La última semana (de Sucot 2015) estuvo marcada por los ataques terroristas y disturbios en Jerusalén y Cisjordania, mientras que en el transfondo, vemos fuego de cohetes desde Gaza y brotes de protestas entre los árabes israelíes. La sensación de desorden y de violencia está tratando de ser conceptualizada por muchos con el término conocido – Intifada. Pero el concepto de “Tercera Intifada” no caracteriza con precisión el contexto actual de los acontecimientos y, por lo tanto, no es el concepto adecuado para definir lo que sucede. Las exigencias de la realidad actual nos obligan a reconocer los patrones únicos del fenómeno y formular respuestas pertinentes.
Observamos una multitud de sistemas que influyen a la arena palestina – Jerusalén, Judea, Samaria, la Franja de Gaza y los sistemas regionales e internacionales, alimentan y motivan distintas fuerzas, siendo que también éstas se realimentan mutuamente. La característica dominante de los distintos sistemas palestinos es el terror, la violencia y la fricción proactiva contra las fuerzas de seguridad de Israel. La lucha en pos del Monte del Templo y por Jerusalén es impulsada por el temor palestino, que es sustentada por una incitación permanente desde la Autoridad Palestina y la rama norte del Movimiento Islámico, de una intención israelí, aparente, para cambiar el status quo en el sitio. La campaña militar en Cisjordania se caracteriza, principalmente, por las acciones de individuos, y se deriva de una sensación de desesperación y falta de esperanza, que proviene de la debilidad de la Autoridad Palestina y del movimiento Fatah y por la crisis de legitimidad y de liderazgo a la que se ven sometidos. Todo esto nos indica un cambio en el estatus de Mahmud Abbas que se ve reflejado en su discurso poco educado en la Asamblea General de la ONU, en donde expresó su disposición a asumir riesgos, creyendo en su capacidad de controlar el ritmo de los acontecimientos y de los distintos pasos de una escalada, y en su consiguiente negativa a condenar los ataques asesinos en Cisjordania y Jerusalén. Cuando se dio cuenta de que estaba “cabalgando en la espalda del tigre” se apresuró a pedir el fin de la violencia. A esto hay que añadirle la continua crisis en la que se encuentra Hamás, el mismo que llevó a los palestinos de la Franja de Gaza al conflicto conocido como “Margen Protector”.
Entre todos los sistemas palestinos hay una dinámica de inspiración mutua, siendo que la lucha nacional y la lucha religiosa están entrelazadas. La decepción es multidimensional y nace de la sensación de falta de salida ante la difícil situación en la que se encuentra el pueblo palestino y que es intensificada por los propios palestinos, gracias a la incitación continua y por la ausencia de una respuesta digna de la dirigencia institucionalizada, y también por la conciencia del deseo de luchar – a pesar de que, en este punto, y por lo general se manifiesta en las acciones de individuos en lugar de la actividad organizada y por acciones organizadas.
Las fuerzas de seguridad palestinas viven dentro de su pueblo y comprenden la debilidad de la Autoridad Palestina. Ellos, que sienten también la agitación regional, no muestran mucha determinación para someter las muestras de violencia y el terrorismo. Este comportamiento, junto con el fracaso de la OLP/Autoridad Palestina y de Hamás – cada uno de estos cuerpos de acuerdo a sus formas de actuar – para mejorar la situación nacional y personal de los palestinos, sugiere la aparición de fenómenos turbulentos y peligrosos y puede ser que sea ésta una prueba más del colapso de la Autoridad Palestina y de su gobierno.
En este momento, los ataques de apuñalamiento y atropellos los llevan a cabo “terroristas individuales” mientras que los tiroteos ocurren generalmente por una organización local siendo que la mayoría de la población palestina no está involucrada en este proceso de escalada. Las masas no salen a las calles y no estamos viviendo un levantamiento popular – Intifada. Esta tendencia indica una transición de la lógica de las operaciones institucionalizadas a la lógica de las acciones individuales, locales y descentralizadas, basadas en la idea de que la angustia merece una respuesta independiente, privada o local. Esto ha creado el fenómeno de actividades en varios frentes, a gran escala, un proceso similar a la desintegración de los estados que ha experimentado el Medio Oriente durante los últimos años. Es posible que este fenómeno también haya llegado a la arena palestina.
Recomendaciones Políticas
Las recomendaciones se pueden clasificar en dos tipos de esfuerzos: los esfuerzos para una estabilización en el corto plazo, que son políticas orientadas hacia la seguridad o medidas policiales… Y los esfuerzos, a largo plazo, que son de naturaleza política. Los esfuerzos se deben ejecutar en tres escenarios: Jerusalén, Judea-Samaria y la Franja de Gaza.
En el plazo inmediato, debemos actuar para alejar a los provocadores del Monte del Templo y estabilizar la explanada junto a los funcionarios jordanos del Waqf, preparándose para imponer medidas de filtración y un control más riguroso tras la reapertura del Monte del Templo. Al mismo tiempo, se debe aislar la zona del casco antiguo de Jerusalén y ejecutar medios de detección y control estricto para la entrada de personas hacia el interior del espacio. Junto a esto, es necesario realizar un esfuerzo especial para monitorear sistemáticamente las redes sociales con el fin de detectar a los activistas antes de tiempo, las tendencias e intenciones, y desarrollar capacidades para prevenir e interrumpir el flujo de información en las redes sociales. La actividad en el Monte del Templo se debe coordinar con la familia real jordana y acompañarla con un programa de esclarecimiento. Los mismos esfuerzos de coordinación se deben hacer con Egipto por la Franja de Gaza. La reconstrucción de la Franja de Gaza debe realizarse antes que Israel sufra las consecuencias del colapso de la infraestructura en la región y esto es un interés vital israelí.
Es recomendable actuar para traer delegaciones del personal diplomático de las embajadas y de las organizaciones internacionales que operan en el país para que suban al Monte del Templo. Esto, a fin de permitir una estrecha impresión de lo que está sucediendo y para aclarar la posición y la política de Israel en mantener el status quo en el lugar. También, es necesario tener en cuenta que estos sucesos de violencia, en este lugar, van a ser utilizados por los promotores de la deslegitimación contra Israel y los activistas del BDS y, por lo tanto, hay que prepararse en consecuencia.
Al mismo tiempo, se deben ejecutar todos los esfuerzos posibles para evitar provocaciones, tanto de los musulmanes y por parte de los extremistas judíos, que contribuye a la escalada en el Monte del Templo. Es importante esforzarse por aplicar la ley contra de la delincuencia nacionalista anti-religiosa de ciudadanos de Israel, como parte de un esfuerzo para reducir la presión y aliviar la creciente dimensión religiosa del conflicto.
A largo plazo, el gobierno israelí debe actuar para mejorar las condiciones de vida en el este de Jerusalén, para reducir la frustración de la población abandonada en la ciudad y para mejorar la difícil situación de los jóvenes desempleados, un grupo de personas que es fácil de incitar y excitar que son la base para la violencia y el terror. Paralelamente a la presencia policial en Jerusalén Este, se debe mejorar el nivel de los servicios a la población palestina de la ciudad y reducir el daño que sufren debido a la tensa situación en la zona.
En Cisjordania, Israel debe seguir garantizando la coordinación en tema de seguridad con los servicios de seguridad palestinos e introducir exigencias claras para el tratamiento de los que participan en terror y violencia en los territorios palestinos. Junto a estos esfuerzos de coordinación, Israel debe intensificar la lucha contra elementos terroristas en territorios de la Autoridad Palestina. También es importante permitir la continuación del paso de trabajadores en Israel, recientemente aprobada, en lugar de detener la flexibilización de movimiento y el comercio con los palestinos. Presionar arbitrariamente a toda la población palestina no servirá a los intereses de seguridad de Israel y es probable que aumente el número de puntos de fricción.
Los esfuerzos para diseñar la situación, a largo plazo, debe basarse en la suposición que Abbas – a causa de la crisis de liderazgo y de la lucha por el poder entre Fatah y Hamas y dentro de la propia Fatah sumado a la pérdida de legitimidad de su gobierno – continuará apegándose a la lucha política contra Israel, no sólo en las instituciones internacionales, sino también en el terreno mismo, hasta el punto de ejecutar una “política de ir hasta el final”. Por lo tanto, Israel debe formular respuestas a diversos escenarios de “pérdida de la gobernabilidad” de la Autoridad Palestina – a un escenario extremo que Israel quiere evitar – que es el colapso de la Autoridad Palestina y un regreso al control total israelí sobre todo el territorio y el pueblo palestino. Por ahora, la amenaza de Abbas de “devolver las llaves”, es decir, desmantelar la Autoridad Palestina, no se realizó, pero es posible que se cumpla como consecuencia de la escalada actual.
En referencia a esto, hay que pensar también en el día después de Abbas, ya sea en términos de… “¿Quién será el heredero?”, o también en términos de la desintegración continua del gobierno palestino debido a las luchas por la herencia y por la falta de liderazgo, junto con el aumento de los centros de poder locales. El escenario de la caída de Abbas del escenario, aunque puede demorarse, puede ser el resultado de lo que está sucediendo.
Junto con todo esto, se recomienda que el gobierno israelí formule iniciativas políticas para cambiar la situación en Cisjordania, en vistas a una falta de posibilidades de lograr un acuerdo permanente. Hay que presentar una serie de escenarios – desde arreglos momentáneos, vías medidas independientes para llegar a una situación de dos estados para dos pueblos, pasando por las nuevas/viejas ideas como un fideicomiso en los territorios palestinos (tal vez dirigido este estado por estados árabes pragmáticos). Es importante tratar de sacar provecho de la crisis de los refugiados en Siria para integrar soluciones para la rehabilitación de los refugiados palestinos como parte de los esfuerzos internacionales, cuya finalidad será la de aliviar la crisis de todos los refugiados en el Medio Oriente.
De hecho, vivimos una etapa que no es una Intifada en el sentido habitual, pero si una escalada acompañada de la desintegración del orden institucional de la Autoridad Palestina, que está plantando las semillas del deterioro y la pérdida de control. Por lo tanto, ésta requiere una respuesta israelí directa e indirecta, inmediata y permanente, pública y no declarada.
Es importante destacar que un aumento en la fricción entre los palestinos y las fuerzas de seguridad israelíes, junto con los intentos de subversión del Hamas contra la Autoridad Palestina y la crisis de liderazgo y el funcionamiento de la Autoridad Palestina, podría escalar aún más la violencia. Un aumento en el número de jóvenes palestinos, desempleados y la falta de educación envalentona la violencia y también contribuye a la presente escalada. Por lo tanto, junto con el esfuerzo militar para evitar la escalada (con la aspiración de que ésta se realice en coordinación con los funcionarios de seguridad palestinos), el Gobierno de Israel debería abstenerse de realizar acciones que se interpreten como un castigo colectivo contra la población palestina.
Al mismo tiempo, el Gobierno de Israel debe abstenerse de engañar al público israelí, en el sentido que ellos pueden lograr un cese total del terrorismo. Con toda la dificultad existente en el tema, el público israelí debe comprender el significado de la gestión de conflictos en las circunstancias actuales, en un contexto de escalada de violencia regido por una inspiración religiosa palestina y en el marco de un espíritu de agitación regional.
Salmo 122 6-9
Pidamos por la paz de Jerusalén: Que vivan en paz los que te aman.
Que haya paz dentro de tus murallas, seguridad en tus fortalezas.
Y ahora, por mis hermanos y por mis amigos te digo: ¡Deseo que tengas paz!
Por la casa del Señor nuestro Dios procuraré tu bienestar.