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| lunes diciembre 23, 2024

¿Cómo puede hacer Occidente para derrotarlos?


Tres lecciones centrales se desprenden de los ataques terroristas coordinados en Bélgica. Las tres exigen un cambio significativo en la inversión, en el esfuerzo, en la agenda y especialmente, en la percepción del mundo de Occidente.

La primera lección tiene relación con el régimen aeronáutico en todo el mundo, que ya ha experimentado una seria reforma tras los atentados del 11 de setiembre: una revisión exigente previa al ascenso al avión, un impedimento para subir elementos punzantes, una vigilancia en las vías de acceso de los aviones y en sus partidas. La reforma tuvo éxito: Al-Qaeda ha tratado, en varias oportunidades, de explotar aviones en el aire y fracasó.

Pero la reforma trató solamente con los aviones. Ella no tocó al territorio del aeropuerto en si y no consideró a los otros medios de transportes masivos en general, barcos, autobuses y trenes. El vice-general (reserva)  Danny Arditti, que era el jefe de la unidad de lucha antiterrorista, avisó incluso antes de los atentados en los trenes de España en 2004 que el tren iba a ser el próximo objetivo de los terroristas y que Europa no estaba preparada para eso. En el último agosto yihadistas de origen marroquí se prepararon para ejecutar una masacre en un tren de pasajeros de Paris a Amsterdam. Dos soldados marines lograron abortar el atentado a último momento. Para finales de octubre una célula de ISIS logró, en el Sinaí, explotar un avión de pasajeros en el aire. Ayer los terroristas atentaron dentro del aeropuerto y en una estación del Metro. Eso requiere otra revolución en el área de los medios de locomoción masivos, y esta vez en todos los medios.

La segunda parte tiene que ver con la inteligencia. El enemigo contra el cual se enfrentan los servicios de inteligencia de Europa es joven, inteligente, transnacional, que utiliza a la población local y que sabe coordinar y organizar operaciones complejas en poco tiempo, utilizando medios de comunicación encriptados. Frente a un enemigo así hay que modificar de raíz la estrategia en el área de la inteligencia, en el personal, en los medios, y en las leyes y concesiones que hay que hacer en los derechos humanos.

En el centro de ese cambio hay algo que en Europa no les agrada en absoluto: en el Shin Bet se conoce como “cobertura básica”, es decir, seguimiento de una población y regiones geográficas muy amplias, todo el tiempo, en alta resolución, también contra los que no existe una sospecha especifica. En otras palabras, seguir a enormes comunidades musulmanas en Europa, y no solamente contra aquellos que se ha recibido una información específica. Así trabaja el Shin Bet frente a la población palestina. Sin una “cobertura básica” Israel no habría podido derrotar la Intifada de los suicidas.

La tercera parte: Cada uno de los nuevos ataques sobre el suelo europeo acerca el momento en el que Occidente va a tener que hacer lo que más teme – una acción terrestre contra ISIS en Siria y en Irak.

La experiencia amarga de la guerra en Afganistán y en Irak se ha grabado profundamente en el ADN de los líderes de Europa y en el patrimonio del Presidente Barack Obama. Pero se trata de una lección parcial únicamente. La invasión a Afganistán, un país que era gobernado por un grupo terrorista, logró su objetivo. Ella dispersó a la dirigencia de Al-Qaeda a lo largo del Medio Oriente y Asia, dificultó mucho sus actividades y propició que Estados Unidos pudiese emprender una serie de asesinatos selectivos que perjudicó mucho al núcleo duro de la organización. En 2005 decidieron Bin Laden y Ayman Al-Zawahiri detener la mayoría de sus acciones en Occidente para concentrarse en el Medio Oriente.

En la actualidad nuevamente hay una organización yihadista central – ISIS – con un territorio grande que es gobernado por ella. Hay una diferencia fundamental entre ésta organización, que no en vano se denomina a si misma como “estado” islámico, y otra organización temerosa y dispersa cuyos líderes se encuentran todo el tiempo huyendo y escondiéndose. El terrorista suicida de Estambul de esta semana es un ejemplo excelente: Sabash Ialriz se movió entre Turquía y Siria un par de veces, regresaba a descansar y se surtía cada vez que sentía que le perseguían, hasta el momento que se sintió que estaba preparado para realizar su última misión.

Una operación terrestre no significa obligatoriamente la conquista completa de toda Siria e Irak, pero debe incluir la destrucción de las bases centrales de ISIS y el atrapar o matar a sus líderes principales, Al-Baghdadi y los ex-generales iraquíes que sirven como sus ayudantes. Fuera de eso, las imágenes de los líderes de la organización muertos o llevados a juicio en la Corte de Justicia Internacional de la Haya jugarán un papel propagandístico complementario.

 
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