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| sábado diciembre 21, 2024

Ki Tetze


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Setenta y cuatro de los 613 preceptos (Mitzvot) de la Torá se encuentran en la sección Ki Tetzé. Estos incluyen las leyes de una cautiva bella, los derechos de herencia del primogénito, el hijo rebelde y descarriado, entierro y dignidad de los muertos, la devolución de un objeto perdido, el envío del ave antes de tomar a sus pichones, la responsabilidad de construir un cerco de seguridad en el techo de una casa propia, y las varias formas de kiláim (híbridos prohibidos entre plantas o entre animales).

También son explicados los procedimientos judiciales y las penas por adulterio, por la violación o seducción de una moza soltera, y por un esposo que acusa falsamente a su mujer de infidelidad. Los siguientes no pueden casarse con una persona de linaje judío: un bastardo, un varón de descendencia moabita o amonita, una primera y segunda generación de edomita o egipcio.

Esta sección también incluye las leyes de la pureza del campamento militar; la prohibición de entregar un esclavo que se escapó; la obligación de pagar a un trabajador a tiempo y de permitir a cualquier animal o persona que trabajan para uno, «comer mientras trabaja»; la forma correcta de tratar a un deudor y la prohibición de cobrar interés por un préstamo; las leyes de divorcio (de donde son derivadas muchas de las leyes de matrimonio); la pena de 39 latigazos por la trasgresión de una prohibición de la Torá; y los procedimientos de ibum («matrimonio levirático») de la mujer de un hermano fallecido que no tuvo hijos o jalitzá («quitado del zapato») en el caso en que el cuñado no desee casarse con ella.

Ki Tetzé concluye con la obligación de recordar «lo que Amalek te hizo en el camino, cuando salían de Egipto»

UN INTERÉS SUTIL

Cuando hablamos de intereses por un préstamo, inmediatamente nos viene a la mente un porcentaje que se carga a la suma original. Ese se sabe que esta prohibido expresamente. Pero hay un “interés sutil” que pagamos sin darnos cuenta:

Si antes del préstamo saludábamos al prestamista con un gesto y luego del préstamo le damos la mano y lo saludamos efusivamente ¡ESTAMOS PAGANDO INTERÉS!

Si antes del préstamo le hubiéramos cobrado por algún servicio al prestamista y luego del préstamo nos negamos a cobrarle o le hacemos descuento ¡ESTAMOS PAGANDO INTERÉS!

Si antes del préstamo no acostumbrábamos cederle el paso al prestamista y luego del préstamo se lo cedemos ¡ESTAMOS PAGANDO INTERÉS!

He dado aquí algunos ejemplos de interés sutil (hay muchos más) que muchas veces pagamos sin darnos cuenta. Y es de ese interés que debemos cuidarnos más que de cualquier porcentaje que quieran recargar en un préstamo.

Cuando hacer una mitzvá es una hipocresía

 

Por Naftali Silberberg

El mes de Elul ya está aquí junto a nosotros: un momento de reflexión interna y de tomar decisiones positivas para el año entrante. Muchas veces, este proceso va acompañado de un “dilema ético”: ¿acaso es hipócrita decidir hacer una mitzvá en particular cuando la persona sigue siendo un individuo absolutamente no espiritual? ¿Es correcto que me comprometa a rezar todos los días cuando todavía no estoy dispuesto a renunciar a las comidas no kasher? Este problema se ve especialmente acentuado cuando la persona siente una temporaria inspiración a hacer una mitzvá en particular, pero no está dispuesta a comprometerse a largo plazo. ¿De qué sirve hacer Kidush este Shabat si no lo hice la semana pasada y probablemente la semana que viene a esta altura del día esté jugando un partido de golf? Si las mitzvot tienen que ver con la auto-mejora y el compromiso real, entonces tiene algún sentido hacerlas una sola noche?

La respuesta a este interrogante no es algo claro y bien definido y en realidad depende de la intención de la persona que lleva a cabo la mitzvá. De hecho, la persona que ve las mitzvot y el estilo de vida de la Torá como una forma de alcanzar una existencia espiritualmente saludable, como un sistema disciplinario Divinamente inspirado que les trae felicidad y plenitud a sus adherentes, no tiene motivos para molestarse con una mitzvá que en este momento no es de su gusto y que no va a aumentar su crecimiento espiritual. Además, esa persona no va a contemplar la idea de realizar algunas mitzvot cuando sabe que las otras van a ser ignoradas. El sentido de integridad de esta persona se verá afrontado por una mitzvá que es aparentemente inútil y engañosa.

Sin embargo, a decir verdad, observar las mitzvot no es meramente una panacea que nos imparte toda una vida de dicha espiritual. Sí. Es verdad que la vida que se vive según la Torá ofrece todos los beneficios antedichos, pero esos son solamente “extras”. El sentido de la palabra “mitzvot” es “mandamientos” y ese es precisamente el motivo por el cual las cumplimos: porque somos sirvientes del Todopoderoso y seguimos Sus órdenes.

Al enfocar las mitzvot desde el punto de vista de Dios, en vez de desde un punto de vista egocéntrico, de repente no existe el concepto de “mitzvá hipócrita”. La persona tacaña que decide dar una donación a los pobres tal vez se sienta una hipócrita, pero para el pobre eso no tiene nada de importancia. Lo único que le importa es que finalmente tiene un pedazo de pan para darles de comer a sus hijos. Está bien: el tacaño no es perfecto, ¡pero el acto que hizo sí lo fue! Cada mitzvá que uno hace es bellísima a los ojos de Dios – no importa lo que depare el futuro. Y en verdad, ¿acaso no es eso lo único que cuenta? (www.es.chabad.org)

«El hombre comparte algunas apetencias con el animal y busca satisfacerlas al igual que ellos. Pero el hombre también tiene ansias de conocimiento, y eso lo diferencia del animal. Cuando fallamos en nuestra búsqueda nos asemejamos mucho a él»

 

 

 
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