ORGULLO PROPIO Y VERGÜENZA AJENA DE LOS ISRAELÍES
Los israelíes acuden hoy a una doble y contradictoria sensación. Sentir orgullo ante la independencia demostrada por su justicia al actuar ante el poder y el establishment dejando en claro que la democracia y la división de poderes funcionan correctamente. Por otro lado llenarse de vergüenza ajena, por actos que no han cometido pero que sus líderes y ex líderes se han encargado de regalarles como algo ya demasiado repetido. La Suprema Corte de Justicia Israelí dio a conocer en diciembre último la condena al ex Primer Ministro Israelí Ehud Olmert que redujo a 18 meses de cárceL a lo cual debe agregarse un mes por obstrucción a la justicia. La corte de Tel Aviv lo había condenado a seis años por recibir un soborno en el megaproyecto inmobiliario Holyland cuando era alcalde de Jerusalén en los años 90.
MUCHAS CERTEZAS Y POCAS DUDAS
Está claro que tanto la corte de Tel Aviv como el Tribunal Supremo han encontrado pruebas concretas sin las cuales no lo hubiesen podido sentenciar. Resulta extraño sin embargo lo irrisorio de los montos establecidos como sobornos. No parece muy real que alguien pueda sobornar a un Alcalde para un súper proyecto millonario con la suma de 60.000 shekels, algo así como 14.000 euros con lo cual no se llega a comprar ni un pequeño auto nuevo de los más económicos. Leo en los medios mundiales que este hecho es considerado “el peor escándalo de corrupción urbanística del país” y eso no cierra con estas cifras. El ex Primer Ministro no parece alguien tan tonto como para haberse vendido en una cifra tan pequeña ni puedo suponer que lo haya hecho en cifras no conocidas ya que la justicia no lo ha conseguido probar. Nos quedan entonces dos dudas. O la justicia se ha conformado con lo que tenía y quería dar una lección al imputado y a la ciudadanía aunque fuera por estos pequeños montos condenando la forma de manejarse en el poder, o realmente se trata de errores graves pero no delitos que justificaran la condena. Nos queda una clara sensación de que hubo dádivas y que ellas fueron muchísimo más importantes que las mencionadas y la duda de que ante falta de pruebas por coimas más elevadas hay que condenar con lo poco que hay. Ehud Olmert reconoce errores en sus gestiones pero no cree que hayan sido delictivos, digamos que el manifiesta algo así como que no se ha enriquecido con esos montos y parece algo razonable. Pero la conducta de los hombres en el poder deja muchísimo que desear. Hay prepotencia, no hay transparencia, esta clarisimo que hay dinero que va y viene en los partidos y en la vida personal de muchísimos de ellos, diría yo que demasiados. Si fuéramos a fondo con investigaciones como se ha hecho en este caso, me temo que nos quedamos con menos de medio Parlamento y con pocos Ministros. En el mundo entero estas prácticas se han convertido en habituales y casi normales. Recién ahora la justicia de varios países ha despertado y comenzado a cumplir parte de sus funciones al respecto, no todas con la independencia y libertad deseable. Por ello este caso será insignia de que se puede juzgar a todos por igual sin importar cuan lejos haya llegado el personaje en su vida pública y cuánto poder haya acumulado. Un llamado de atención para que pongan las barbas en remojo y se manejen con mayor corrección y decencia.
EL PELIGRO DE SER GOBERNADOS POR CORRUPTOS
Podemos mirar lo sucedido como un caso aislado, decir que hubo un delito, que fue juzgado y que los culpables fueron sancionados con las penas que corresponden. Sin embargo el análisis debe ir mucho más allá. Convengamos que Ehud Olmert tuvo en sus manos tu vida, la mía, la de todos, la seguridad del país, su economía, sus relaciones internacionales. Tuvo en sus manos el futuro de nuestros hijos y nietos y la propia existencia del Estado de Israel. Las gestiones de paz y una posible entrega de territorios estuvieron bajo su manejo durante años y hasta realizó ofertas concretas a Mahmoud Abbas que no fueron respondidas. Las relaciones con nuestro principal aliado, los EEUU, y también con nuestros detractores.
LA JUSTICIA TARDA PERO LLEGA
Seguro que nos reconforta que la justicia llegue a los culpables. Sin embargo considero que no es suficiente. Deberían funcionar correctamente controles para la gestión gubernamental en tiempo real. Las sentencias tardías solo sirven para aliviar en algo el dolor por los daños causados y ponen en su lugar cosas que no debieron estar tanto tiempo fuera de su sitio. Mientras los corruptos gobiernan, hacen sentir impotentes a los ciudadanos. Los hacen sentir corruptos por no poder cumplir al pie de la letra con todo lo que esos gobernantes ordenan, en tanto que ellos se aprovechan del sistema cometiendo todo tipo de atropellos. Que el Ex Presidente Moshe Katsav este en la misma cárcel de Matisyahu cumpliendo una condena de siete años por violación no nos alivia. Por el contrario, nos vuelve a traer a la superficie esa sensación de haber sido manejado por personas que lejos de darnos el ejemplo nos muestran ante el mundo como algo que no somos. El Ex Presidente era la imagen del país y sus ciudadanos y esa no es la imagen que queremos dar porque no nos representa.
FALTA INVESTIGAR MUCHA CORRUPCIÓN
Lamentablemente Israel no es la excepción. Los políticos del mundo devenidos en gobernantes en los diferentes niveles han defraudado a los habitantes del planeta cometiendo hechos ilícitos en provecho propio. Es hora de que todo sea investigado y que la justicia actúe como lo ha hecho ahora en Israel. Las pruebas de los delitos van desapareciendo y se desvanecen con el paso del tiempo. Cuanto más viejos son los hechos menos rastros quedan y menos posibilidades de juzgar a los culpables. La tecnología debe servir para acelerar los tiempos de la justicia. Queremos una justicia que no tarde y que llegue a quien corresponda en tiempo y en forma para sentir que los ciudadanos no somos sapo de otro pozo.
Si en los países árabes y/o islámicos la justicia funcionaría como en Israel; habría paz en el mundo.