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| lunes diciembre 23, 2024

Cobertura: cuándo la prensa palestina importa, y cuándo no


La prensa y la libertad de expresión son conceptos muy laxos para la Autoridad Palestina – presidida por Mahmoud Abbas (quien también lidera la organización Fatah). Tanto, que aquellos medios (entre ellos, los oficiales) que incitan al odio y glorifican la violencia, gozan de buena “salud informativa”; mientras que aquellos medios y periodistas a los que los hechos los conducen a señalar falencias, corrupciones y otras cuestiones, dentreo la la Autoridad Palestina, no lo llevan tan bien.

Así pues, mostrando ese “respeto” selectivo para con los medios de comunición, “el protavoz de la Autoridad Palestina condenó el viernes” el allanamiento y cierre del canal de televisión palestino Falastin al-Yawn (Palestina hoy) por parte de Israel; e indicando falazmente que esto es como parte de la “continuada política israelí contra los medios palestinos”.

En tanto, el diario argentino infobae.com indicaba, que dicho canal de televisión es “gestionado por el grupo Yihad IslámicaPalestina”. Grupo que está considerado organización terrorista por el Departamento de Estado de Estados Unidos y la Unión Europea (Decisión del Consejo (CFSP) 2015/521 del 26 de marzo de 2016), entre otros.

Según la policía israelí, la clausura responde a un intento por frenar los ataques palestinos violentos que, señalaba, han sido motivados por la incitación de los medios palestinos. Las organizaciones MEMRI y Palestinian Media Watch han dado, y dan, amplia cuenta de ello, traduciendo el contenido mediático palestino al inglés.

No en vano, el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, criticó la negativa de Abbas a condenar los ataques contra ciudadanos israelíes.

La Autoridad Palestina ante los medios palestinos que señalan sus falencias

El periodista Khaled Abu Toameh informaba el 1 de marzo de 2016, que la semana pasada, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, ordenó la detención de la parlamentaria palestina Najat Abu Bakr – quien desde entonces está refugiada en el edificio del parlamento de dichaAutoridad. Su “crimen”, explicaba Toameh, exponer la corrupción financiera del ministro de gabinete, que está estrechamente vinculado con el presidente Abbas.

Abu Bakr afirma que el ministro ha estado vendiendo agua a palestinos de manera privada y que ha tomado ilegalmente más de 200.000 dólares del presupuesto palestino.

Esto, de manera acostumbrada, no llegó a ser ni titular, ni texto.

Es más, en 2013, el mismo periodsta apuntaba que la Autoridad Palestina había “reanudado su ofensiva de seguridad contra los periodistas y blogueros palestinos en Cisjordania”.

Pero, en aquella oportunidad, tampoco los medios andaban con ganas de afearle la “narrativa” a los líderes palestinos con la realidad.

Decía Toameh:

“Los gobiernos occidentales que financian a la Autoridad Palestina continúan haciendo la vista gorda a la violación de la libertad de expresión en Cisjordania.

Los grupos y organizaciones internacionales de derechos humanos que tienen por objeto defender la libertad de los medios de comunicación también continúan ignorando las violaciones contra la libertad de expresión bajo la Autoridad Palestina.

Estos grupos sólo ven lo que las autoridades israelíes hacen. Por el lado de la Autoridad Palestina en Cisjordania, o Hamas en la franja de Gaza, no ‘ven ningún mal’.

Saben de las agresiones a los periodistas palestinos por las fuerzas de seguridad palestinas. Pero deciden enterrar la cabeza en la arena. Es más cómodo y seguro criticar a Israel que a la Autoridad Palestina y Hamas”.

Tampoco los medios se preocuparon por informar cuando el 2 abril 2012, Amira Hass, una periodista a la que precisamente no se puede catalogar como pro-israelí, decía en un artículo publicado por el diario Ha’aretz:

“El periodista palestino Yusuf Al-Shayeb osó levantar sospechas de corrupción en la misión de la Autoridad Palestina en Francia. Ahora languidece en una celda de Ramallah.

[…]

De los dos diarios para los que escribe para, fue el jordano [el otro es palestino] el que el 29 de enero publicó su informe sobre denuncias de corrupción en la misión diplomática Palestina en Francia”.

Ya se ve qué significa para Abbas y los suyos la “libertad de prensa y expresión”: “habla bien de mí – o no hablarás -, y habla mal de Israel y glorifica a los terroristas palestinos”.

“… No pintándolo ni descubriéndolo [describiendo] como ellos fueron, sino como habían de ser…” – como escribía Miguel de Cervantes en el Don Quijote de la Mancha -, así los medios resaltan, minimizan, ocultan, maquillan, priorizan, postergan, con tal de que los líderes palestinos se parezcan más a los duendes de Papá Noel que a los hombres de carne y hueso que manda a sus ciudadanos a matar y a morir como herramientas de su intransigencia y de su objetivo final.
 
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