Solicitantes de asilo en la ciudad sueca de Kalmar, donde los refugiados cristianos han sido obligados a abandonar la casa de acogida luego de ser acosados y amenazados por musulmanes.
Traducción del texto original: Christians Persecuted by Muslims Even in the West
Traducido por El Medio
El pasado abril, la policía de Sicilia informó de que migrantes musulmanes habían arrojado por la borda hasta 53 cristianos durante una travesía en bote desde Libia. El motivo era que las víctimas «profesaban la fe cristiana, mientras que los agresores eran musulmanes.» Otroreportaje mencionaba que se había visto a un chico rezando al dios judeocristiano. Los musulmanes le mandaron que parara, diciendo: «Aquí solo rezamos a Alá». Al final los musulmanes «se volvieron locos», según palabras de un testigo, y empezaron a chillar «Alahu Akbar!» [«¡Alá es grande!»] y a tirar a los cristianos al mar.
Incluso cuando los refugiados cristianos logran llegar a Occidente, siguen siendo perseguidos por los musulmanes, sus compañeros refugiados.
Según una información del 30 de septiembre, en Alemania «muchos refugiados cristianos de Siria, Irak o el Kurdistán están siendo intimidados y atacados por los refugiados musulmanes. En varios centros de refugiados organizados por las autoridades locales se impone la sharia, y los cristianos –que son minoría– son víctimas de acoso».
Goffried Martens, pastor de una iglesia del sur de Berlín, dijo: «Muchos religiosos musulmanes están propagando esta idea por los centros de refugiados: la sharia rige allá donde estemos». Martens mostró especial preocupación por los musulmanes que se convierten al cristianismo; apóstatas a los que, según la ley islámica, les pueden matar: «Es completamente seguro que atacarán a estas personas».
Antes, en julio de 2014, el semanario Die Zeit explicaba cómo reina «un ambiente de intimidación y hostilidad hacia los cristianos» en los centros de refugiados. Los cristianos, a los que se refieren como «cerdos», tienen limitado el acceso a las cocinas comunitarias. Las autoridades locales dijeron: «La Policía está al borde del colapso. Nuestros agentes reciben llamadas constantes por los enfrentamientos en las casas de refugiados».
La situación es la misma en otros países europeos. El pasado martes, en Gotemburgo (Suecia), Markus Samuelsson, de ascendencia asiria, se encontró las paredes de su restaurante llenas de pintadas yihadistas, que incluían los mensajes «Conviértete o muere» y «El Califato está aquí». La letra árabe ن (la N de nasara, «cristiano») aparecía también pintada en las paredes de la pizzería de al lado y de la panadería de la zona, aunque dejaron intactos los comercios no asirios. (El Estado Islámico suele marcar los hogares y comercios cristianos con esta letra antes de los ataques).
Un reportaje de julio contaba cómo dos pequeñas familias cristianas solicitantes de asilo habían sido hostigadas y agredidas por aproximadamente 80 solicitantes de asilo musulmanes de Siria. Los musulmanes –descritos por un periódico sueco como «fundamentalistas islámicos»– y los cristianos residían en la misma casa de asilo. Como en Alemania, los musulmanes prohibieron a los cristianos utilizar las áreas comunes y llevar cruces al cuello.
Después del hostigamiento y las amenazas generalizadas, los refugiados cristianos, que habían huido del ISIS, dejaron la casa de asilo sueca «temiendo por su seguridad». Un portavoz de la agencia de migración del Gobierno, responsable de su centro, dijo:
«No se atrevían a quedarse. El ambiente se había vuelto muy intimidante. Y no tuvieron ayuda… Optaron por organizarse un nuevo lugar y se mudaron sin nuestra participación porque se sentían incómodos».
Según Niels Eriksen Nyman, que dirigió el estudio:En Dinamarca, según la conclusión de un estudio realizado el año pasado, «los solicitantes de asilo cristianos están constantemente expuestos a todo, desde el hostigamiento a las amenazas y la agresión física de otros refugiados [musulmanes] en los centros de asilo, simplemente porque se han convertido del islam al cristianismo». Un cristiano de ocho años sufrió repetidos acosos y palizas por parte de musulmanes mayores que él de camino a la escuela, hasta el punto de que dejó las clases. En otro incidente, alguien alteró la bicicleta de un cristiano solicitante de asilo, por lo que se estrelló y se rompió las dos manos.
«Hay sin duda muchos más casos en todo el país de los que nos enteramos en la iglesia. Odio decirlo, pero me temo que en algunos de los centros de asilo hay unos pésimos mecanismos de control cuando los trabajadores de los centros giran la espalda… Me niego a respaldar la islamofobia, pero tenemos un grave problema».
Eso parece, ciertamente. Después de todo, la persecución no se limita a los refugiados. Los cristianos con orígenes de Oriente Medio o Asia que han vivido en Occidente durante años también son tomados como objetivo.
En zonas de Dinamarca de mayoría musulmana –votado en 2013 como «el país más feliz del mundo»–, los cristianos oriundos de Oriente Medio han padecido «hostigamiento, ataques verbales y en algunos casos violencia directa por parte de los musulmanes», según TV2. Una cristiana, Jojo, nacida en Dinamarca de padres libaneses, dijo que los musulmanes a veces la rodeaban y acosaban por su atuendo occidental. Cuando uno de ellos vio que llevaba un crucifijo, dijo: «Vaya, llevas puesta una cruz, así que también eres una puta zorra cristiana. ¿Sabes lo que le hacemos a la gente como tú? ¿Sabes lo que le hacemos a la gente como tú? La lapidamos [hasta la muerte]».
Otra danesa cristiana de ascendencia iraní relataba cómo ella y su hijo estaban siendo acosados en el bloque donde vivían, de mayoría musulmana, y donde destaca por no llevar elhiyab, el velo islámico: «Insultan a mi hijo todos los días. Le llaman todo tipo de cosas. Infieles. Sucios cristianos. Me dicen que debería ser lapidada hasta la muerte. A mi hijo le dieron una paliza en la parada del autobús. Le llamaron cerdo y patata sucia (‘danés’, en jerga musulmana), y le dijeron: ‘Tú y tu madre deberíais morir'».
Asimismo, en Reino Unido, un hombre pakistaní, su mujer y sus seis hijos están «sufriendo horriblemente a manos de los vecinos que se refieren a ellos como blasfemos». Su crimen es haberse convertido –hace más de veinte años– al cristianismo. A pesar de ser «prisioneros en su propia casa tras ser atacados en la calle, de que les hayan destrozado las lunas del coche y les hayan tirado huevos a las ventanas», esta familia cristiana dice que ni la Policía ni la Iglesia anglicana les han dado apoyo significativo alguno, y que son «reacios a tratar el problema como un delito de odio religioso».
La familia tiene previsto mudarse de su ciudad, Bradford, a una zona «inglesa blanca» para huir de la campaña de odio. El padre, Nisar Husain, dijo: «Han saboteado nuestras vidas, y esto no debería pasar en el Reino Unido. Vivimos en una sociedad libre y democrática, y lo que nos están haciendo es una aberración».
Otros refugiados que se convierten al cristianismo son arrastrados de nuevo al islam. El año pasado, en Nueva Zelanda, los amigos de un musulmán converso llamado Daniel dijeron que «temían que el refugiado haya sido raptado de su piso en Christchurch y devuelto a Arabia Saudí –donde se encuentra la ciudad santa islámica de La Meca–, donde para los musulmanes abandonar la fe va contra la ley».
Daniel llegó hace unos cinco años con una beca del Gobierno saudí para estudiar inglés, y acabó convirtiéndose y solicitando asilo. Se le concedió el estatus de refugiado sobre la base de que en Arabia Saudí sufriría persecución, y dijo a sus amigos que estaba aterrado por si le secuestraban y le obligaban a volver. Según el Sunday Star-Times, «sus amigos (…) dijeron que le habían visto por última vez acompañado de dos desconocidos árabes, y que creían que lo habían sacado del país bajo coacción, posiblemente agentes del Estado o miembros de su familia. (…) Ha habido numerosos casos documentados de ciudadanos saudíes que son sacados de países extranjeros». En un caso, a un hombre que se había convertido y fue devuelto a Arabia Saudí le dijeron «más de una vez que si no renunciaba a su cristiandad, esperara la decapitación».
Incluso los cristianos nativos de Europa, y sus iglesias, están siendo atacados también por losrefugiados:
Italia
El pasado mayo, un estudiante de origen africano dio una paliza a una chica de 12 años en el colegio porque llevaba una cruz al cuello. El chico, que había empezado a ir a clase solo unas pocas semanas antes, empezó a acosar a la cristiana –»insultándola y molestándola de otras formas porque llevaba el crucifijo»– antes de que al final la agrediera. La Policía no le imputó delito alguno, alegando que era menor de edad.
El domingo 10 de mayo, tras una misa en una iglesia, un grupo de jóvenes musulmanesinterrumpieron una procesión católica en honor de la Virgen. Profirieron insultos y amenazas cuando el grupo pasaba por el Centro Cultural Islámico de Conselice, un pequeño pueblo de la Baja Romaña. Unos 100 cristianos católicos aproximadamente, entre ellos varios niños pequeños, se disponían a recibir su primera comunión.
El día de Año Nuevo, un marroquí de 67 años, al que se le oyó murmurar versos del Corán, utilizó una vara de hierro para volcar y dañar gravemente cinco estatuas –de la Virgen, José y el Niño Jesús– y destruir los altares y el baptisterio de la parroquia de Santa María Asunta en Cles, en Trentino.
El 9 de enero, en la capilla de San Bernabé en Perugia, cuando un hombre rezaba de rodillas ante la estatua de María sosteniendo una fotografía, presumiblemente de algún ser querido, cinco «extranjeros» descritos como de origen norteafricano le atacaron: «Lo primero que hicieron fue romperle la foto que tenía en las manos. Después desataron su odio contra la imagen de la Virgen María. Rompieron la estatua en pedazos y después orinaron sobre ella».
El 17 de enero fue destruido un crucifijo en Cinisello Balsamo, una localidad en la provincia de Milán, cerca de una concurrida mezquita. Giuseppe Berlin, concejal del municipio, no se mordió la lengua respecto a la identidad del responsable o los responsables: «Antes de montar un numerito de unidad con los musulmanes, hagámosles empezar por respetar nuestra civilización y nuestra cultura. No deberíamos quitar importancia a ciertas señales; debemos espabilar ya, o nuestros hijos sufrirán las consecuencias de esta peligrosa e incontrolada invasión islámica».
Francia
El 15 de abril, un individuo vestido con el tradicional atuendo musulmán destrozó y profanótumbas cristianas y cruces en el cementerio de Saint-Roch de Castres (aquí las imágenes). El fiscal dijo: «El hombre repite oraciones musulmanas una y otra vez, babea y no es posible comunicarse con él: su enfermedad ha sido declarada incompatible con la detención preventiva». Fue hospitalizado por «desequilibrio mental».
Menos de dos meses después, a primera hora de la mañana del 5 de agosto, en Thonon-les-Bains, un hombre de unos 30 años, descrito como un «joven musulmán», perpetró graves actos de vandalismo en la iglesia de San Hipólito y en la basílica adyacente de San Francisco de Sales. Volcó y destrozó dos altares, candelabros y facistoles; destruyó estatuas, rompió un sagrario, torció una enorme cruz de bronce, rompió algunas vidrieras y reventó una puerta de la sacristía.
Austria
Después de supuestamente escuchar cantos musulmanes, un hombre, al que solo se le conoce como Ibrahim A., vandalizó y profanó varias iglesias de manera compulsiva. Volcó y destruyó estatuas, cruces y altares. El arzobispo de Viena describió el ataque como «el peor acto de vandalismo desde que soy arzobispo (…) Estoy conmocionado por la devastación en las iglesias. Espero que el perpetrador o los perpetradores no supiesen lo que estaban haciendo». Ibrahim A., de 37 años, fue sorprendido en el acto cuando vandalizaba la catedral de San Esteban, pero lo soltaron al momento porque la Policía no se dio cuenta de que se trataba de uno de los muchos ataques que había llevado a cabo ese día. La Policía no ha sido capaz de encontrarle desde entonces.
Alemania
Un turco que estaba siendo tratado en un hospital atacó a su enfermera porque «habíademasiadas cruces en la pared«. Según Mainpost, una publicación alemana, «un hombre de 34 años fue al hospital de San José (…) a causa de una gripe gastrointestinal. De repente se negó a que lo trataran, porque consideraba que había demasiadas cruces cristianas en la pared. A causa de las cruces, el hombre empezó a insultar a la enfermera, llamándola zorra, fascista y similares. Después, el hombre, según el informe de la Policía, también empezó a ponerse físicamente agresivo. El hospital llamó a la Policía. Los agentes detuvieron al hombre delante del hospital y le registraron».
Estados Unidos
El año pasado, en Columbia (Indiana), fueron vandalizadas tres iglesias en la misma noche. Las palabras que más veces aparecieron pintadas eran «¡Infieles!» y «Corán 3:151». Ese verso del Corán dice: «Infundiremos el terror en los corazones de los no creyentes [o infieles] por lo que han asociado con Alá [una referencia a la trinidad cristiana] (…) Su morada será el Fuego, ¡qué desdichada morada la de los impíos!».
Australia
El año pasado, una información decía: «Los asistentes a una misa en el oeste de Sidney se han quedado temblando después de que un extraño les gritara amenazas de muerte desde un coche que portaba la bandera del Estado Islámico. El coche pasó por delante de la iglesia de Nuestra Señora del Líbano en Harris Park el martes, y los testigos afirman que por una de sus ventanas sobresalía una bandera similar a las exhibidas por los yihadistas del Estado Islámico». Los testigos vieron una bandera saliendo de una ventana con las palabras «Solo hay un dios y Mahoma es su profeta».
La hostilidad hacia los cristianos sigue siendo la misma. Al igual que son acosados en los países de mayoría musulmana, los refugiados cristianos de Oriente Medio, incluso quienes llevan mucho tiempo siendo residentes europeos, siguen siendo perseguidos, a menudo por musulmanes a los que se les permite entrar en Europa sobre la base de que ellos están siendo «perseguidos».
Según lo que yo denomino regla numérica del islam –que dice que a medida que crecen los musulmanes en número, también lo hacen sus exigencias–, la asimilación en Europa se está quedando a medias.
Dado que siguen llegando millones de musulmanes al continente, no se limitarán a expresar su hostilidad anticristiana contra los muertos desprotegidos en los cementerios, o contra iglesias, estatuas y cruces inertes. En su lugar, los cristianos nativos se verán, al igual que en el mundo islámico, más acosados todavía.
Así es exactamente como surge el «mundo musulmán», la mayoría del cual se asienta en territorios que fueron cristianos de los que se apropió la yihad musulmana.
Lo que nos viene encima!! 🙁