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| domingo noviembre 24, 2024

El GPS sin rumbo a Oslo

Los acuerdos firmados hace 23 años en la capital Noruega, aunque moribundos, sostienen la relación entre palestinos e israelíes


Judíos ultraortodoxos velan el cadáver de un familiar asesinado este sábado en la Ciudad Vieja de Jerusalén por un palestino. RONEN ZVULUNREUTERS

El conflicto israelopalestino ha conocido muchas semanas sangrientas como la culminada ayer y marcada por violencia en el terreno, guerra de discursos en la ONU y el nombre de una ciudad repetida hasta la saciedad. No se trata de la disputada, santa y caliente Jerusalén, sino de la fría y lejana Oslo. El lugar donde en la sombra se cosió la ‘Hoja de Ruta’ del histórico contencioso. Un GPS que aún no halla destino.

¿Acabará el presidente palestino, Abu Mazen, con lo que queda de los Acuerdos de Oslo como advirtió en la Asamblea General de la ONU? ¿Qué consecuencias tendría?

Vaya por delante que la mayoría de analistas palestinos e israelíes creen que Abu Mazen no se apresurará a enterrar ya mismo unos acuerdos que, aunque moribundos, sostienen la relación con Israel. «El ‘rais’ no suspendió los acuerdos, sino que estableció una nueva fase con un principio: si Israel sigue sin cumplir los acuerdos, nosotros tampoco los cumpliremos», revelan fuentes de la Mukata en Ramala.

Si el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) se desliga de los acuerdos firmados en 1993 por Yasir Arafat, se divisa un abanico de escenarios. La ‘Escala Abu Mazen’ indica la intensidad sísmica que va de un pequeño temblor a un terremoto imprevisible.

El paso menos traumático sería anular las comisiones conjuntas con Israel que tratan asuntos como electricidad, agua o medio ambiente.

Si desea elevar el órdago, podría desentenderse de los Protocolos de Parísfirmados el 29 de abril de 1994 como resultado del proceso de Oslo para regular la relación económica. Hace tiempo que Abu Mazen exige actualizarlos. «Lo que valía antes, ahora es injusto y no vale. Contienen restricciones que afectan a la economía palestina e impide su desarrollo», apunta. El siguiente escenario es tan temido por EEUU como deseado por el grupo integrista Hamas: el fin de la cooperación en materia de seguridad entre Israel y la ANP. «Es tabú», solía responder Abu Mazen cada vez que desde Al Fatah le pedían romper la coordinación de sus fuerzas de seguridad (básicamente intercambio de información) con las de Israel.

Aunque no lo reconozcan, la ANP e Israel saldrían dañados. Los israelíes perderían un importante aliado en la lucha antiterrorista y en el intento de evitar otra Intifada. En más de una ocasión, las fuerzas palestinas han evitado ataques antiisraelíesaprovechando su mejor información en Cisjordania. Abu Mazen recibiría el aplauso inmediato de sectores en casa que le acusan de «colaboracionista», pero se quedaría sin un poderoso escudo ante una posible toma de control de Hamas en Cisjordania.

El escenario más radical en la ‘Escala Abu Mazen’ es cerrar la tienda llamada ANP y entregar las llaves a Israel. Aunque no de forma tan explícita, Abu Mazen lo avanzó en la ONU: «Israel debe asumir sus responsabilidades como poder ocupante porque el ‘statu quo’ no puede continuar«.

La ANP es una criatura nacida en Oslo con carácter temporal que posibilitó el control y Gobierno autónomo palestino. Veintitrés años despúes de la firma, es todo menos temporal. Abu Mazen recauda impuestos, paga a los funcionarios, dispone de organismos de seguridad, Sanidad, Educación, Justicia, una selección de fútbol e incluso la bandera de Palestina izada en la ONU que le reconoció como Estado observador. Pero el camino a la independencia es cada vez más largo. «Israel no ayudará a Abu Mazen a desmantelar la ANP para tener que responsabilizarse completamente de dos millones y medio de palestinos en Cisjordania», escribe el periodista Jack Khoury (‘Haaretz’) en alusión a una no deseada vuelta israelí al papel de ‘gobernador’.

El ministro israelí Zeev Elkin no se preocupa: «Abu Mazen lleva años amenazando con dimitir y desmantelar la Autoridad Palestina. No hay que darle demasiada importancia. Sólo le pido que deje de incitar a la violencia y condene los ataques terroristas».

Para el liderazgo palestino, «Oslo consolidó la ocupación y multiplicó la colonización ilegal en nuestras tierras». Para muchos ministros israelíes, «Oslotrajo al terrorista Arafat y los sangrientos atentados palestinos». Criticados por israelíes y palestinos, al menos Oslo consigue ponerlos de acuerdo en algo.

http://www.elmundo.es/internacional/2015/10/05/56116e3f46163fd93c8b4587.html

 

 
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