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| lunes diciembre 23, 2024

La esquizofrenia iraní y la respuesta sunita


El ayatollah Alí Khamenei y el rey Salman Bin Abdulaziz, Crédito: Reuters

Días después del ataque contra la embajada saudita en Teherán, la delegación diplomataica deIrán fue atacada con misiles en Saná, Yemen. El gobierno iraní acusa a Arabia Saudita de ser el autor material del atentado, en el que varios guardias de la misión resultaron heridos, según Press TV, una televisión local irano-yemení y la televisión libanesa Al Manar, órgano de prensa del grupo político-terrorista Hezbollah, aliado directo de Teherán.

Arabia Saudita y sus aliados en la coalición militar del Golfo están combatiendo a los rebeldes hutíes hace 2 años en Yemen y acusaron, en diversas ocasiones, al régimen iraní de apoyar a los sublevados que forman parte de una comunidad chiita que tomó el control de Saná en septiembre de 2014. Desde el miércoles, los residentes de la ciudad han informado a la televisión local de por lo menos 30 bombardeos aéreos nocturnos contra objetivos rebeldes, en lo que configura el raid más violento desde el inicio del conflicto.

El 2 de enero pasado, Arabia Saudita decidió poner fin a la tregua acordada el 15 de diciembre para el inicio de conversaciones de paz con la mediación de Naciones Unidas. El alto el fuego fue violado de forma reiterada por ambas partes en conflicto. La escalada entre Teherán y Riad trepa a niveles peligrosos en las últimas horas, profundizando la posibilidad de enfrentamientos militares directos entre ambos actores.

LA ESCALADA ENTRE TEHERÁN Y RIAD TREPA A NIVELES PELIGROSOS

Cualquiera que haya seguido la crisis en los medios de comunicación internacionales ya conoce la decisión saudita de romper relaciones diplomáticas con Teherán días pasados, esta decisión también fue acompañada por sus aliados del Golfo.

Si bien los medios de comunicación sauditas culpan de la crisis a Irán, hay diferencias significativas en la explicación de los acontecimientos y en la evaluación de su impacto e implicancias.

La manera en que expresa sus puntos de vista el guía supremo Ali Khamenei, a través de la agencia de noticias oficial Fars (controlada por la Guardia Revolucionaria), muestra satisfacción ante la decisión de Arabia Saudita pues tiene una excusa perfecta para ir contra el reino con toda su fuerza.

Otras posiciones del liderazgo iraní, particularmente la facción del ex presidente Hashemi Rafsanjani, expresaron su pesar por la ruptura de relaciones diplomáticas y han estado a punto de criticar a la turba que atacó la embajada saudita en Teherán y el consulado en Mashad. Sin embargo, el presidente Hasan Rohani y sus funcionarios de la Cancillería han efectuado declaraciones similares a los comandantes militares y aprovechan la ocasión para redoblar y profundizar los ataques verbales contra el reino y los otros cinco países musulmanes que han roto lazos diplomáticos con Teherán.

Lo concreto es que el incidente pone de relieve la esquizofrenia que padece Irán desde que los khomeinistas tomaron el poder en 1979.

HAY DOS TIPOS DE IRÁN, UNO QUE ENCARNA EN EXTREMO LA REVOLUCIÓN DE KHOMEINI Y EL OTRO, EL QUE ESPERA REGRESAR A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

No cabe duda de que «hay dos tipos de Irán», uno que encarna en extremo la revolución de Khomeini y el otro, el que espera regresar a la comunidad internacional como un estado-nación, según las declaraciones dadas esta semana al New York Times por John Kerry.

El Irán que ataca a una embajada extranjera considera el incidente como un acto heroico que fortalece a las «masas revolucionarias». De hecho, los khomeinistas realmente tomaron el control de la revolución el 4 de noviembre 1979, cuando sus activistas ocuparon la embajada estadounidense en Teherán y mantuvieron como rehenes a los diplomáticos norteamericanos durante 444 días.

Aquel 4 de noviembre se convirtió en una fecha emblemática en la historia del régimen: quedó marcado por la organización de grandes fiestas anuales por parte del gobierno donde miles de adherentes asisten a ceremonias de quema de banderas norteamericanas e israelíes y de fotos de presidentes de Estados Unidos.

Atacar las misiones diplomáticas se convirtió en la táctica favorita del régimen desde que el presidente Jimmy Carter aceptó tragarse la humillación de los khomeinistas enviando mensajes escritos de puño y letra para apaciguar al líder Khomeini.

Así fue como Irán concluyó que «Estados Unidos no podía hacer nada». Esa conducta de Carter envió una señal a los khomeinistas de que podían violar el derecho internacional, incluyendo la Convencion de Viena sobre las misiones diplomáticas; atacar, saquear y ocupar cualquier embajada o consulado a su antojo. Según lo declarado en su tiempo por el fallecido rey Hussein de Jordania: «En ese momento, el presidente Carter se entregó a la revolución iraní».

 
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