Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Estimado Secretario General de la ONU Ban Ki-moon,
Mañana, cuando asista a la sinagoga para conmemorar el Día Internacional de la Recordación del Holocausto – después de dos semanas de haber señalado a Israel en el Consejo de Seguridad y en el New York Times – espero que prestará atención a los siguientes versículos del Éxodo en la porción semanal de la Biblia que se leerá ante la congregación;
«No difundas un informe falso… No sigas a la multitud para hacer el mal; tampoco testificarás en una disputa poniéndote del lado de la multitud para pervertir la justicia». (Éxodo XXIII)
Al comenzar su 10º año como Secretario General de las Naciones Unidas, espero que reflexione sobre estas palabras, y sobre la forma en que su conducta ha cambiado con el tiempo.
Porque recuerdo cuando, durante su primer año de mandato, en 2007, criticó admirablemente al Consejo de Derechos Humanos después que decidiera singularizar permanentemente a Israel bajo un punto especial del orden del día en cada una de sus reuniones. Usted fue reprendido fuertemente por esto por el fuerte grupo islámico de 56 miembros.
Hoy en día, quizás porque ha sido aguijoneado por tales reproches de la multitud que domina su organización, incluyendo a los 120 miembros del fuerte Movimiento No Alineado, ahora presidido por Irán, demasiado a menudo sus propias acciones, y las llevadas a cabo por funcionarios de la ONU bajo su mando, difunden informes falsos, siguen a la multitud para hacer el mal, y dan testimonios que pervierten la justicia.
Comencemos por sus comentarios de la semana pasada al Consejo de Seguridad. A pesar de que comenzó diciendo que condenaba los apuñalamientos, los ataques con automóviles y los disparos palestinos contra israelíes, rápidamente absolvió a los terroristas de cualquier responsabilidad moral diciendo «es la naturaleza humana reaccionar a la ocupación».
Yendo más lejos, dibujó una narrativa en la que la «alienación», la «desesperación» y la «frustración» palestinas están «impulsando» el asesinato de israelíes. Reprendió a Israel por «actos provocativos», algunos de los cuales describió como «una afrenta al pueblo palestino».
No, señor Secretario General. No fue por la «naturaleza humana» de los palestinos, en la semana anterior a sus declaraciones de la ONU, por lo que apuñalaron hasta la muerte a Dafna Meir, una madre de seis hijos, fuera de su casa; apuñalaron a Michal Froman, una mujer embarazada; o apuñalaron a Shlomit Krigman, una joven de 23 años de edad, graduada de la universidad, que murió de sus heridas en el día de vuestro testimonio.
La verdad es que los jóvenes palestinos están siendo incitados día y noche para asesinar israelíes. Aunque sí dijo que «la incitación no debe existir», se negó deliberadamente a condenar a los perpetradores, omitiendo cualquier mención de la Autoridad Palestina, de su presidente, Mahmud Abbas, o de Fatah, todos los cuales han glorificado a los asesinos de israelíes como «mártires».
Del mismo modo, Aunque condenó el lanzamiento de cohetes contra Israel, de nuevo, notablemente, declinó nombrar a Hamas, a la Jihad Islámica o sus líderes, en cambio le bastó con una referencia genérica a «grupos radicales» anónimos.
Redoblando la apuesta, después, el pasado domingo publicó un artículo de opinión sin precedentes en el New York Times, que repite los mismos cargos unilaterales, señalando con el dedo a «miembros de alto rango del gobierno de Israel». Nuevamente Hamas y Abbas no fueron mencionados.
En lugar de disculpar a los terroristas, debería aprender del valor de musulmanes como Lucy Aharish, una periodista árabe israelí que, a diferencia de usted, ha condenado inequívocamente la incitación de líderes árabes a asesinar en nombre del Islam, diciendo: «Me niego a aceptar excusas de frustración».
Como ha señalado Herb Keinon del Jerusalem Post, ninguno de vuestros 85 artículos de opinión de la última década han ido tras un determinado país de esta manera. China, Rusia, Cuba, Irán, Arabia Saudita y otros regímenes, todos tienen pase gratuito.
En cambio, su artículo de opinión de 2007 sobre Darfur, en realidad elogió al presidente Omar al-Bashir – el mismo hombre que es buscado por la CPI por genocidio en Darfur – por su «compromiso incondicional para apoyar la misión de mantenimiento de la paz». Y en el mismo artículo encontró razones para una lluvia de elogios al dictador libio Muamar Gadafi por ofrecer «generosamente» ser anfitrión de las conversaciones de paz y por su «notable» tubería de agua. ¡Qué perversión de la verdad!
Sr. Secretario General, ni Israel ni cualquier otro gobierno está por encima de la crítica. Pero es hora de que usted considere que los palestinos deben ser moralmente responsables de sus propias acciones, y no infantilizarlos.
Es hora de que considere que la ira palestina también podría ser una consecuencia de la opresión por parte de Hamas y de la Autoridad Palestina – ambos gobiernos dictatoriales – igual como cientos de millones de otros árabes y musulmanes han sido oprimidos por sus propios regímenes en todo el Oriente Medio, como el mundo de pronto aprendió hace cinco años durante la primavera árabe.
Es hora de que considere que Israel no es el problema en el Oriente Medio, que se está hundiendo en el caos a causa de las ideologías de la ignorancia, el medievalismo y la muerte y que, por el contrario, tener más sociedades del Medio Oriente como Israel, de mente abierta, innovadora y democrática es la solución.
Lo más importante, usted debería considerar el papel de su propia organización en todo esto.
¿Cuándo fue la última vez que habló usted en contra de la demonización de los israelíes que impregna las resoluciones y los debates de la Asamblea General de la ONU, de la UNESCO y del Consejo de Derechos Humanos?
Cuando el año pasado la Asamblea General condenó a Israel en 20 resoluciones unilaterales que le dieron un pase libre a Hamas – con sólo tres resoluciones contra el resto del mundo en su conjunto – ¿por qué permaneció en silencio?
Cuando terroristas de Hamas dispararon miles de cohetes contra Israel en el verano de 2014, y el más alto órgano de derechos humanos de la ONU llevó a cabo una sesión de emergencia que condenó a Israel 18 veces y a Hamas 0 veces, ¿por qué permaneció en silencio?
Cuando ese mismo cuerpo crea una comisión prejuiciada de investigación encabezada por William Schabas, un activista anti-Israel de toda la vida que realizó trabajos legales pagos para la OLP, ¿por qué permaneció en silencio?
Cuando la próxima sesión de marzo del Consejo de Derechos Humanos tiene previsto celebrar otro debate de seguimiento sobre desacreditado Informe Goldstone de 2009 – aunque Goldstone hace mucho tiempo se retractó de la acusación central de ese informe – ¿por qué permaneció en silencio?
Cuando UN Watch reveló el año pasado que el autor clave del Informe Goldstone – a quien su personal de Ginebra contrató deliberadamente – era de hecho un furioso seguidor de Hamas, Grietje Baars, que sirvió como portavoz europeo de la flotilla de Gaza del año 2010, y que dedicó su vida a enjuiciar israelíes por presuntos crímenes de guerra, ¿por qué permaneció en silencio? ¿Por qué no pone en marcha una investigación sobre este fundamental y esencial incumplimiento de la neutralidad de la ONU?
Cuando el CDH de la ONU planea, el próximo mes, nombrar a un nuevo Relator Especial en «violaciones israelíes de las bases y los principios del derecho internacional», un mandato unilateral que sólo se fija en las acciones de Israel y presume la culpabilidad de antemano, ¿por qué permanece en silencio?
Sr. Secretario General, su artículo de opinión fue titulado «No dispare al mensajero, Israel». Tal vez usted debería considerar que la ONU no es un mensajero aquí, sino un actor clave; y que, con demasiada frecuencia, las acciones de su organización alientan, hacen posible y legitiman el terrorismo.
Si condena inequívocamente el terrorismo que golpea a víctimas francesas, estadounidenses y nigerianas, sin expresar simpatía y comprensión por las supuestas quejas de los asesinos, no debería hacer diferencias cuando las víctimas son israelíes.
Concluyo repitiendo las palabras de la Biblia:
«No difundas un informe falso… No sigas a la multitud para hacer el mal; tampoco testificarás en una disputa poniéndote del lado de la multitud para pervertir la justicia».
Sinceramente,
Hillel Neuer C.
Director ejecutivo
UN Watch
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