La antigua ciudad española de Castrillo Matajudíos, que cambió su nombre el año pasado a Castrillo Mota de Judíos, se ha hermanado con la ciudad israelí norteña de Kfar Vradim (Villa de las Rosas).
Una delegación de Castrillo Mota de Judíos llegó a Israel el domingo para una ceremonia de designación de las dos ciudades gemelas para promover los lazos culturales, turísticos y comerciales.
A la firma han asistido el alcalde de la ciudad española, Lorenzo Rodríguez, y el embajador español en Israel, Fernando Carderera.
“Estamos aquí en la tierra prometida para proteger las raíces de la ciudad, establecida en 1035,” dijo Rodríguez junto con el jefe del consejo local de Kfar Vradim, Sivan Yehieli.
Rodríguez dijo que el acuerdo de hermanamiento de los pueblos marca un “nuevo capítulo en la historia de Castrillo Mota de Judíos”, anunciando que las excavaciones arqueológicas que se han realizado recientemente “redescubrieron las antiguas raíces” y establecieron un museo para la cultura judía en la ciudad.
Hoy en día no hay judíos que vivan en el pueblo, pero muchos residentes tienen raíces judías y el escudo oficial de la ciudad incluye la estrella de David.
Yehieli también acogió con satisfacción el acuerdo, diciendo que la primera vez que recibió la solicitud del Ministerio de Asuntos Exteriores, “y después de conocer la historia de la ciudad, no decidimos de inmediato.”
El pasado octubre, la ciudad cambió su nombre, un año después de que el pueblo de unos 50 habitantes votara para hacerlo, después de que el alcalde argumentó que era ofensivo y el pueblo debía cumplir con sus orígenes judíos.
Los documentos muestran que el nombre original del pueblo fue “Castrillo de Judíos ” y que el nombre fue cambiado a “Mata Judíos” en 1627, después de un edicto español en 1492 ordenando la conversión de los judíos al catolicismo o abandonar el país. Los que se quedaron se enfrentaron a la Inquisición española, y muchos fueron quemados en la hoguera.
El embajador israelí, Daniel Kutner, dijo que la decisión de la ciudad de celebrar su pasado judío debía ser alabado. “Hay que recordar que la expulsión de España fue para los judíos un evento traumático de dimensiones históricas y establece la trayectoria para el pueblo judío a partir de ahí”, dijo en la breve ceremonia en octubre ante una señal de tráfico que mostraba el nuevo nombre y era colocada en la entrada de la ciudad.
El cambio de nombre no se quedó sin respuesta y la ciudad se ha enfrentado a algunos actos de vandalismo como resultado, según el alcalde. El cambio de nombre fue aprobado formalmente por la Junta de Castilla y León en junio.
Los investigadores creen que el pueblo debe su nombre anterior a los residentes judíos que se convirtieron al catolicismo y querían reforzar su repudio del judaísmo para convencer a las autoridades españolas de su lealtad. Otros sospechan que el cambio puede provenir de un error de escritura.
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