El primer ministro, Biniamín Netanyahu, expresó que ha llegado la hora de que algunos países árabes revelen públicamente que mantienen lazos con Israel.
Durante la Conferencia de Presidentes de las Principales Organizaciones Judías Norteamericanas, en Jerusalén, el primer ministro afirmó que los países árabes más moderados ven a Israel como un aliado, y no como un enemigo, ya que comparten una lucha en común en contra de Irán y del Estado Islámico.
«Los principales países árabes están cambiando sus puntos de vista sobre Israel… ellos no ven más a Israel como su enemigo, sino que ven a Israel como su aliado, especialmente en la lucha contra el Islam militante con sus dos vertientes», expresó. «Ahora, esto es algo que se está creando nuevos lazos, muchos de ellos discretos, algunos de ellos abiertos. Creo también que allí podemos esperar y debemos esperar, y debemos pedir un cambio».
En la Conferencia, participaron más de un centenar de líderes de 53 organizaciones. Netanyahu agradeció a los delegados por «llevar el mensaje de Israel a lo lejos» -en referencia a las recientes visitas que miembros de la Conferencia hicieron a Turquía y Egipto. El primer ministro subrayó su compromiso con la unidad del pueblo judío destacando que: «Todos los judíos deben sentirse bienvenidos y como en casa en Israel.»
Netanyahu distinguió dos tendencias paralelas y contradictorias en el mundo. Por un lado, hay una hostilidad multinacional hacia Israel en la ONU (Naciones Unidas), la CPI (Corte Penal Internacional), y la UE (Unión Europea), en lo que él denominó como una «obsesión» con Israel en los foros internacionales. «Hemos hecho algunos esfuerzos para cambiar eso, al menos en la UE», apuntó. «Pero sabemos que en muchos de estos foros multinacionales, Israel es discriminado. Espero que algún día se nos aplique un doble rasero porque en este momento, no estamos disfrutando de un doble rasero; estamos sufriendo un triple rasero… Hay un estándar para las dictaduras. Por lo general ellas están exentas. El otro es para las democracias y aún hay un tercer rasero para una democracia llamada Israel”.
Por otro lado, manifestó, los países como China, India, Rusia y Japón están mejorando sus lazos con Israel debido a su preocupación por el islamismo y el terrorismo y para beneficiarse de la experiencia operacional y la inteligencia en la lucha contra el terrorismo de Israel, así como de las tecnologías israelíes, tales como en el campo de la seguridad cibernética, el mejoramiento de la gestión y la desalinización del agua, la agricultura y la biotecnología. «Necesitamos a estos países que vienen a nosotros para que cambien sus votos en los foros internacionales», apuntó.
«No debemos ser tímidos al respecto. No debemos aceptar que exista esta extraña dicotomía y disonancia entre la amistad y las alianzas que se está construyendo entre Israel y muchos países, y la manera en que votan sobre Israel en los foros internacionales. Creo que eso es cierto para la UE; es cierto para la Organización para la Unidad Africana; es cierto en América Latina. Creo que deberíamos presionar en este punto en casa, porque a medida que cambian los intereses, ya que Israel se convierte en un país importante a nivel internacional, es importante que esto se vea reflejado también en los foros internacionales».
Tal vez tenga razón Netanyahu en que es hora que ciertas monarquías despóticas del golfo blanqueen su promiscua e infame relación con el régimen de la entidad sionista. Al revelarse ésta, con suerte tenga el efecto exactamente opuesto al que espera Tel-Aviv y sirva para encender la mecha que haga arder a los pueblos sunis de esos estados árabes para finalmente salgan a decapitar a los al-Saud, al-Zani y al-jalifa que ahora intentan vender la fábula de presentar al estado sionista como «aliado» de los sunis en contra del «malvado» (pero nunca probado) Iran, cuando es el régimen sionista el que hace 70 años viene masacrando sunis y árabes en general en diferentes formas, hasta incluso este último lunes bombardeando con misiles a los sirios del sur de Damasco. Parece que Netanyahu intenta repetir el funesto libreto del Libano en 1982 cuando se quiso mostrar como salvador de los maronitas, drusos y hasta chiies en contra de los palestinos, para ocultar lo que era en realidad solo la voraz rapiña colonial y expansionista judía.