En la parte superior, en letras árabes, se lee la frase, «no hay más dios que Alá». En la parte inferior, inscrito en un círculo, se encuentran las palabras «Mahoma es el mensajero de Dios».
DOS AÑOS DESPUÉS…
Destrucción, horror, espanto han provocado infinidad de jornadas de análisis, artículos con reflexiones y vaticinios, crónicas con escenas espeluznantes, libros y dosiers – y aún habrá mucho más. En el año 2006 surgió en Irak el autotitulado Estado Islámico, que adoptó fisonomía territorial en el 2013 bajo el nombre de DAESH, transliteración del árabe «Estado Islámico de Irak y Siria» – ISSIS en inglés. Es el logotipo de la brutalidad y la violencia que desafía al mundo entero, con exigencias revolucionarias en su formulación y destructoras en su aplicación, otra de las «novedades» que la «primavera árabe» introdujo en la región.
Resulta que el término «daesh» puede significar «algo que pisotear», «el que siembra la discordia», de manera que sus integrantes prefieren la siglas de «EI» – Estado Islámico (en inglés, IS). Así se resalta el carácter «islámico» de la organización y obtienen cierta legitimidad religiosa a sus iniciativas, lo que facilita presentarse como estado para todos los musulmanes, cuyo líder, el «Califa», es el conductor cuya palabra debe ser aceptada, sus propósitos deben ser cumplidos y sus hechos deben ser celebrados.
En junio de 2014 Abu Bakr el Bagdadi proclamó el establecimiento del Califato Islámico. Si bien durante el primer año los logros fueron rápidos e impresionantes, a continuación las cosas se fueron complicando. La caída de Palmira en Marzo último, los combates en Rakka, la reconquista de Faluya el 17 de junio de 2016 – sumado a las dificultades en Sinaí y en Libia, todo ello podría poner en duda la capacidad de DAESH de seguir existiendo.
Pero así no funciona el Medio Oriente. La multiplicidad de intereses, locales, regionales y globales, dan cierto respiro a los problemas de «D». Es más, últimamente han alentado el funcionamiento de los «lobos solitarios», que actúan solos en sorpresivos atentados en todo el planeta y que declaran que lo hacen como agentes fieles a «D» (Orlando, París, etc.). Las redes sociales siguen instruyendo «toda acción que lleven a cabo en todo el mundo son más importantes que lo que hagamos en el territorio que dominamos«…
Prof. UZI RABI – Director del Centro Moshe Dayan de Historia del Medio Oriente y África, UTA
FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS
En estos días las extensas y desérticas áreas bajo control de «D» van disminuyendo, el volumen territorial se contrajo. ¿Acaso «D» se desintegra?
«D» no deja de combatir, no se rinde, no huye. El territorio no es el objetivo de «D», las prioridades son:
- La lucha del Islam contra Occidente.
- La lucha de los sunitas contra los chiítas.
Redactaron esos dos objetivos mayores en Irak donde nació la idea que supone la negación de las unidades nacionales típicas de la organización europea, no tan aplicables a la realidad familiar-tribal-étnica-cultural-lingüística de esta parte del planeta.
«D» es un intento de crear una nueva geopolítica: «cuánto más patriota seas, menos musulmán resultas«. Por lo tanto Siria, Irak, Libia, son consideradas naciones artificiales producto de resoluciones imperialistas del siglo pasado, y la tendencia actual es imponer el «Sunismo»: no hay lugar para cristianos, ni para shiítas, ni para Yazidis – todos ellos deben desaparecer por obra de la espada, como solía hacerlo Mahoma…
Prof. MEIR LITWAK – Director del Centro de Estudios Iraníes, UTA
ESLABÓN ISLAMISTA
Podemos ver en «D» un eslabón más en la convulsionada historia del radicalismo islámico. Tras la rápida caída de los Hermanos Musulmanes – que asumieron el poder al iniciarse la «primavera árabe» – surge esta versión empeñada en restaurar el califato. Es una «creación» iraquí, consecuencia de la invasión americana al país de la Mesopotamia, que expulsó a los sunitas del poder y con ellos desplazó a militares defraudados del ejército de Sadam Hussein.
Inicialmente el objetivo era luchar contra occidente, no contra los shiítas, pero acentuaron la lucha contra la concepción de la nacionalidad según territorio, imponiendo que todos los mecanismos de la nación, la recaudación de impuestos, los organismos gubernamentales, los servicios a la población – salud, educación, bienestar – deben estar todos basados solo en la shaarya – la ley religiosa islámica.
Comenzaron luchando contra «los enemigos débiles»: los militares corruptos, los kurdos, los cristianos, los yazidíes. Alentados por sus logros iniciales, «D» orienta sus esfuerzos contra «los enemigos poderosos»: Occidente, los shiítas. Luchan contra todo el mundo: contra EE.UU., Rusia, Irán; no procura aliados; conquistan amplios y desérticos territorios – y así debilitan sus iniciativas y comienzan a perder importantes fuentes de recursos: menos recaudación de impuestos, limitaciones a la comercialización del petróleo, se reducen las confiscaciones y el robo, aumentan los costos militares.
Pero no es que «D» habrá de desaparecer: posiblemente se produzcan cambios, pero la idea del Islam radical seguirá funcionando.
Dr. TZWI MAGUEN – Director del Programa de Estudios de Rusia, INSS
INTERESES ENFRENTADOS
¿Realmente se está luchando contra DAESH?
Muchos están luchando en Siria. Estados Unidos encabeza una coalición de 62 estados. Rusia lo hace junto a Irán y a Assad. China está a la expectativa.
Pareciera que todos luchan contra todos, empeñados en tres guerras simultáneas:
- Contra DAESH, que es más pretexto que objetivo primordial.
- Por el futuro de la región, cómo se distribuirá el botín.
- Por la preponderancia de las potencias.
¿Cuáles potencias? EE.UU., Rusia y la Unión Europea participan de los esfuerzos militares en Siria, pero sin coordinación entre ellos. Rusia no lucha contra «D» – sus aspiraciones locales ya se han logrado (incluso con bases militares en Siria): Rusia trata de debilitar la ingerencia de los americanos – es una nueva versión de la guerra fría.
Hay también pretensiones de potencias regionales: Turquía, Siria, Irán, Israel. Ellas están preocupadas por el futuro, como se repartirá el botín tras la derrota de «D».
No faltan las «inquietudes» locales: Rusia y Assad colaboran con los Kurdos para enojar a los turcos; hay milicias shiítas, kurdas e iraquíes financiadas por Irán contra «D» sunita; Turquía sunita está preocupada por las aspiraciones independentistas de los kurdos y se asocia con Irán shiíta; Arabia Saudita, aliada de los EE.UU., no pelea contra «D» porque también son sunitas.
Pareciera que el común denominador en la lucha contra DAESH es el pretexto para alcanzar o proteger otros intereses.
Dr. CARMIT WALENSI – Investigadora, INSS
¿RESPALDO DE LA OPINIÓN PÚBLICA?
Nos horrorizan la crueldad y la barbarie de «D», pero no nos preguntamos qué opina la población bajo su órbita, como conviven bajo este gobierno violento y asesino.
Una población que vive en temor constante no puede expresarse abiertamente, pero podríamos señalar algunos puntos de aceptación:
- Asimilación de la idea de la nación islámica global que funciona de acuerdo a la ley religiosa musulmana.
- Reconocimiento que las necesidades fundamentales están atendidas y protegidas: abastecimiento de agua y de energía eléctrica, esquemas educativos, organismos para la salud pública, abastecimiento normal de alimentos, etc.
- Comparativamente, el régimen de IS es captado como menos grave que otros, como el de Assad o el actual gobierno iraquí.
Tal vez a nosotros nos sea difícil captar todo esto, tal vez no coincidimos conceptual, cultural, ideológicamente, pero tampoco convivimos la realidad de la existencia diaria.
Un 58% de los americanos creen que por lo menos el 50% de los árabes apoyan a «D». Algunos investigadores estiman que en el mundo árabe de 14 millones de Km2, más que Europa, con una población estimada en 350 millones de personas (el 80% de los musulmanes no son árabes!) el apoyo a IS alcanza a 42 millones de personas (12%).
Estudios recientes publican que por lo general, el apoyo a «D» es del 5-9% de la población. Los datos también estiman un promedio de 72% de oposición a «D», sus ideas y sus métodos. Los jóvenes ven en él un obstáculo para el bienestar del Medio Oriente. Los desocupados, ven en «D» una oportunidad.
Prof. SHLOMO AVINERI – Premio Israel en Ciencias Políticas
LAS NUEVAS FRONTERAS
DAESH no es una amenaza estratégica global. «D» es una agrupación terrorista, pero no exclusivamente: es también una expresión de la reacción del mundo árabe al modernismo occidental.
Analizando las consecuencias de la primavera árabe iniciada en el 2011, veremos que los regímenes derrotados fueron los de Túnez, Egipto, Yemen, Libia, Siria: son todas definiciones nacionales imaginadas por las potencias coloniales al desmoronarse el Imperio Otomano en 1920, cuyos gobiernos fueron más tarde tomados a la fuerza por militares que pregonaban el laicismo como filosofía de vida, es decir, no gozaban de legitimidad ni histórica, ni religiosa, ni política.
Por otra parte, los regímenes aún en el poder – Marruecos, Jordania, Arabia Saudita, Bahrein – tienen su legitimidad protegida al estar lideradas por descendientes del Profeta Mahoma. Por ejemplo, nadie podría imaginar revueltas contra el Rey de Jordania, «nieto» directo del Profeta…Se protesta contra el gobierno, no contra el trono.
Fracasó la estrategia británica de transformar al derrotado Imperio Otomano según el modelo político europeo, donde la lealtad a la bandera es anterior y superior a la lealtad a la religión – según el Islam el enfoque es inverso: primero la religión y el fraccionamiento territorial es artificial. Tampoco la democracia como sistema se adapta a las lealtades locales. La ilusión es poder volver a establecer regímenes de antaño y restaurar el esplendor de entonces.
La lucha contra «D» exige programas de reorganización concertados, que describan quiénes son los protagonistas, su conformación política y social, y después de largos procesos de aplicación y adaptación se podrán delinear las nuevas fronteras. El intento de 1920 de delinear primero las fronteras y luego imponer sistemas democráticos con regímenes dictatoriales, ha fracasado por completo.
Las nuevas fronteras son en estos momentos impredecibles. Occidente no tiene esos programas, por lo tanto no tiene aún respuestas adecuadas. Hasta entonces, habrá inestabilidad, habrá derramamiento de sangre, la destrucción será constante, las crisis serán permanentes.
Lic. Samuel Leillen, 29.6.2016
*** Reflexiones según apuntes tomados en una jornada pública de análisis sobre: «DAESH; QUO VADIS?», realizada en la sede del INSS – Instituto de Estudios de la Seguridad Nacional, UTA. No están citados todos los panelistas.
- Lic. Samuel Leillen es Estadígrafo, Asesor financiero, Publicista, Conferencista.
- Miembro Honorario de la Cámara de Comercio Israel América Latina y de CEVI – Cámara de Economía Venezolana Israelí.
- Miembro de la Comisión de Ética de OLEI – Organización de Latinoamericanos en Israel.
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