Definir el alma no ha sido nunca una tarea fácil, de ahí que los discípulos del Rabí
Bepo Mandolino de Florencia insistieran una y otra vez para les diese una definición convincente de ella.
Pero el maestro se resistía a hacerlo recordando aquella escena del Zohar en la que el mismo Simón Bar Yojai dice ´´desgracia a mí si hablo y desgracia a mí si no hablo.´´ Al igual que los ángeles en la Biblia, el alma se resiste a que la nombren, adora las elipsis, parábolas e insinuaciones. Se expresa mejor en los matices y se desnuda por completo cuando oye música.
-Para lo mesurable está el cuerpo-respondía Bepo Mandolino-, nuestras casas y el número de zapatos que calzamos.
-Pero si el alma está en nuestro organismo, le da vida, lo hace palpitar y sentir, algo habrá-comentó Yosef de Viareggio-que se pueda decir de ella ¿verdad?
– Hasta el aire-dijo Yoram Romano de Siena-, que no se ve y cuya extensión es indefinida tiene nombre y definición, ¿cómo no va a tenerlos el alma que vive de él?
Estaban en el café La República de Florencia , donde se habían encontrado tras el fin del sábado. Era un crepúsculo de abril de 1920 y la existencia aún era plácida en una Italia llena de camisas negras y voces estentóreas. Una buena época para los tiranos y, en cambio, pésima para los adoradores del silencio y la sabiduría.
-Anda, no te escabullas maestro-insistió Yoram Romano-.Defínenos el alma.
-Por favor-rogó Yosef de Viareggio.
-¿Y qué pensáis hacer con mi definición? ¿Repetirla?¿Citarla? ¿Deformarla?
Los discípulos enmudecieron. Sorbieron su café y movieron las piernas con nerviosismo. Tal vez lo habían ofendido y esa ofensa merecía una rápida disculpa, así que cuando uno de ellos iba a dársela, Bepo Mandolino comentó:
-El alma, si queréis saberlo, es la llama de la libertad, lahab ha-jofesh,( 1) que arde en nosotros y siendo se consume, y consumiéndose se expresa, y expresándose se renueva, hasta que regresa al sol del cual el Creador la extrajo para dárnosla.
A sus palabras sucedió un vacío que se expandió de la mesa en la que estaban al resto del café. Parecía como si el mundo se hubiese paralizado por los efectos de una súbita ola de belleza.
-Es para pensarlo-sonrió Yosef de Viareggio.
-Desde luego-agregó Yoram Romano de Siena.
-Para cuando os pongáis de acuerdo-rubricó el Rabí Mandolino-, el alma ya habrá huido de mi pobre definición.
( 1 ) La expresión hebrea lahab ha-jofesh ( $fpoxah baahaal = 393 + 37 = 430 = $eepen ), que significa llama de libertad, equivale, por su valor numérico, a la palabra nefesh, alma, de donde el pensamiento del maestro se apoya en una guematria o equivalencia numérica para sostener una definición de la que, aún y así, sabe que es provisoria.
Mario Satz: Alrededor de una nuez
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