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| lunes diciembre 23, 2024

La Historia de las Asociaciones Rurales Palestinas


Hace veintitrés años hoy, en el patio de la Casa Blanca, fue firmado el Acuerdo de Oslo. Ambos Israel y los Estados Unidos compartieron la presunta cuestionable noción de que la OLP representaba la única opción para una paz con el pueblo palestino. De hecho, tal era la situación para ese momento. Sin embargo, esta situación fue producto de las políticas de todas las partes involucradas – los Estados Unidos, Israel y a su manera, la OLP, que había sistemáticamente eliminado a sus oponentes. Cinco años antes, un movimiento palestino surgió en los territorios palestinos que buscaba la paz con Israel en oposición a la OLP. Este fracasó. A pesar de que han pasado 38 años de ese fracaso, la OLP y sus partidarios en Occidente todavía están siendo perseguidos por este movimiento. Yo personalmente estuve involucrado en este esfuerzo y fue testigo principal de ello. Esta es la historia de las Asociaciones Rurales Palestinas.

En agosto, 1978 Mustafa Dodin y un grupo de activistas palestinos presentaron una solicitud a la Administración Militar en Judea y Samaria con el fin de establecer una asociación rural en la zona de Hebrón. Dodin, un ex ministro jordano, fue una figura prominente en esa región y conocido por su aversión hacia la OLP y sus lazos con el gobierno jordano, en especial con el círculo de Wasfi Al-Tal, quien fue primer ministro de Jordania.[1] Después de haber regresado de Jordania a su ciudad natal de Dura, cerca de Hebrón, Dodin quiso establecer un movimiento político que luchara por un acuerdo con Israel. Sin embargo, la administración israelí se negó a permitir actividades políticas de ningún tipo en los territorios ocupados, incluso si su objetivo era negociar un tratado de paz con Israel. Dodin por tanto, estaba obligado a presentar una nueva solicitud para establecer un cuerpo social-administrativo legal bajo la ley jordana (que seguía siendo aplicable a los territorios ocupados bajo administración militar israelí), es decir, una asociación rural. Incluso esta solicitud fue llevada a cabo durante aproximadamente año y medio hasta su aprobación final en agosto de 1978.

El objetar actividades políticas reflejó lo que se conoce como la “política Dayan”, que prevaleció desde el verano del 1967. Esta política nunca fue formulada de manera sistemática por el propio Dayan, pero fue, más bien, una combinación de principios generales, directrices y anuncios específicos ad hoc que este emitió a sus subordinados. Ello incluyó una prohibición a las actividades políticas de cualquier tipo, así como también una instrucción para evitar cualquier trato preferencial de elementos moderados. Esto aplicó por igual a partidarios de Jordania y al puñado de individuos que se esforzaron por lograr la autonomía palestina bajo auspicios por parte de Israel, cuyo representante más notable fue el destacado abogado de Ramala Aziz Shehadeh.[2] En la práctica, sin embargo, la implementación de la política fue mucho más lejos: los extremistas partidarios de la OLP fueron tratados con simpatía por las autoridades israelíes y a los diarios extremistas tales como Al-Fajr y Al-Shaab se les fueron concedidas licencias bajo instrucciones directas del Ministro de Defensa Moshe Dayan. La explicación oficial dada para ello fue que Israel no intervino en la conducta pública y sobre la libertad de expresión de los residentes de los territorios, siempre y cuando se abstuvieran de realizar actividades terroristas.

La política Dayan y el establecimiento de la asociación rural

La autorización concedida al ex ministro jordano Mustafa Dodin y a sus partidarios, quien declaró abiertamente que su objetivo era un tratado de paz negociado con Israel, representó, por lo tanto, una abrupta salida a los principios de la política de Dayan. Este cambio fue el resultado de una lucha prolongada por parte de la oficina del Asesor de Asuntos Árabes en el CG Militar de Judea y Samaria, encabezada por el Profesor Menahem Milson. Pero incluso después de haberse dado la autorización, miembros de las asociaciones rurales se vieron obligados a hacerle frente a la oposición desde casi todos los organismos en cuestión – directa o indirectamente – con importancia en Cisjordania, desde figuras dentro de la propia Administración Militar a periodistas locales y extranjeros.

 

¿Por qué hubo tanta oposición a una política que ante esta era amabas necesaria y deseable? La respuesta es que la política de Dayan fue considerada un éxito y fue apoyada por la mayoría de estos organismos. La doctrina Dayan, la cual nunca fue claramente formulada comprendía una variedad de constituyentes tales como la política de apertura de puentes, la celebración de elecciones locales, una buena y bien iluminada gobernabilidad y una actitud liberal en todos los niveles que incluyó la máxima libertad posible dentro del plano público. Esta actitud llegó a tal magnitud como para crear la impresión de que la política Dayan intentaba establecer un condominio jordano-israelí en la zona. Dentro del plano político, sin embargo, el objetivo era justo lo contrario: Dayan quería reducir las reivindicaciones políticas jordanas en los territorios, en parte al menos, debilitando el estatus de los partidarios jordanos en el terreno[3]

A pesar de las intenciones de la política Dayan, los círculos periodísticos y políticos liberales apoyados por una variedad de razones: algunos porque les disgustaba el régimen monárquico autocrático de Jordania y otros porque favorecían a la autonomía palestina. Entre los derechistas de Israel también, hubo un apoyo a las políticas de Dayan, debido a su orientación anti-jordana, que adaptó la postura de los defensores de la “gran Israel”.

 

Mientras los territorios permanecieron tranquilos desde el punto de vista político y de seguridad, la política Dayan parecía ser exitosa y, de hecho, la continúa tranquilidad atribuida por error a esta política en lugar de a la presencia de elementos palestinos moderados que en la actualidad fueron responsables de mantener la calma. Sin embargo, a raíz de la decisión de la Cumbre Árabe de octubre 1974 de reconocerlo como el único representante legítimo del pueblo palestino, la OLP se fortaleció en los territorios y la incitación anti-israelí se incrementó. La violencia se intensificó aún más cuando el Ministro de Defensa Shimon Peres, quien había sustituido a Dayan, mientras conservaba sus políticas, ordenó que se celebraran elecciones municipales en los territorios.

Dos años habían transcurrido desde la resolución de Rabat que reconoció a la OLP como el único representante legítimo del pueblo palestino y desde el reconocimiento de la organización por la Asamblea General de la ONU. Sin embargo, la Administración Militar israelí, al igual que muchos en los círculos políticos israelíes, ignoraron por completo el significado de estos acontecimientos históricos y continuaron su acogida de larga data a la política Dayan. Por lo tanto, cuando estallaron los disturbios en los territorios ocupados en 1975, esta gente no estaba dispuesta a reconocerlos como el resultado de una erosión del estatus público de la facción pro-jordana y otros moderados y el resultado de la política de la Administración Militar israelí, que a propósito socavó el estatus de los elementos pro-jordanos y permitiéndole libertad de acción a la facción anti-jordana, es decir a los partidarios de la OLP. Estos creyeron que las elecciones de 1976 tendrían un resultado diferente y cuando, contrario a sus expectativas, los partidarios de la OLP fueron elegidos, estos buscaron todos los medios posibles para emitir los resultados desde un ambiente positivo: “Al fin y al cabo, se trata de servidores públicos que limpiaran las calles y desarrollaran los pueblos, porque para eso es que fueron electos – ellos no se involucraran en política”. Pero las esperanzas de aquellos que expresaron esta previsión optimista pronto se desvanecieron, mientras la primera acción supuestamente pragmática tomada por el Alcalde de Hebrón no fue el barrer las calles, sino el rechazo de los bonos del gobierno debido a su municipalidad, ya que deseaba evitar tener que firmar un contrato con las autoridades israelíes, de acuerdo a la formulación en uso desde 1967. Muy pronto los alcaldes pro-OLP unidos en torno a su oposición a la imposición del impuesto sobre el valor agregado en los territorios, un tema puramente financiero derivado de la introducción del IVA en Israel, que estos aprovecharon con fines propagandísticos anti-israelíes. Los jefes de las cámaras de comercio, sin embargo, que se sabía eran pro-jordanos, asumieron una postura pragmática y llevaron a cabo negociaciones prácticas sobre las formas en las que se aplicaría la imposición del IVA en la práctica.

Cabe enfatizar aquí que el resultado acumulativo a la aplicación de la política Dayan a lo largo de los años fue una radicalización creciente de la población en dirección de la OLP y sus objetivos. No obstante, la Administración Militar y sus oficiales superiores continuaron operando de acuerdo al espíritu de la política Dayan, que todavía vivía en las oficinas del Coordinador de las Actividades en los territorios y la Administración Militar, incluso después de que Dayan se viera obligado a renunciar y fuese sustituido por Shimon Peres. El cambio significativo en el enfoque político se produjo sólo en el verano de 1976, cuando el Profesor Menahem Milson asumió el cargo de Asesor de Asuntos Árabes en Judea y Samaria. Ahora la santidad de la política de Dayan fue desafiada y un nuevo enfoque fue introducido. En noviembre de 1976 me uní al Departamento de Asuntos Árabes como ayudante de Milson.

Nuestras actividades contradijeron la política de Dayan en la práctica a todos los niveles. Cabe señalar sin embargo, que no hicimos nada clandestinamente, ni violamos la disciplina militar. A diferencia de las políticas de Dayan, que tácitamente contradijeron y menospreciaron la política oficial del gobierno, nosotros actuamos de conformidad con los principios fundamentales declarados por el gobierno israelí: es decir, mientras Jordania era considerada una entidad no hostil, nosotros hicimos esfuerzos para transformarlo en un socio para el diálogo político, a pesar de que las resoluciones Rabat y elementos pro-jordanos iban ahora a ser apoyados en vez de ser suprimidos.

Nuestro punto de partida fue totalmente contrario al de la política Dayan. Dayan se había esforzado para perpetuar el control de los territorios en Israel, mientras esperaban que Jordania colapsara como resultado de un conflicto interno con las organizaciones terroristas en 1970 y así ofrecer una solución al problema nacional palestino. Sus discursos para ese momento son evidencia del hecho de que este no creía en la posibilidad de paz entre Israel y los palestinos. Nosotros, sin embargo, no nos adherimos a esta visión pesimista y fatalista de lucha como perpetua e ineludible. Aunque estábamos muy conscientes de la profundidad y la gravedad del conflicto y de sus raíces históricas, nuestra familiaridad con acontecimientos sobre el terreno nos dio razones para creer en la posibilidad de llevar a cabo una política dirigida por una paz juiciosa fortaleciendo a los elementos moderados que entendieron que el terrorismo ponía en peligro de extinción a los propios palestinos y estaban interesados en promover la paz. Aunque estábamos muy conscientes de que estos elementos no eran dominantes y que las posturas que propugnan no eran compartidas en gran medida por la élite urbana que durante años había constituido el principal sector de la sociedad palestina, también sabíamos que la mayoría de los miembros de la población no urbana – la mayoría silente – estaban dispuestos a aceptar este enfoque si se aseguraba un compromiso israelí a este expresado tanto en el plano político y de acciones sobre el terreno.

Con la aprobación del ministro de defensa, se establecieron siete asociaciones rurales en Cisjordania, inicialmente en Hebrón, luego en Ramala y Belén y finalmente, en los distritos del norte de Nablus, Jenin y Tulkarem.

El hecho de que estas fueron financiadas a pesar de una amplia oposición tanto del establishment árabe palestino como israelí demuestra que evaluamos correctamente la situación. Nosotros consideramos el fomentar de individuos moderados orientados a la paz que se oponen a la vía violenta de la OLP como un principio de importancia moral y política. Nosotros no podíamos asegurarnos de que conduciría a la paz, pero estábamos muy seguros que la paz con la OLP era imposible, ya que la organización representaba el problema de los refugiados de 1948 y la demanda del derecho a retornar. Estábamos en lo correcto también sobre este tema: La exigencia de la OLP al derecho a retornar ha impedido todo progreso hacia un acuerdo de paz, incluso cuando Israel ofreció el 97% de los territorios ocupados (cuando Ehud Barak fue primer ministro) o el 100%, con un intercambio territorial (durante el mandato de Olmert).

Nosotros no consideramos que nuestra lucha política contra la OLP sea una que pudiera ser resuelta de manera decisiva de un solo golpe; la vimos, más bien, como una campaña prolongada que pudiera ser ganado a través de puntos. Estábamos convencidos de que sería mejor para Israel enfrentar a los palestinos que se opusieron al terrorismo y buscaron negociar de paz, en lugar de una organización cuya esencia era la lucha armada y el retorno a Israel dentro de la Línea Verde. Este principio estratégico, el cual fue considerado natural y justificado, aun cuando no trajo la paz, no era aceptable para los políticos israelíes tanto de izquierda como de derecha. Cada uno aferrado a su propia política: el derecho de rechazó al diálogo con los árabes moderados, debido a su temor de que tales conversaciones conducirían a un compromiso territorial, mientras que la izquierda se negó a abandonar sus creencias y esperanza de que la OLP llegaría a ser un socio para la paz. Nuestro exitoso establecimiento de las asociaciones rurales a través de toda Judea y Samaria fue corta porque trabajábamos contra un consenso político que no era sólo internacional y panárabe, sino, por desgracia, también israelí.

La autorización para el funcionamiento de las asociaciones rurales, tal como hemos dicho, el resultado de una lucha prolongada y decidida de meses llevada a cabo sin descanso contra el asesor legal de la sede militar en Judea y Samaria, el ministerio del departamento de defensa del derecho internacional y, por supuesto, la oficina del ministro de defensa y la oficina del Coordinador de Actividades Gubernamentales en los Territorios. Con el fin de promover la idea de las asociaciones rurales dentro de la oficina del ministro de defensa, Milson aceptó la propuesta de Ezer Weitzman, ministro de defensa del gobierno del Likud, de que aceptaba el cargo de Asesor de Asuntos Árabes ante la Oficina del Coordinador de Actividades Gubernamentales en los territorios. Milson asumió el cargo en enero de 1978 y, finalmente, tuvo éxito en persuadir a Weitzman, quien fue ministro de defensa para ese momento, en llegar a un acuerdo, aunque sin mucho entusiasmo, al establecimiento de las asociaciones rurales. La oficina del Coordinador de Actividades Gubernamentales en los Territorios, que representó la política Dayan, no fue el único factor involucrado en la disputa sobre la aprobación de las asociaciones rurales, tal como muchas otras figuras dentro de los aparatos de seguridad también adoptaron esta política y considerarlo como “el tope de la sabiduría política”.[4] El General de Brigada David Hagoel, comandante de las fuerzas de las FDI en Judea y Samaria, sin embargo, apoyó la aprobación de las asociaciones rurales y nos permitió combatir por ello, pero fue reemplazado en la primavera de 1978 por el General de Brigada Ben-Eliezer cuya actitud hacia toda la iniciativa asentada en algún lugar entre la indiferencia y la hostilidad. Varios meses más tarde, a finales de septiembre, Menahem Milson concluyó su mandato como Consejero de Asuntos Árabes al Coordinador de las Actividades Israelíes en los Territorios y volvió a su cargo en la Universidad Hebrea, dejándome para luchar por mi propia cuanta. A pesar de tener un excelente personal de ayudantes – oficiales con un excelente dominio del árabe y una amplia experiencia en estudios árabes y del Medio Oriente quienes hicieron su trabajo con diligencia y devoción, identificados con sus puestos de trabajo y compartidos en mi acercamiento a la tarea en cuestión – no tenía ningún apoyo de nadie dentro de la oficina del ministro de defensa que pudiera luchar por las iniciativa de las asociaciones rurales.

Para ver el despacho en su totalidad en inglés junto a las imágenes copie por favor el siguiente enlace en su ordenador:http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/9444.htm

*Yigal Carmon es Presidente de MEMRI. Este artículo fue publicado por primera vez en Kivunim Hadashim, 29, Jerusalén, diciembre, 2013.

 

 

[1] Al-Tal fue asesinado por la OLP en 1971 por sus actividades contra esta organización en septiembre, 1970.

[2] Aziz Shehadeh fue muerto a tiros el 2 de diciembre, 1985.

[3] La política de puentes abiertos y el permiso para llevar los salarios percibidos por los maestros y el personal que continúan trabajando como funcionarios en Jordania bajo los auspicios de la Administración Militar Israelí fueron cosas con las que Dayan estaba obligado a cumplir, a pesar de que inicialmente este de forma explícita los prohibió. Tampoco los resultados de las elecciones locales de acuerdo a las órdenes de Dayan en 1972, en la que los partidarios jordanos mantienen su condición de alcaldes y jefes de los consejos regionales, de acuerdo a las intenciones de Dayan: este tenía la esperanza de instalar elementos anti-jordanos en estas posiciones, y con este fin los había alentado a postularse para algún cargo. En un caso este fue exitoso en colocar a Karim Khalaf, quien había servido como fiscal de distrito en la administración israelí, como alcalde de Ramala, después de haber estado en el cargo con el apoyo de las autoridades israelíes. El año 1976 vio la elección de los bien conocidos partidarios autoproclamados de la OLP por el ministro de defensa, quien instruyó a la administración a ayudarlos, supuestamente sin hacer referencia a sus declaradas posturas políticas.

[4] De igual manera, una gran parte de la opinión pública israelí consideró a Dayan como un hombre que “entiende a los árabes”.

 
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