Si Israel desapareciera como consecuencia de la brutal fuerza ejercida por sus muchos enemigos, el mundo occidental en el que vivimos dejaría de existir tal y como lo conocemos. Somos testigos de una época en la que el radicalismo y el antisemitismo van en aumento incluso en lugares donde antes no existían. En realidad, tratar de deslegitimar a Israel, instar a un boicot contra todo lo que procede de él y criticar toda decisión y actuación del Gobierno de Jerusalén se ha convertido en la nueva tendencia para muchos dirigentes, estudiosos, universidades y organizaciones internacionales.
Juzgar a Israel según unos criterios que no sólo son imposibles de cumplir, sino que no se aplican al resto de naciones, no debería considerarse normal. Al contrario: cuando pedimos a Israel que no responda a los ataques de grupos terroristas, en realidad estamos desarmándonos al renunciar a la idea de legítima defensa propia; cuando pedimos a las empresas que abandonen Israel nos estamos privando de las numerosas innovaciones punteras que dan lugar a nuestros productos y procesos actuales; cuando consideramos que el proceso de paz es el elemento central de todos los problemas de la región estamos cerrando los ojos ante los numerosos conflictos que asuelan actualmente el mundo árabe y ante las amenazas a nuestra seguridad procedentes de Oriente Medio; cuando presentamos a Israel como un país sangriento y violento estamos negando el hecho de que, pese a todas las dificultades, es tierra de oportunidades y prosperidad.
Israel no sólo forma parte del mundo occidental, pese a estar situado en Oriente Medio; es parte indispensable y vital de nuestra civilización. Dejemos de lado nuestras raíces históricas comunes, la obligación moral de conceder y apoyar un Estado para el pueblo judío, los miles de años de relación entre el pueblo judío y el territorio en el que habita actualmente; consideremos tan sólo los numerosos beneficios de los que nosotros, el resto de Occidente y el mundo entero, disfrutamos gracias a Israel. Aunque esté rodeado de verdaderos enemigos y sea atacado por ellos, el ingenio israelí ha dado como fruto soluciones técnicas y científicas para muchos de nuestros problemas, desde el tratamiento de aguas a la mensajería instantánea, la atención médica o la lucha antiterrorista.
Permitir que los que pretenden deslegitimar a Israel difundan libremente su mensaje no sólo es inmoral, sino equivocado y, ante todo, supone un error estratégico de primer orden. Israel es la única democracia verdadera de la región; la única nación estable entre Marruecos y Pakistán y nuestra única esperanza de poder influir positivamente en los acontecimientos de esa zona. No sólo se ha convertido en el laboratorio de muchas de nuestras innovaciones; es el think tankmundial que nos permite comprender de manera realista lo que sucede en la región, y debería ser nuestro mejor instrumento para garantizar un Oriente Medio pacífico y próspero en el futuro.
Este informe, elaborado en un momento muy turbulento, es el resultado de nuestras convicciones. Nosotros, los miembros de la Friends of Israel Initiative, creemos en Israel, vemos en él un país lleno de promesas y una democracia con las virtudes y defectos de cualquier otra. Sin embargo, también vemos cómo crece la lista de ataques contra Israel. Los ejércitos enemigos han sido sustituidos por unas organizaciones terroristas no peor armadas, y a la guerra convencional se han sumado la guerra legal y el abuso indiscriminado de normas y organizaciones internacionales contrarias a Israel.
Deseamos cambiar la percepción que muchos tienen de Israel. A veces ésta se debe a falta de información; otras es consecuencia de las opiniones extremadamente sesgadas de los medios de comunicación. Queremos introducir algo de razón cuando se habla de Israel, y por eso este informe subraya los numerosos aspectos positivos de un país dinámico, vibrante y prometedor, aunque no por ello omite ciertas cuestiones controvertidas.
En cualquier caso, lo que deseamos es que el lector sea consciente del efecto positivo de tener a Israel, un Israel fuerte, de nuestro lado. Que Israel esté seguro significa más seguridad para nosotros; que sea próspero nos enriquece a todos. Creer lo contrario es simplemente erróneo, como demuestra este informe de manera clara y simple.
Nota de la Redacción: este texto es una traducción del prólogo de José María Aznar a Israel: A Vital Asset of the West, de Rafael L. Bardají, Thomas Steiner y Elías Cohen, publicado por laFriends of Israel Initiative.
Cada vez son mas las personalidades politicas y los analistas internacionales, que observan a Israel, como un activo politico para Occidente, ante el avance del radicalismo islámico, cuyo dique de contencion hacia Europa, se situa precisamente en las fronteras misma del Estado de Israel …
Lo cierto es que cualquier lectura desapasionada de la actual situacion en medio oriente, llevariá inevitablemente a quienes a ella se libraran, a hacer suyo ese principio, desechando por inservibles, los recelos y prejuicios a los que el viejo Continente se ha venido absurdamente aferrando en relacion a Israel, y que solo han contribuido a reforzar a sus enemigos naturales, como por historia han venido siendo siempre los musulmanes …
Jose Maria Aznar, aboga en foros internacionales, por los derechos que asisten al Estado de Israel, frente a aquellos que se proponen deslegitimarlos y conculcarlos, al tiempo que advierte a Occidente, de los cóstes que supondriá una deriva de esa naturaleza, y acerca de la imperiosa necesidad de unir esfuerzos para desactivar un peligro comun, que presume inminente …
Israel es por historia, valores, principios democraticos e intereses, sócio natural de Europa, una obviedad que persiste asombrosamente sin serlo para muchos (demasiados) todavia …