Efraim Inbar, director del Begin-Sadat Center for Strategic Studies (BESA), ha analizado lasImplicaciones de la retirada norteamericana de Oriente Medio y concluido que no son precisamente auspiciosas.
Las políticas “insensatas” de la Administración Obama han proyectado “debilidad” y “desconocimiento” de la región, lo que ha conducido a que EEUU sea visto como un aliado “anémico” y “no fiable”, y como un tigre de papel por parte de sus enemigos, alguno de los cuales, para colmo, más que contenido o refrenado ha sido ya no apaciguado sino mimado: la República Islámica de Irán que sigue teniendo por grito de guerra el “¡Muerte a América!” sería el estupefaciente máximo ejemplo.
Las consecuencias adversas del desistimiento estadounidense, vaticina el profesor Inbar, son o serán el auge de un Irán aún más desestabilizador y nuclearmente peligroso, la proliferación nuclear en la región –de la mano de aliados desairados de EEUU como Egipto, Arabia Saudí o Turquía–, la expansión del yihadismo y una creciente injerencia rusa. Todo ello se traduce o traducirá en una mayor inestabilidad global, con repercusiones especialmente acuciantes para una Europa en permanente abulia económica, tremendamente dependiente en términos energéticos, muy en la mira del terrorismo islamista y que contempla con verdadero espanto la perspectiva de nuevas oleadas masivas de refugiados.
La retirada además se está produciendo de manera deshonrosa, se lamenta el profesor Inbar, y alude a los elocuentes casos de Irak y Afganistán; y también a Siria, donde en los hechos Obama está ayudando a sostenerse al criminal Asad, que le puso mundialmente en evidencia luego de traspasar la célebre línea roja de gasear a su propia gente. Así las cosas, ya no es que ganen regímenes como el de Putin el liberticida o el de los ayatolás terroristas: es que pierden los aliados tradicionales de EEUU en la zona (Israel, Arabia Saudí, Jordania –estos dos últimos podrían enfrentarse a pavorosos escenarios de desintegración como los que se registran en Libia y Siria–) y, sobre todo, pierden los principios y valores que sostienen a Occidente y modelan el planetaamericano. De ahí que, a la hora de las conclusiones, el profesor Inbar se muestre pesimista y muy crítico con Barack Obama, al que regalaron el Nobel de la Paz –¿recuerdan?– cuando aún se confundía de pasillo para llegar al Despacho Oval:
El desenganche de Washington de Oriente Medio parece cerrar el libro de l proverbial apoyo norteamericano a la libertad y a los movimientos democráticos en el mundo. Y socava a las relativamente pequeñas y débiles fuerzas prodemocráticas del mundo árabe, que necesitan una mayor implicación de EEUU en la defensa de sus causas.
[…]
Unos EEUU más débiles robustecen a las fuerzas antiamericanas y antidemocráticas en todo el mundo. […] Aunque parece que el Medio Oriente será cada vez menos importante en la arena internacional, aún es harto relevante para varios desafíos globales: el radicalismo islámico, la proliferación nuclear y la seguridad energética. Estos asuntos no pueden ser ignorados. Por el momento, no hay alternativa responsable y bien calibrada al papel de EEUU en los asuntos mundiales. Una posición norteamericana asertiva es igualmente importante para la expansión de los valores que defiende: la democracia y los mercados libres. Abdicar de ese rol es simplemente irresponsable.
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