Estos días llevo leyendo a mucha gente que justifica al terrorismo como acto de venganza por la represión de un pueblo, y no me cabe duda que no existe cosa más aberrante que la ignorancia como causa para defecar tales afirmaciones. El terrorismo es injustificable porque es simplemente eso, terrorismo, grupos que intentan imponer su dominación por medio del terror y del miedo, no se le puede calificar de otra manera. Su naturaleza es maligna, indiscriminada y asesina. Un primer ministro de un país que lleva sufriendo años la lacra del terrorismo dijo: «No es sólo que los fines de los terroristas no justifiquen los medios que emplean. Es que los medios que escogen nos dicen cuáles son sus fines reales, porque aquellos que tienen a los inocentes como objetivo nunca protegerán la libertad y los derechos humanos».
Los últimos ataques terroristas de Paris, del 13 de noviembre pasado, han causado, hasta ahora, 130 muertos y 200 heridos. Francia, Europa y gran parte del mundo condenaron enérgicamente estos odiosos atentados. Pero es que eso debería ser lo lógico y normal, que toda persona de bien condene cualquier acto terrorista, sea donde sea y por el grupo que sea.
El presidente de Francia, François Hollande, hizo un llamamiento a la unión nacional y declaró que: «Francia será implacable contra los bárbaros de Daesh. Se han adoptado todas las medidas necesarias para proteger a nuestros ciudadanos y nuestro territorio».
A su vez la Unión Europea emitió un comunicado al día siguiente de los atentados, en el cual expresan su conmoción y dolor por dichos actos y que: «Todo lo que se pueda hacer a nivel europeo para que Francia esté segura, se hará. Haremos lo necesario para vencer al extremismo, al terrorismo y al odio».
Todos los medios de comunicación dedicaron horas y ríos de tinta en seguir estos atentados, con seguimiento minuto a minuto. Nos han hechos participes del horror y la desolación, del dolor de las familias, amigos y conciudadanos. Hemos podido vivir y sentir el dolor de un pueblo por esos ataques terroristas que segaron la vida a personas inocentes que estaban viviendo su vida tranquilamente paseando o tomando unas copas en una terraza de un bar o disfrutaban de una velada de concierto.
¿Cuánto dolor verdad? Seguro que incluso sintieron esa rabia e impotencia ante esa barbarie.
Pero resulta que hay otros asesinados, otros atentados, otros terroristas que golpean de igual o peor forma contra personas igual de inocentes que también, simplemente, pasean por la calle, o toman unas copas tranquilamente.
En este último mes y medio, en otro país muy pequeño, hubo 81 ataques terroristas, si 81. De los cuales 14 personas murieron y 167 resultaron heridos, 20 de ellos de extrema gravedad. Sobre estos atentados nadie salió a la calle a protestar, a mostrar su solidaridad con el pueblo atacado o su repulsa contra el terrorismo. Los medios de comunicación no escribieron ríos de tinta ni dedicaron prácticamente nada de su tiempo en informarnos, en esos momentos no nos han hechos participes del horror y desolación, del dolor de las familias, amigos y conciudadanos.
Ese pequeño país que sufre desde hace años la lacra del terrorismo es Israel.
Entonces mis preguntas son: existen terroristas buenos y terroristas malos? Y sobre todo existen victimas de primera y victimas de segunda categoría?
La hipocresía del mundo y de la Unión Europea en particular es simplemente repugnante.
Las personas asesinadas por terroristas deben recibir el mismo respeto aquí que en cualquier parte del mundo, y a su vez los terroristas deben ser perseguidos aquí como en cualquier parte del mundo.
Porque cuando las víctimas son israelíes se les ningunea? Porque a los terroristas que asesinan a los israelíes se les llaman activistas?
La Unión Europea que el sábado en su comunicado decía que haría lo necesario para vencer al extremismo, al terrorismo y al odio, hace unas semanas le pedía a Israel contención frente a los terroristas. Se puede ser tan cínico e hipócrita.
El presidente Hollande quien dijo el sábado que Francia estaba en guerra y que emplearía todas las medidas necesarias para proteger a sus ciudadanos y su territorio, hace poco le pedía a Netanyahu que actuase de una manera totalmente distinta.
Pues bien, Israel lleva años en guerra contra el terrorismo y si Hollande va a emplear «las medidas necesarias para proteger a sus ciudadanos y su territorio», tened por seguro que en Israel también se están tomando todas las medidas necesarias para proteger a sus ciudadanos y su territorio. Ni más ni menos de lo que haría cualquier país cuando el terrorismo ataca y asesina indiscriminadamente a sus ciudadanos.
No voy a caer en la tentación de pedirle a Francia y a la Unión Europea que actúen de la misma manera que predicaban para Israel, es decir que usen la contención, que no abatan a los «activistas» que masacran a sus ciudadanos, que no actúen de manera desproporcionada utilizando aviones para bombardear bases terroristas, y tampoco le voy a pedir al resto del mundo que boicoteen los productos franceses y europeos por su actuación. No, no voy a ser tan cínico e hipócrita como ellos. Porque contra el terrorismo no deben existir ambigüedades sino una unión de todas las personas de bien para acabar con esta lucha sin sentido.
Así que hoy más que nunca Yo Soy Paris, Yo Soy Madrid pero también Yo Soy Jerusalén.
Impecable argumentación Nataniel. Así es, y debemos cambiar ese estilo de hipocrecía flagrante. JEV