Desde hace miles de años los humanos hemos rastreado, saltado, caminado, nadado y corrido millones de veces para llegar a un punto B desde un punto A. No fue hasta que se creó el primer esbozo de barcocuando empezamos a desplazarnos con algo más de soltura.
Más tarde apareció la locomotora de vapor y con ella, la Revolución Industrial, que allanó el camino para que Henry Ford y los hermanos Wright pusieran las bases de la automoción y la movilidad aérea.
Los saltos cuánticos en la productividad creados por el coche, el tren, el barco y el avión han cambiado radicalmente nuestras vidas y la forma dedesplazarnos por el mundo. Pero hoy en día estamos a la vanguardia de una nueva revolución en la movilidad, que viene marcada principalmente por la innovación en el software de los vehículos autónomos y conectados.
En este nuevo escenario, Israel juega un papel fundamental. En los últimos cuatro años, los avances en la tecnología de visión por ordenador y la navegación han ayudado a poner a Israel en el mapa de la automoción.
Mobileye, la compañía israelí de software para coches sin conductor,recaudó 890 millones de dólares en su oferta pública inicial en Estados Unidos. Unos meses antes, Google compró Waze, una aplicación de navegación creada por una empresa de tecnología israelí. El precio que pagó por ella la compañía americana fue estratosférico (966 millones de dólares), pero parece justificada por su incursión en la fabricación de vehículos autónomos.
La innovación israelí está saliendo a la superficie a través de todas las capas de la cadena global de suministros para automóviles. Compiten, por ejemplo, con aplicaciones de viajes compartidos como Uber o Lyft. Pero también lo hacen con innovaciones tecnológicas de realidad aumentada para prevenir posibles colisiones con el coche, como iOnRoad. O conTowerSec, una compañía de seguridad cibernética del automóvil especializada en la protección de datos para vehículos conectados.
Podemos llamarlo economía compartida o economía bajo demanda. La era de los viajes, la revolución del automóvil conectado o el fenómeno de las redes de mercado. Nomenclatura a parte, la forma en que los seres humanos nos desplazamos desde un punto A a un punto B está evolucionando una vez más.
Hoy en día, cautivados ante nuestros teléfonos inteligentes y ordenadores portátiles, esperamos sin impaciencia otro salto cuántico de movilidad basado en la tecnología israelí. Tiempo al tiempo.
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