Después del ataque de ISIS en París el 13 de noviembre pasado, el editor ejecutivo del diario iraquí “Al-Mada”, Adrian Hussein, publicó un duro artículo titulado “Este es nuestro terror. Nosotros somos responsables”en el cual reconoce que todos los musulmanes, sunnitas y chiítas, tienen responsabilidad directa por el terror que asola al mundo. El dijo que los planes de estudios, los medios y las mezquitas en el mundo musulmán han creado una plataforma para difundir una forma bárbara del Islam que justifica decapitaciones y derramamientos de sangre, mientras que la voz del Islam que predica la paz y la compasión, es casi inaudible.
Este extremismo religioso, que presenta a las naciones musulmanas como las mejores del mundo, mientras que las demás están constituidas por infieles que irán al infierno, ha lanzado a jóvenes musulmanes a una “guerra santa” contra el resto de la humanidad, declaró. El hizo un llamado a los musulmanes a reconocer este hecho y a poner en práctica reformas radicales para cambiar la retórica en las escuelas, mezquitas y medios de difusión. Lo que sigue es la traducción de fragmentos de este artículo :
“Nosotros no podemos sacarnos de encima nuestra responsabilidad por el terrible ataque terrorista que recientemente sacudió a la capital francesa, París. Nosotros, los árabes y los musulmanes, no podemos dejar de reconocer nuestro rol directo y nuestra conexión evidente con los ataques de terror que han estado acosando a los países del mundo, incluyendo los nuestros, durante dos décadas o más.”
“En clases de religión e historia, tanto en la escuela elemental como en la media, e incluso a nivel universitario, insistieron en enseñarnos que somos el pueblo elegido, la mejor y más gloriosa de las naciones y que nosotros no iremos al infierno. En cambio, otros son infieles indignos, cuya muerte es legítima y que es nuestro derecho apoderarnos de sus propiedades y sus mujeres. En esas clases nos presentaron ejemplos tales como versículos del Corán y hadits proféticos sacados de contexto, por lo cual tuvimos la impresión de que tenían un valor absoluto y debían aplicarse en todos los tiempos y todos los lugares hasta el Día del Juicio….
“En la mezquita o la husseiniyya (lugar de rezo comunal shiíta) solían exacerbar nuestras orientaciones sectarias mediante calificaciones denigrantes contra otras religiones e incluso contra otras sectas musulmanas”.
“ Hoy nuestros hijos y nietos reciben en sus escuelas, universidades, mezquitas y husseinyyas fuertes dosis de esta droga sectaria de efecto desastroso, mientras la televisión sectaria y las estaciones de radio y de televisión que transmiten mensajes religiosos a toda hora y reciben fondos a expensas del dinero negado a escuelas y hospitales, refuerzan ese mensaje. Nuestros hijos y nietos son involucrados en una guerra santa contra todos los demás, sin importar su religión o nacionalidad. Toda esta prédica constante alentó el surgimiento de grupos islamistas extremistas que fueron fertilizados por la pobreza, el desempleo, la marginalización, la usurpación de los derechos humanos y la violación del honor, y que adoptaron la violencia a veces en nombre del panarabismo y otras de una religión o secta.”
“No podemos escapar a nuestra responsabilidad por el terror y ninguna excusa que podamos dar es válida. En primer lugar, debemos reconocer nuestra responsabilidad, pedirnos perdón a nosotros mismos y a otros y cambiar de conducta. Esto solo es posible si cambiamos radicalmente los planes de estudios desde la escuela primaria hasta la universidad. No habrá perdón si no cambiamos la manera en que la religión es presentada en las escuelas, las universidades, las mezquitas, las husseiniyyas y en las estaciones de radio y televisión. Porque la religión que difundimos no es una religión de tolerancia, paz, armonía, responsabilidad mutua y compasión. Por el contrario, es una religión bárbara que se caracteriza por decapitaciones y derramamientos de sangre e invita a robar, usurpar, esclavizar y violar. La religión de compasión y amor, que para muchos es la verdadera, está ausente de nuestras vidas. En el mejor de los casos, su voz es débil y casi nadie la oye. Particularmente no llega a la nueva generación marginal y oprimida, cuya humanidad es comprometida por la pobreza, el rechazo y la injusticia y por las absurdas fatwas y enseñanzas religiosas.”
( Traducido de “Memri”, The Middle East Media Research Institute por Egon Friedler)
En la parte del artículo (o de quien lo tradujo) que dice…. «grupos islamistas extremistas que fueron fertilizados por la pobreza, el desempleo, la marginalización, la usurpación de los derechos humanos y la violación del honor, y que adoptaron la violencia a veces en nombre del panarabismo … Parece que olvidó mencionar entre esos «fertilizantes» el alentar armar y entrenar a los talibanes en Afganistán desde 1978 por EEUU. Se olvidó también de el apoyo occidental a Saddam Hussein en los 80 para atacar a la Revolución Islámica de Irán cuya aparición es la consecuencia de promover años antes el golpe de estado contra el legítimo gobierno de Mossadeq para instalar en su lugar un Sha títere y bufón de occidente y la entidad sionista. Debería haber agregado en la lista de fertilizantes la injustificada invasión de Irak de 2003 y el millon y medio de muertos que causó hasta hoy. También se olvida del apoyo de la OTAN al islamismo turco de Erdogán. Colocar al panarabismo como culpable del islamismo radical es un acto de mala fe, ya que sus mayores impulsores eran gobiernos laicos como lo fué el del mejor presidente de Egipto Gamal Abdel Nasser. Por último el autor olvida mencionar al principal responsable de la situación que describe que es Arabia Saudí la principal financiadora y promotora del terrorismo en el mundo y personajes como el mufti wahabí saudi Mohammed ibn al Uzaimin, fuente principal de inspiración y justificación de las atrocidades de Daesh que se basan en fatuas de este mufti takfiri que en una de ellas dijo…. “Debemos matar a las mujeres y los niños del enemigo puesto que este acto romperá el corazón de nuestros enemigos y los insultará”…. Esto por ejemplo ha suscitado recientemente una dura condena de la institución egipcia Dar al Iftaa.