Hay muchas cosas que se ven en Israel que resultan insólitas para un observador de cualquier parte del mundo. Asombra ver cómo un país tan joven (con 68 años desde la creación del Estado, pero con una nación judía que hunde sus raíces en miles de años de historia) ha sido capaz de desarrollar la única democracia de una región sumida en las tinieblas de las guerras, las facciones enfrentadas y el fanatismo. Sorprende la revolución tecnológica que lidera en el mundo, fascina la integración de una población tan diversa, pero lo que nunca deja de conmover en días como el de hoy es la determinación y la valentía de sus habitantes, que se empeñan en levantarse una y otra vez frente al terrorismo.
Para conocer los antecedentes no hace falta viajar mucho en el tiempo, basta con ver lo sucedido la noche del miércoles, cuando dos jóvenes palestinos de la región cisjordana de Hebrón llegaron al mercado de Sarona, una concurrida zona de ocio en Tel Aviv, y abrieron fuego tras tomarse algo en uno de los cafés de este recinto. La policía detuvo a ambos terroristas, cuyas balas acabaron con la vida de cuatro personas. Este ataque terrorista es el más grave de los ocurridos en Tel Aviv durante esta ola de violencia, también conocida como la «Intifada de los cuchillos», ya que este ha sido el medio más recurrido por los terroristas en las docenas de atentados registrados.
Y una vez más, el mundo pudo ver muestras de ese coraje que forma parte del carácter inherente de los israelíes. Muchas de las personas que estaban en el momento del ataque en Sarona —trabajadores, propietarios de los negocios y clientes— aseguraron que al día siguiente volverían a abrir sus puertas. Que el miedo y la violencia no van a aplacar sus ganas de vivir en libertad en un país al que aman. Cualquiera que haya sobrevivido a un atentado en Israel dirá lo mismo, siempre con las víctimas mortales en la memoria, pero con la determinación de seguir construyendo un futuro mejor.
La verdad es que no resulta fácil mantener esta actitud frente al terror, a la vista de la escalada a la que han tenido que hacer frente en los últimos meses. Desde que comenzara la actual ola de violencia palestina contra Israel, en octubre de 2015, han muerto por ataques terroristas 41 personas, incluidas estas cuatro últimas víctimas mortales de Tel Aviv.
Se registraron al menos 470 heridos en 151 ataques con cuchillos, 93 tiroteos, 43 atropellos intencionados y una bomba en un autobús. Según cifras aportadas por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, las víctimas mortales de estos atentados terroristas son 38 judíos israelíes, un árabe israelí, un estadounidense y un refugiado eritreo.
Este horror comenzó tras varias semanas, en septiembre de 2015, en las que se registraron numerosos disturbios en la zona de la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén, el Monte del Templo para los judíos, a partir de la incitación de elementos radicales palestinos, e incluso de sus líderes políticos, que reclamaban que el statu quo de la mezquita de Al-Aqsa estaba amenazado por Israel. El 1º de octubre se desató la mortal ola de violencia que se prolonga hasta la actualidad. Ese día, unos palestinos asesinaron a una pareja de colonos judíos cerca de la ciudad de Nablus, en Cisjordania. Sus cuatro hijos fueron testigos del crimen terrorista desde el asiento posterior del coche.
A partir de entonces, la escalada de violencia afectó principalmente a Jerusalén y Cisjordania, pero también se extendió a diversos atentados en otros puntos del país. Aunque parecía que en los últimos meses se había detectado un descenso en el número de ataques palestinos, se han producido atentados de gran envergadura, como el ocurrido en Jerusalén el pasado 18 de abril, con una explosión en un autobús que dejó una veintena de heridos.
Este último atentado en Tel Aviv, con cuatro víctimas mortales, ha sido aplaudido por la organización terrorista palestina Hamas, que ha amenazado con un Ramadán sangriento. Sin embargo, el mercado de Sarona, en el corazón de Tel Aviv, vuelve hoy a abrir sus puertas. La vida sigue, y en Israel con más determinación, si cabe.
La autora es fundadora y directora ejecutiva de Fuente Latina.
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