuentros en Nueva York, pude escuchar como el jefe del Estado Mayor del ejército norteamericano primero y luego el responsable de Defensa le llamaban para excusarse por una foto difundida por soldados norteamericanos posando con una cruz gamada.
El mítico dirigente judío señala a La Vanguardia que, según varios estudios, 40 millones de estadounidenses son antisemitas. Aunque en Europa es peor: “¿Hace 50 años alguien se imaginaria que en el 2015 los judíos en Europa se preguntarían si pueden seguir viviendo en ese continente? ¿Alguien se imaginaría que aún tendríamos que luchar por derechos como la circuncisión o las leyes dietéticas del kashrut?”
“Hace 50 años hubo tres previsiones que no se realizaron. Primero, que no habría más judíos. El Time y el Newsweek estaban llenos de historias y portadas vaticinando la desaparición de los judíos, y aquí estamos nosotros más activos que nunca. Segundo, que no habría más antisemitismo. La gente se imaginó que la Shoá concluiría con el antisemitismo para siempre, y se equivocaron: desde el Holocausto, nunca el antisemitismo ha sido tan fuerte. Por último, la mayoría de la gente se creía que Israel sería un Estado normal aceptado por la comunidad internacional como cualquier otro estado. Se equivocaron en todo”, sentencia Foxman.
Al ex presidente de la ADL le preocupa la erosión de la legitimidad internacional de Israel 67 años después de su fundación. Según él, no se trata de un peligro existencial, pero sí de un desgaste continuo en su posición moral y legal y en un esfuerzo incesante de algunos por transformarlo en un estado rechazado. “Todo Estado tiene derecho a defenderse a sí mismo, sólo Israel debe luchar por su autodefensa. Israel es el único Estado del mundo que no puede decir: ‘Esta es nuestra capital’. Y eso es puesto en duda incluso por su mejor amigo, Estados Unidos. En el pasado, lo que los fieles de otras religiones podían hacer, los judíos lo tenían prohibido. Hoy, lo que todo Estado puede hacer, Israel no puede. Yo sé que dejo mucho trabajo para la próxima generación”, concluye.
Cuando le preguntamos por el origen del antisemitismo, Foxman afirma sin titubear: “Celos”. Y explica: “Ellos ven el éxito de los judíos del mundo igual que en la edad media creían que los judíos lo controlaban todo: los bancos, las finanzas, el gobierno”. Cuando le pregunto si realmente los judíos son más inteligentes que otros, Foxman contesta: “Algunos lo dicen, citando por ejemplo la enorme cantidad de premios Nobel. Yo creo que simplemente los judíos están más motivados. La educación es parte de nuestra cultura desde siempre y eso parte de nuestro bagaje. Si tú perteneces a un pueblo que no puede trabajar la tierra y que no puede ser carpintero, te dedicas al estudio. Por eso casi no hay analfabetismo en la historia judía. Desarrollas habilidades totalmente diferentes”.
La historia de Foxman recuerda un guión de Hollywood. Bebé judío nacido en Polonia en 1940, huyó de los nazis con sus padres y su niñera dirección oeste. Finalmente fueron arrestados por el ejército alemán. Cuando los judíos recibieron la orden de recluirse en el gueto, la niñera –que era católica– propuso quedarse con Abe, un bebe de quince meses, y afirmó: “Todo durará unos días, quizás un par de semanas, y ustedes volverán a recogerle”. Pero la ausencia de los padres se prolongó mucho más, hasta que Abe cumplió cinco años. El niño fue bautizado y educado como cualquier otro chico católico. “Ella me cuidó y me protegió durante cuatro largos años de la guerra. Íbamos continuamente a la iglesia y yo rezaba todas las noches antes de dormir. Me acuerdo incluso de que escupía a los judíos en la calle”, recuerda.
Sus padres sobrevivieron de milagro y cuando intentaron recuperarle, la niñera les contestó: “Yo le salvé la vida, él me pertenece, así como a la Iglesia católica”. Luego intentó entregar al padre de Abe y dijo a los soviéticos que él había colaborado con los alemanes. Su padre fue arrestado e interrogado, pero finalmente le dejaron marchar. Un par de semanas después le acusó de robar en la fábrica en la que trabajaba y volvió a ser detenido y posteriormente liberado. A la tercera, trajo al KGB y, tras volver a encarcelar al padre, le dijeron: “No tenemos tiempo para estos juegos. Ustedes deben ir al tribunal, que los jueces decidan quién se quedará con la custodia del niño”. El abogado de la niñera quería que le preguntasen a Abe, pero el juez sentenció que era demasiado joven para valorar lo que era mejor para él.
“Lo increíble es que si me hubieran preguntado a mí, que estaba a punto de cumplir seis años, seguramente no estaría aquí hoy en día. Me hubiese quedado con mi niñera y quizás hoy en día fuese un sacerdote o un cardenal, quién sabe”, asegura Foxman, que a su vez confiesa que la niñera que le salvó aún es parte de su vida: “Muchas veces viene a mí en mis sueños, sueño con mis padres y sueño con ella”.
Después de la guerra, cuando ya se encontraba con sus padres, y antes de partir de Europa oriental –a Palestina primero y a EE.UU. después–, el pequeño Abe volvió a casa llorando diciendo a su madre: “Mama me han insultado, me han llamado zyd (judío)”. “Curiosamente, toda mi vida luché contra el antisemitismo y los prejuicios. Así fue como llegué a la ADL, una organización creada en 1913”. En el 2008, por ejemplo, la organización de Foxman entregó al FBI información que llevó al arresto de dos neonazis que planificaban asesinar al entonces candidato a la presidencia Barack Obama.
Foxman habló también de forma fluida y constante con todos los líderes israelíes en las últimas décadas. En su opinión, Israel debe resolver el problema con los palestinos por su propio interés. Por su propio futuro, no porque la paz vaya a reducir en nada el antisemitismo. “Los antisemitas no necesitan hechos. Hasta 1967 no hubo asentamientos y créeme que había muchísimo antisemitismo, incluso en Estados Unidos. La solución del problema palestino sacará algunos pretextos a los antisemitas, pero ya encontrarán otros”.
En opinión del líder judío norteamericano, “la próxima administración norteamericana tendrá que enfrentarse con la confusión actual de Oriente Medio y la importancia de Israel para EE.UU. será mayor que ahora”.
En alguna ocasión, el ADL publicó en periódicos como The New
York Times grandes anuncios advirtiendo de los peligros de la islamofobia, especialmente después del 11-S. “No se lucha contra el odio con odio”, rezaba el eslogan. Sin embargo, Foxman subraya ahora que el número de incidentes antisemitas es diez veces superior al de ataques islamófobos. Sólo en el año 2014 hubo 912 incidentes antisemitas en Estados Unidos, un 21% más que el año anterior. “Y esto es en el país más amigo de los judíos. ¿Ahora entiendes mi preocupación?”.
Cuando le preguntamos dónde estará el pueblo judío dentro de cincuenta años, Foxman contesta: “Quién sabe, ya has visto lo que pasó con las previsiones de hace cincuenta años. Yo soy un optimista. Cuando veo las encuestas que indican que un 85% de los israelíes creen que viven en el mejor lugar del mundo pienso que es un milagro. No será fácil, pero akol yihyeh beseder (todo irá bien)”, dice sonriendo.
cada vez es mas fuerte si y lo disfrazan de antisionismo perdon no es lo mismo?