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| domingo noviembre 24, 2024

La desesperada demencia palestina


Un error de óptica podría hacer pensar que las olas de acuchillamientos que sufre Israel se parece a las que perpetraban los zelotas y sicarios judíos contra los ocupantes romanos del primer siglo de nuestra era común, pero el país de los judíos y ellos mismos no son ocupantes de otra tierra. Están en la suya por derecho propio y seguirán allí digan lo que digan las torpes y mediocres conciencias occidentales y los árabes ignorantes, que todavía son la mayoría. Los jóvenes que buscan el martirio tienen agallas, incluso arrojo, pero en la mala dirección. Su violencia acarreará más violencia y recortará aún más la poca libertad de la gozan. Padecen la misma ceguera que sus hermanos de cultura en Yemen o en Siria: los posee el djin de la destrucción, el germen del odio, carecen de la más mínima voluntad constructiva. Para ellos el ir de Guatemala a guatepeor no es, por desgracia, una tendencia propia de la que son responsables sus autoridades, en Cisjordania y en Gaza. Si se dieran cuenta, si comprendieran que hay otros caminos a explorar, senderos que no son de odio ilimitado o burda propaganda antijudía, tal vez erigirían un mundo nuevo en un espacio por el momento exiguo. Mientras no cambie su educación nada cambiará.

En lugar de desbancar a Hamás en Gaza y al anciano Abbás en Ramallah, en lugar de arreglar las cosas en donde ya está situado- y vuelvo a poner el ejemplo de los perseguidos venecianos que construyeron una ciudad inmortal en las lagunas infectas en medio de las cuales fueron arrinconados-, el pueblo palestino culpa a los demás mientras extiende la mano lubricada por cientos de oenegés olvidando que sólo es suyo aquello por lo que ha trabajado.

El desprecio es menos ciego que el odio, pero es  igualmente invidente. La rabia es un combustible que al final quema la boca y las manos de quien la esgrime. ¡Cuánto más fácil sería mirarse en el espejo y corregir esa ceguera  expulsando a los corruptos de su seno! Los palestinos deben a sí mismos la llegada a Israel de mano de obra extranjera, filipina, china o de Europa oriental. La lista de sus errores es tan larga y enredada que se precisarán años para mejorar algo del panorama actual.

En cuanto a Israel, tal vez debería articular una pequeña shaaria judía y cortar alguna de las manos criminales que no se despegan de sus cuchillos. Lo acaba de hacer una familia en Arabia Saudita con una empleada doméstica y por algo de menor importancia. Claro que eso no ocurrirá nunca, pero la privación de la ciudadanía israelí a los terroristas no es suficiente, tiene que haber algún recurso más drástico, una justicia más eficaz. Parece increíble que los palestinos no aprendan de sus errores y que estén esperando que tanto la Comunidad Europea como los Estados Unidos vengan a socorrerlos. ¿Han hecho acaso algo por Siria? ¿Han mejorado de verdad las condiciones de vida en Irak? Europa está cansada, se diría que exhausta, sus gestos militares son pocos e ineficaces, como ineficaz será también la acción rusa en Oriente Medio si no entran a saco y por tierra y ponen orden en unas tierras incapaces de hacerlo por sí mismas. Lo peor que le puede pasar ahora al Islam es que sus yihadistas tengan éxito, un éxito seductor a ojos de los jóvenes desempleados de aquí y de allá. Para una comunidad que no digiere críticamente el fracaso de sus ideas y acciones, para una gente que siempre culpa a los otros de sus propios males, no existen soluciones fáciles, por primaverales que suenen. Israel, el moderno Israel no surgió solamente de las cenizas del Holocausto, se forjó en la crítica a su propia tradición, básicamente a su tradición religiosa e hipócrita. ¿Por qué no pueden hacer lo mismo los musulmanes? La pregunta, lo sé, es ingenua, pero llegará el día en que deberán comprender que son sus peores enemigos. Entretanto, afilar los cuchillos para matar atrae más rápidamente el óxido que acaba por inutilizarlos.

 
Comentarios

Desesperacion y demencia se dan cita en la conducta de aquellos que la emprenden a cuchilladas contra ciudadanos israelies, por el hecho de ostentar esa nacionalidad, sin reparar en lo abyecto y esteril de tal actitud, ni en las nefastas consecuencias que para ellos tendrá (tiene ya) …
Atropellar la razon, o pretender substituirla por una violencia ciega y sorda, ha conducido a los palestinos al callejon sin salida donde ahora se encuentran, con la inestimable «ayuda» eso si, de unos dirigentes, sectarios, corruptos e ineptos, cuya responsabilidad no hace sino acrecentarse ante los ultimos y luctuosos acontecimientos, en tanto que inductores y complices de los mismos
Los musulmanes han dado sobradas muestras a lo largo de la historia, de estar dispuestos a aniquilar a quienes no participen de su credo o se sometan a él, y de paso a autodestruirse entre ellos (sunies y chies) en esa suerte de lucha fraticida que viene librando sin descanso …
Algo parecido sucede tambien con los palestinos, obstinados en dificultar cualquier proceso de apertura que pueda ante ellos activarse con tal de dar rienda suelta a su ódio contra los judios, aunque sea a costa de malbaratar las oportunidades que se les ofrece para salir de un hoyo que ellos mismos contribuyen inopinadamente a cavar…
El «problema palestino» es pues de orden psicológico y no territorial, y requiere en tal sentido del concurso de profesionales en la materia, y no de negociadores dispuestos a ceder ante sus pretensiones, entre las cuales figura no lo olvidemos, la desaparicion fisica de Israel (asi viene consignado en los estatutos de Hamas)

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