[Mientras la política exterior de la UE se deteriora, hay un crecimiento en el deseo obsesivo de Bruselas de castigar a Israel (Foto: AFP
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
BERLIN – La obsesiva bienvenida que, en los últimos años, el establishment burocrático de la Unión Europea le ha dado a la cuestión del etiquetado de productos de los asentamientos es muy preocupante.
En momentos en que la UE está colapsando ante la presión de crisis existenciales – las amenazas terroristas, la crisis del euro, la crisis de Ucrania, la crisis de Grecia, la crisis de los refugiados y los migrantes ilegales, la crisis de la socavada democracia – el único tema que tiene éxito en crear casi completa unidad es la obsesiva necesidad de presionar a Israel y hacer que acepte compromisos y acuerdos que podrían poner en peligro su existencia. Es como si estuvieran diciendo: Si Europa se está hundiendo, asegurémonos de que Israel se ahogue antes que nosotros.
La UE, que comenzó como una alianza industrial, económica y comercial, en las últimas dos décadas ha estado tratando de convertirse en una potencia mundial. Para ello, creó un Ministerio de Relaciones Exteriores paneuropeo, que controla muchos recursos humanos y financieros. El objetivo declarado era, y sigue siendo, remodelar el entorno inmediato de Europa y animar a los vecinos del «viejo continente» a adoptar los valores de la UE: democracia, liberalismo, paz y camaradería entre las naciones.
Pero este enfoque europeo neocolonial está completamente en quiebra: El diálogo mediterráneo con los países del norte de África y de Medio Oriente nunca despegó, y se estrelló aun estando en la pista. Moscú logró frustrar cualquier intento de ampliar las fronteras de la UE hacia el este. La política de «buena vecindad» de Bruselas se asemeja ahora a la política de «cero problemas con los vecinos», que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, intentó conducir. En otras palabras, un miserable fracaso.
Este fracaso se deriva no sólo del hecho de que los vecinos de Europa no están dispuestos a recibir dictados de Bruselas, sino también de las tensiones internas dentro de la UE, que impiden la formación de una política exterior unificada e incluso de un acuerdo sobre una lista de valores compartidos. La disputa principal es sobre si Europa es esencialmente un club cristiano o un crisol religioso-cultural que busca convertirse en un continente de migración.
Los partidarios del multiculturalismo migratorio ven a la UE como una fórmula exitosa para superar el tribalismo, el nacionalismo y las fronteras, pero la realidad les está golpeando en la cara: Cuanto más el establishment burocrático de Bruselas trata de forzar a las naciones europeas a dejar de lado su identidad nacional, las naciones le dan la espalda a eso y se convierten en aún más nacionalistas.
Y mientras la política exterior de la UE se deteriora, hay un crecimiento en el obsesivo impulso de Bruselas de castigar a Israel – único vecino de la UE que se interesa por las buenas y equilibradas relaciones con Europa y que puede contribuir mucho a la UE en distintas áreas. El odio a Israel permite al establishment burocrático de la UE presentar algún tipo de productividad.
Es cierto que este enfoque también es alimentado por elementos israelíes que reciben fondos de la UE y tratan de utilizarlos para crear una situación política en Israel que se ajuste a sus deseos e ideas.
Algunos académicos y políticos israelíes impulsaron a la UE a utilizar a Israel como un «caso de prueba» para la formación de una política exterior unificada. Las condiciones básicas en Israel – la existencia de una sociedad civil activa y abierta, y el hecho de no restringir la participación externa en la política interna – le ha dado a la UE una oportunidad de oro para implementar este «caso de prueba».
A través de la canalización de una cantidad significativa de fondos a los distintos organismos e iniciativas en Israel, la UE ha creado una situación de dependencia económica, lo que permite ahora tratar de imponerle a Israel soluciones políticas, que Israel no aprueba. Demasiados gobiernos israelíes han contribuido a esta situación, por negligencia o premeditadamente, pero Israel puede decidir no hundirse junto con Europa.
Asombra «sobremanera» la cantidad de discursos en las redes y algunos medios «alternativos» de comunicación, los comentarios sobre los acontecimientos de Paris, como atentados «false-flag».
Indiscutiblemente para el «antisemitismo-islamofascismo-antisionismo» ha sido un duro golpe, tanto en imagen como mediático, indudablemente su discurso deriva hacia lo conspiranoico, que itene muchos adeptos e inadaptados, que contribuyen a la des-estabilización situacional y geopolítica.
No faltarán «críticos» en tal sentido, por lo que hay que tener clara la estrategia a seguir, en el sentido, de no perder impulso en las respuestas, tanto en artículos como comentarios de donde sacar estadísticas e ideas del camino recorrido.
También está faltando información e imagen del escenario en que se desarrollan los acontecimientos bélicos y en cuanto a los atentados terroristas en Israel, es sumamente importante darlos a conocer, hay que dejar de ser EL MALO DE LA PELÍCULA !!!