Director de Radio Sefarad
Lo vemos en Siria: las batallas, la muerte de combatientes y civiles, los desplazados, ya no aparecen en las noticias de los medios de comunicación masiva cada día. La propia palabra noticia en inglés es news, lo nuevo. Por lo tanto, si es más de lo mismo ya no la hay. Lo que asegura los titulares y acapara la atención es la novedad. Seguramente eso ha sido lo que más poder de aterrorizar ha otorgado a Daesh: con sus vídeos de horror sin censura y una escenificación del miedo como nunca se habían visto. Mientras, millones sufren y mueren por razones rutinarias y poco mediáticas como el hambre y enfermedades para las que existe cura.
Incluso el conflicto árabe – israelí ha abandonado no ya las titulares, sino las páginas interiores. En un domingo de hace pocas semanas, en toda la edición en papel de “El País” sólo apareció el nombre del estado judío en relación a la ley de nacionalidad para sefardíes, lo que se me antojó una señal de la cercanía del Apocalipsis más poderosa que una lluvia de sangre. No quiere decir que no hubiera qué contar: al contrario. Por ejemplo, en las últimas semanas, prácticamente no hay día en que no “aterrice” en suelo israelí algún proyectil procedente de más allá de sus fronteras: de Gaza en el sur o de Siria en el norte. Uno podría atribuir la ausencia de información de estos sucesos en la prensa española a su reiteración, pero en este caso particular suele deberse a que las redacciones esperan alguna reacción militar israelí en respuesta, que justifique los habituales cambios sintácticos que convierten a Israel de objeto directo en sujeto de la oración (“Israel ataca…, en respuesta a…”, en lugar de “… ataca a Israel, que responde…”), según el orden cronológico correcto y las leyes del informador, no del militante.
Las noticias no son las que son, sino las que algunos deciden que sean: tan pendientes estábamos todos hace tan sólo unas semanas sobre la gobernabilidad de España y ahora resulta que ya no interesa a nadie y por eso aparece en páginas muy interiores de la prensa y en minutos de menos interés de los informativos televisivos. Es tiempo de otros asuntos más “relevantes” como la llegada del clima otoñal, el inicio del ciclo escolar, los kilos de más de las vacaciones y otros temas que, si bien no son para nada novedosos, al menos son cíclicos y hace casi un año que no hablamos de ellos.
Por supuesto, este clima de “novedades programadas” que nos proponen los medios tradicionales entra en crisis si un mortero cae en el patio de tu casa, si en tu barrio hubo otra explosión terrorista o si en tu familia alguien ha sucumbido al hambre. Más de lo mismo.
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