La arena internacional no va a esperar mucho más tiempo antes de imponerle a Israel un acuerdo sin tener en cuenta los intereses vitales para Israel. Con este fin, el gobierno deba impulsar y dejar de responder a cualquier iniciativa, que pueda conducir a una realidad – buena para Israel – de dos estados para dos pueblos, como si fuese alguien que espanta a una mosca de la cara.
Todavía no nos hemos calmado de los mensajes de paz y de “dos estados” en las ceremonias de sustitución del Ministerio de Defensa de Yaalón por Lierman, y ya nos hemos convulsionado por la iniciativa de paz francesa. Ella exige la supresión total de la “ocupación”, y a ella se añadió la llamada del ministro de Exteriores saudí Adel El-Gobiir para que Israel acepte la iniciativa de paz árabe.
14 años han pasado desde que la iniciativa de paz saudí emergió en el ruedo del Oriente Medio en 2002, y desde entonces ha sido ratificada repetidamente en las conferencias de la Liga Árabe y por los jefes de los estados miembros más importantes.
¿Y el gobierno israelí? Sin ningún tipo de discusión apropiada en los gobiernos y en los cabinetes a lo largo de la historia, Netanyahu ve en ella (repentinamente) “elementos positivos”, pero “ninguna iniciativa no es un sustituto para las negociaciones sin condiciones previas”, por lo que a Abu Mazen se le pide encender el coche y llegar a la calle Balfour. 20 minutos de viaje neto, menos los cruces. Por cierto, el mismo tiempo de viaje entre la residencia del Primer Ministro en la calle Balfour y la Mukata de Ramallah.
La iniciativa parte del reconocimiento que la fuerza militar no puede con Israel y, por lo tanto, se propone poner fin al conflicto árabe-israelí a cambio de un estado palestino en Cisjordania y la Franja de Gaza, con capital en Jerusalén oriental, y una solución justa y acordada al problema de los refugiados. Está claro que la iniciativa de paz árabe, así como está, conlleva también riesgos políticos y de seguridad para Israel. No hay que obviarlos, especialmente en una época de incertidumbre en el mundo árabe. Sin embargo, se puede esperar que con la apertura de un proceso de diálogo, que llevará a negociaciones, durante las cuales Israel puede actuar para reforzar su futuro seguro como un estado democrático y del pueblo judío.
Solamente probarlo
Israel puede anunciar que está preparada – como reservas concretas – a examinar los principios de la iniciativa como parte de las negociaciones para poner fin al conflicto árabe-israelí en general y el conflicto entre israelíes y palestinos en particular. Después de todo, ningún adelanto sera posible sin un progreso real en las negociaciones palestinas-israelíes. En este contexto, pedirá Israel un acuerdo escalonado en las cuestiones básicas del conflicto palestino-israelí, incluyendo medidas independientes en el camino de los dos estados para dos pueblos.
Los que dicen que se trata de un dictamen árabe a los israelíes cabe recordar que la Liga Árabe y algunos ex hombres de Estado estuvieron dispuestos a discutir cambios en ella. Los ministros de relaciones exteriores de la Liga flexibilizaron sus posturas en 2013 frente al secretario de Estado Kerry en relación con las fronteras de 1967, para incluir ajustes fronterizos acordados y los intercambios de tierra. Algunos dicen que últimamente se discutió en secreto una propuesta para, por el momento, no discutir la frontera entre Israel y Siria como parte de un diálogo en el marco de la iniciativa árabe, y preceder a la normalización antes de un resumen completo de todos los asuntos en disputa, en lugar de esperar hasta el final de las negociaciones.
Por último, no hay que ignorar el idioma del texto, que habla de un acuerdo concensuado, lo que sugiere que no es un dictamen de condiciones.
Los que apoyan las iniciativas regionales creen que se aprovechan así los intereses comunes de Israel y algunos líderes árabes relativamente moderados (Egipto, Arabia Saudita, Jordania y los EAU). Sin embargo, la relación oficial de la Israel oficial – a excepción de las declaraciones solemnes que no tienen nada de fondo – es mantenerse escépticos, y muchos todavía la ven como otra invitación más para dictaminar en vez de acordar negociaciones.
El suspiro de alivio que se escucho alrededor de Netanyahu al término de la conferencia de París no tiene lugar. La arena internacional no va a esperar mucho más tiempo antes que se lance a imponer un acuerdo que no tenga en cuenta los intereses vitales de Israel. En lugar de ello, Israel podría impulsar acuerdos regionales – en seguridad y económicos – para así ayudar a formar el eje de la zona basándose en el interés mutuo entre ella y Egipto, Arabia Saudita y los Estados del Golfo y con el apoyo del Cuarteto y los Estados Unidos. Para este fin, el gobierno debe iniciar y dejar de responder a otras iniciativas como alguien que se quita una mosca de la cara, que quizás pueden conducir a un buen acuerdo para Israel, en base a dos estados para dos pueblos.
Guilad Sher es co-presidente de “Futuro Azul Blanco” e investigador principal en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS)
Amen …….