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| sábado noviembre 23, 2024

El rollo de los territorios ocupados, disputados y administrados en el conflicto árabe – israelí


 

Desde que se han propuesto soluciones globales al conflicto entre israelíes y palestinos, se ha insistido en llamar a los territorios administrados por Israel como “Territorios ocupados”, basados principalmente en la resolución 242 del año 1967 y por medio de los cuales se especifica la necesidad de llegar a un acuerdo pacífico que incluya el retiro de las fuerzas militares israelíes hasta una posición anterior al conflicto armado de ese año y regresarse a las líneas del armisticio (1949), hasta “fronteras seguras y reconocidas”.

Hasta ahí la letra dice lo que dice y la situación contempla devolver territorios a la soberanía previa, por lo tanto, los territorios que estarían contemplados como ocupados hasta ese momento serían: La Península del Sinaí, los Altos del Golán y Jerusalén del Este, el resto de los territorios pasarían a la condición de “disputa” porque no pertenecían hasta entonces a un Estado Soberano, la resolución 181 solamente se hizo efectiva de un lado y dejó en un limbo jurídico al restante territorio.

Con la firma de la paz entre Israel y Egipto a finales de los años 70 y con la desconexión de la Península del Sinaí en los 80, se marcó la frontera entre ambos países, dejando en una condición de orfandad al territorio de la Franja de Gaza que había sido conquistado por los egipcios en la guerra de 1948, hacia donde movilizó grupos de egipcios y la tuvo bajo su tutela con el beneplácito de la Liga Árabe bajo el nombre de “Gobierno de Toda Palestina” y la tuvo bajo una administración de carácter militar, desde ahí se dieron ataques hasta la guerra de los 6 días.

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El territorio de Gaza fue parte también del ideal panarabista de Gamal Abdel Nasser en la poco exitosa República Árabe Unida (1958 – 1961) y a partir de 1964 con la aparición de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), la idea de Nasser era brindarle autoridad sobre el territorio de Gaza como un grupo obediente al gobierno del Cairo con un brazo armado (Ejército por la Liberación de Palestina) que le ayudara en su guerra contra Israel.

Es entonces que en 1978 con los Acuerdos de Camp David, Egipto renuncia a cualquier ambición de controlar el enclave costero. Cabe destacar que el territorio nunca fue anexado por Egipto, de ahí que el futuro del mismo se comenzó a plantear como parte de los territorios que serían brindados para la creación de un nuevo Estado para los habitantes de ese territorio.

Los Altos del Golán desde el año 1981 están bajo el sistema administrativo israelí, aunque desde el aspecto propio del Estado no ha sido anexado, y se ha planteado en algunas discusiones de paz que serán devueltos en caso de una paz y reconocimiento mutuo con Siria, en otras oportunidades y por las características estratégicas de la región se ha discutido que el territorio no se puede devolver. Lo cierto del caso es que, de cualquier forma, las condiciones de conflicto actuales entre ambos países impiden cualquier solución bilateral efectiva, tampoco debería seguirse involucrando este tema en los acuerdos entre israelíes y palestinos porque la región disputada no es parte de las zonas propuestas para un futuro Estado Palestino.

Finalmente, la Margen Occidental, incluyendo Jerusalén del Este poseen condiciones distintas. Desde la perspectiva del derecho Internacional, Jerusalén completa debería ser considerado un territorio ocupado, primero por dos fuerzas militares en 1948 (Israel y Jordania) y después solamente por Israel, esto sencillamente porque en el plan de partición de 1947 el estatus de Jerusalén sería de “Corpus Separatum” es decir un ente separado del resto de la partición y administrado por las Naciones Unidas.

Sin embargo, posterior a la demarcación de las líneas del armisticio, se permitió la demarcación de nuevas zonas bajo administración de cada fuerza conquistadora, por lo que quedaría dividida una parte bajo tutela israelí y otra bajo administración jordana.

Ante este panorama, en 1950 Jordania se anexaría la parte de Jerusalén del Este y además incluyó la Margen Occidental, en el denominado “Plan de la Gran Siria”, brindando ciudadanía jordana a todos los ciudadanos que quedaron dentro de esos territorios. La medida fue aprobada por Reino Unido y Pakistán, la Liga Árabe los denominó “administradores temporales”, pero en 1953 el Rey Hussein anunció a Jerusalén del Este como la Capital Alternativa del Reino Hachemita y en 1960 nombra a Jerusalén como su segunda capital.

Por su parte Israel con la división de 1949 absorbió territorio y población de la zona y en 1950 cambió la sede de su Capital de Tel Aviv hacia Jerusalén Occidental. Posterior a la guerra de los seis días Israel conquista la parte Oriental de Jerusalén y parte de la Margen Occidental, anexando Jerusalén a la parte Occidental que ya estaba bajo su administración y cuando se dictamina la resolución 242 y se pide regresar a las líneas del armisticio de 1949, los territorios se denominan “ocupados” porque habían quedado según esa normativa bajo administración de Jordania.

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En el año 1980, Israel declara Jerusalén Capital Única e indivisible de Israel, generando fuertes discusiones en el marco de las Naciones Unidas que proclamarían en el Consejo de Seguridad la Resolución 478 para castigar dicha medida y recomendaba a los países a movilizar su embajada de Jerusalén hacia Tel Aviv, aunque las principales instituciones israelíes están en Jerusalén y la presentación de cartas credenciales se deben hacer en la ciudad unificada.

El 31 de julio de 1988, Jordania renunció a cualquier pretensión sobre los territorios de la Margen Occidental (Jerusalén incluido), manteniendo la tutela sobre los sitios sagrados musulmanes y reconociendo a la OLP como el único representante legítimo del pueblo palestino y en 1994 firmó la paz con Israel.

La OLP por su parte, desde la victoria israelí en 1967, ha designado a Jerusalén del Este como el territorio de la futura capital de un Estado palestino soberano y reivindicado de esta forma desde la existencia de la Autoridad Nacional Palestina en 1994.

Desde el momento que Egipto firma la paz con Israel y recibe de vuelta sus territorios, excepto la franja que dejó a la deriva, así como Jordania renunció a los límites del armisticio de 1949 y demarcó sus propias fronteras con Israel y los territorios de la Margen Occidental, estos últimos quedaron en una condición de orfandad similar a la Franja de Gaza en cuanto a que no hay ningún Estado soberano bajo el que se abriguen, el único territorio de las guerras entre árabes e israelíes que pueden ser considerados como ocupados son los Altos del Golán, que ya fueron explicados previamente.

Los territorios restantes de la Franja de Gaza y la Margen Occidental son territorios que se mantienen en disputa con Israel para poder cumplir con la otra parte de la resolución 181 del 29 de noviembre de 1947, crear un Estado Árabe que conviva con el judío al lado.

Por lo que la administración israelí sobre los territorios en orfandad se ha llevado bajo la tutela de la jurisprudencia israelí en la mayoría de las zonas, desde el propio año 1967 en adelante, Israel los gestiona como territorios bajo ocupación beligerante según la Convención de La Haya de 1907, salvo Jerusalén, los demás territorios jamás los anexó ni aplicó la ley israelí. A partir de los Tratados de Oslo (1993 y 1995) y posteriores se han dividido en Zona A (bajo administración exclusiva de la ANP), Zona B (de administración mixta) y Zona C (con responsabilidad y administración cívico-militar israelí).

Desde el 2005, Gaza perdió la condición de ocupante con la desconexión de Israel en dicho territorio y con las últimas propuestas de paz se ha intentado negociar una salida de los territorios disputados para conformar un Estado palestino, de ahí que el tema de los asentamientos pueda considerarse un problema, pero no es la base en sí de los inconvenientes para llegar a la paz, no hay tampoco ningún carácter expansionista como tal, y las propuestas de anexión de ciertos territorios son discutidos y criticados dentro del marco israelí.

Cualquier solución para cambiar el estatus final de los territorios disputados pasará por negociaciones, por el debate interno en Israel y la facilidad de conformación de un gobierno de unidad palestino que pueda sentarse a la mesa a conversar con Israel, los caminos alternos pueden ser dañinos si se continúa teniendo posiciones mezquinas que no den una solución que beneficie a ambas poblaciones.

 
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