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| martes noviembre 19, 2024

La próxima guerra de Israel contra Hezbollah será más rápida y decisiva

Hezbollah tiene la capacidad de hacer llover miles de cohetes y misiles contra Israel en un día.


 

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

Recientemente, toda la Brigada 188º del Cuerpo Blindado se reunió para participar en un ejercicio de una semana en el norte de Israel. (Crédito de la foto: UNIDAD DEL PORTAVOZ de las FDI)]

La semana pasada, la población local se reunió en la ciudad del norte de Shlomi para un evento especial en homenaje a la 300ª Brigada, la unidad militar que durante los últimos 42 años ha mantenido segura la parte occidental de la frontera con el Líbano.

Uno por uno, los comandantes retirados tomaron el micrófono y entretuvieron a los jóvenes soldados con relatos, recorriendo la historia de la zona y los eventos que nadie olvidará jamás – la matanza del autobús escolar Avivim, la masacre de la escuela de Ma’alot, el ataque de la Carretera de la Costa, el asesinato de miembros de la familia Haran en Nahariya, y otras cicatrices que se han grabado en el pintoresco paisaje de la Galilea occidental.

La sensación era que los habitantes israelíes del Norte estaban siendo obligados a pagar un precio por su decisión de establecerse allí, pero no siempre fue así.

Desde la Guerra de Independencia hasta la década de 1970, el Líbano fue el vecino menos amenazante, el país tranquilo en nuestro norte.

La broma durante ese tiempo era que, si estallaba la guerra, las FDI conquistaría Siria, mientras que la Filarmónica de las FDI conquistaría el Líbano.

Desde 1970, sin embargo, el año en el que las organizaciones terroristas palestinas fueron expulsadas ​​de Jordania y se trasladaron al Líbano, la Tierra de los Cedros ha pasado de ser un vecino inofensivo a ser refugio del terrorismo. Hoy en día, es la base de la amenaza militar más importante que enfrenta Israel.

Hay quienes dicen que Hezbollah es análogo a un pequeño gatito que a menudo araña un poco – no más – pero lenta y gradualmente crece hasta convertirse en un tigre depredador.

La organización, actualmente, cuenta con 41.000 combatientes, tanto reclutas como reservistas. Muchos de ellos han adquirido experiencia de combate en Siria. Hezbollah también tiene más potencia de fuego a su disposición que el 95 por ciento de los ejércitos regulares del mundo.

Muchos de nosotros nos equivocamos cuando nos referimos a ella como «una organización terrorista». Desde un punto de vista moral, lo es. Pero, desde un punto de vista profesional, esta es una caracterización inexacta.

De hecho, Hezbollah tiene la capacidad de hacer llover miles de cohetes y misiles contra Israel en un día. También puede enviar suficientes fuerzas terrestres para capturar ciudades colindantes con la valla fronteriza, convirtiéndolo en un ejército en todos los sentidos de la palabra.

Estas palabras no pretenden sembrar miedo. Las probabilidades de Hezbollah de materializar esta capacidad y embarcarse en una guerra contra Israel son bajas. La organización es débil desde el punto de vista estratégico – tan débil que simplemente no puede permitirse el lujo ni siquiera de jugar con fuego, y mucho menos iniciar hostilidades contra nosotros.

Esta última década fue la más tranquila en la Galilea, desde luego en los últimos 40 años. Es cada vez más evidente que la guerra civil siria no terminará pronto, lo que significa que Hezbollah no puede permitirse el lujo de provocar problemas en el Norte.

En retrospectiva, la Segunda Guerra del Líbano se ve diferente.

El tiempo no ha opacado la gravedad de las fallas que quedaron expuestas en la época, incluyendo la desorientada dirección política y militar. No obstante, la guerra le trajo una calma sin precedentes al Norte. La disuasión contra Hezbollah nunca había sido más eficaz.

Una década más tarde, Hezbollah es, de hecho, mucho más fuerte de que nunca, pero también tiene muy poco apetito – al menos por el momento – para otra guerra con Israel, especialmente una que llevará destrucción sobre el Líbano.

Hezbollah sigue armándose y se hace más fuerte, y muchos se preguntan si se están construyendo túneles de ataque debajo nuestro en el Norte, igual que desde Gaza. La respuesta, aparentemente, es no, pero esto no es muy reconfortante. La serpenteante frontera que separa a Israel y el Líbano hace que un túnel sea superfluo e innecesario.

No sería razonable suponer que Hezbollah tiene la capacidad de mover un batallón de combatientes dentro de Israel a través de la espesa maleza a lo largo de la frontera – sin que nadie se dé cuenta. Eso es a lo que las FDI se refieren cuando hablan de «2.500 túneles por encima del suelo» hechos posibles por la frontera tortuosa, serpenteante y cubierta de flora, que le ofrece cobertura a Hezbollah.

Mientras los comandantes retirados contaban cómo el ejército se ocupó de las infiltraciones fronterizas durante los años en los que no había una valla fronteriza, actualmente las FDI no se contentan con una valla y medidas disuasorias.

En cambio, están haciendo cambios físicos y geológicos en el paisaje, realizando un masivo proyecto de ingeniería destinado a tallar nuevos acantilados cerca de las ciudades fronterizas que harán que sea más difícil para Hezbollah sorprendernos.

Las FDI también han calibrado sus planes de guerra, descartando su plan de acción anterior de tratar de suprimir el lanzamiento de cohetes persiguiendo infructuosamente a los lanzacohetes. En cambio, las FDI han preparado planes que están destinados a librar una guerra en el norte hasta un final rápido y decisivo.

En el espíritu del certero libro de Ofer Sela, Ha’ometz L’natzeach (El Coraje para Ganar), las FDI ya no están satisfechas simplemente dependiendo del modelo binario – uno que tiene la opción de conquistar todo el territorio o librar una larga y prolongada guerra de desgaste a lo largo de la frontera.

En el espectro que separa a estas dos opciones, el ejército dice que ha encontrado métodos y acciones que se supone llevarán a un rápido fin a los combates – esta vez con un resultado mucho más a nuestro favor.

Gabi Ashkenazi, el ex Jefe de Estado Mayor de las FDI, a menudo les decía a sus subordinados que en la próxima guerra estaba prohibido preguntar quién ganó. Este es el mismo espíritu detrás de los planes elaborados por su sucesor, Gadi Eisenkot.

La palabra «victoria» no aparece allí, pero sí prescribe la necesidad de registrar «un resonante logro», uno que resuene mucho después del hecho, tanto como para que no comience la cuenta regresiva para la próxima ronda de combates.

El alto mando de las FDI está preparando una serie de sorpresas para Hezbollah.

La próxima guerra será dura y dolorosa, y la esperanza es que no ocurra. Pero si lo hace, se supone que terminará de manera diferente que las más recientes.

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Comentarios

Será que de una vez por todas, acabarán con esas ratas terrorístas del partido de satanás? #Hezbollah

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