El evento, que es anual, reunió a expertos en artes marciales de Jordania, Japón y Senegal con judíos, musulmanes, cristianos, drusos y beduinos de Israel.
Los clubes manejados por Budo for Peace, o afiliados a ella, hacen hincapié en budo —un código de autocontrol, respeto, armonía, responsabilidad cortesía, integridad, humildad, orden y tolerancia— y usan los entrenamientos en la disciplina para fomentar la tolerancia y la amistad entre niños, jóvenes y adultos. La palabra budo es japonesa.
Budo for Peace fue fundada hace 12 años y tiene 20 clubes en Israel, así como afiliados en Jordania y Turquía.
“No están difícil como podría pensarse. En el mundo de las artes marciales hay muchas organizaciones internacionales y todas nos encontramos en competiciones”, explicó el fundador, Danny Hakim, oriundo de Australia y doble campeón mundial y plata en karate.
En lo últimos ocho años los equipos israelíes, integrados por judíos y árabes, han competido en varios países a nombre de la organización.
“Somos una organización educativa, no un club de karate o judo. Les enseñamos a los instructores de los miles de clubs de artes marciales de Israel que inculquen valores educativos en los entrenamientos que realizan”, dijo Hakim a ISRAEL21c.
Clubs de distintas partes del país se reúnen con frecuencia para entrenar, y los mentores, adolescentes con cinturón marrón o negro, participan en cursos de liderazgo en hebreo y árabe.
Crear confianza
Las artes marciales, judo, karate, aikido, kendo, kung fu y taekwondo, explicó Hakim, se basan en una filosofía que se extiende más allá del contacto físico que es común en muchos deportes.
“Uno se enfoca en el oponente y es peligroso si no se crea confianza, pues una relación muy cercana y personal entre los dos. Lo que es interesante es que cuando se empareja a un muchacho beduino que muestra cierto estilo con uno judío con estilo similar, los dos terminan estrechando lazos porque tienen un lenguaje común”.
Dirigiéndose a los participantes que asistieron el evento en la playa, el embajador de Japón en Israel, Koji Tomita, dijo que el budo no se trata sólo de mostrarse fuerte y de derrotar a los oponentes.
“Es un código de conducta y un modo de vida”, explicó. “La clave de él es la autodisciplina, la cortesía y compasión por los demás”.
El programa fue patrocinado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, la Alcaldía de Herzliya y la Compañía de Desarrollo Turístico de la ciudad. Contó con el apoyo de la Federación de Artes Marciales para la Paz Mundial.
Además de los entrenamientos, incluyó demostraciones y sesiones demaster class por parte de más de 100 niños judíos y árabes de clubes de Budo for Peace de Jisr az-Zarqa, Kiryat Gat, Ra’anana y Abu Kweidar.
Otras actividades estuvieron a cargo de miembros de la Alianza para la Paz del Medio Oriente; Peace Players (baloncesto); The Equalizer (fútbol); Team Up with Tennis; Ultimate Peace (frisbee); Squashbond (squash); Kayakers for Peace Yuvalim, Surf Lifesaving Herzliya y Kids Kicking Cancer. Esta última organización, también sin ánimo de lucro, es dirigida por Hakim.
Al día siguiente hubo un entrenamiento nocturno de un club de Budo for Peace en el desierto del Negev, dirigido por Hakim, en el que participaron Emad Khalil, presidente de la Federación Jordana de Artes Marciales para la Paz Mundial y ex instructor de la policía de Dubai y de la familia real de ese emirato; Master Gueye, un senegalés que participó en la modalidad de taekwondo en una olimpíada y fundador del estilo de autodefensa Mokrad; y los instructores Mieko y Masakazu Someya de la Asociación Japonesa de Karate.
Benny Sharoni, representante del Ministerio, dijo en su discurso que “los gobiernos firman acuerdos y crean infraestructuras para la cooperación, pero la gente es la que realmente hace las conexiones. La gente tiende puentes humanos a través de la educación, los deportes y las artes. Todo esto lleva a Israel a estar más cerca de sus vecinos y de sus amigos en todo el mundo”.
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