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La sección de Vaiélej (y él fue) recuenta los eventos del último día de la vida terrenal de Moshé. «Tengo ciento veinte años hoy» dice Moshé al pueblo, «y no puedo salir y entrar más». Moshé transfiere el liderazgo a Ieoshúa, y escribe (o concluye la escritura de) la Torá en un rollo que deja en manos de los Leviím para ser guardado en el Arca del Pacto. El precepto de Hakel (reunir) es dado: cada siete años, durante el festival de Sucot del primer año del ciclo de Shemitá (año sabático), todo el pueblo judío, hombres, mujeres y niños, deben reunirse en el Templo de Ierushaláim, donde el rey debe leer de la Torá frente a ellos. Vaielej concluye con la predicción de que el pueblo judío se apartará del pacto con Di-s, causando que Di-s se oculte, pero también con la promesa de que las palabras de la Torá «no serán olvidadas de las bocas de tus descendientes».
Descubriendo nuestra propia esencia
El Talmud cuenta que antes de morir, Moshé escribió 13 rollos de Torá, uno para guardar en el Arca Sagrada y el resto para distribuir a cada una de las 12 tribus. Este fue un modo ingenioso para garantizar la integridad del texto de la Torá, para que todas las futuras copias pudieran ser chequeadas con los rollos originales escritos por Moshé. Es interesante que esta parashá menciona la última de las 613 mitzvot: la obligación de cada uno de escribir su propia copia de la Torá. Aunque haya heredado una, aún debe escribir una por su cuenta. Los comentaristas explican que hoy en día realizamos esa mitzvá al acumular libros en una biblioteca, creando un ambiente conducente al estudio de la Torá. Pero hay una idea más profunda aquí. La mitzvá de escribir un rollo de Torá propio significa que debemos internalizar la Torá. Crear una relación emocional con la Torá, para que nuestros pensamientos y acciones sean siempre filtrados por el prisma de la Torá. La Torá siempre ha provisto a los judíos con un enfoque sobre cualquier tema, desde los negocios al matrimonio, desde las tragedias a las celebraciones. Como Rav Emanuel Feldman escribe: “Más allá de cualquier buen motivo racional, la Torá es un puente misterioso que conecta al judío con Dios, a través del cual pueden interactuar y comunicarse, y a través del cual Dios cumple Su Pacto con Su Pueblo de mantenerlos y protegerlos”. “Cuando estudiamos Torá, no estamos estudiando un texto abstracto y arcaico de un mundo antiguo. Estamos estudiando el modo en que Dios quiere que vivamos en la Tierra… de hecho estamos descubriendo la esencia del judaísmo, que es lo mismo que decir, la esencia de nosotros mismos”. (www.aishlatino.com)
¿Sabes Perdonar?
¿Qué les parece si empezamos con una historia?
Había una vez un jasid que vivía en Rusia, en una de las ciudades más importantes, ubicada fuera de la zona de residencia para judíos. Como el gobierno tenía interés en la actividad comercial que él desarrollaba, le habían otorgado permiso para vivir en un área no permitida a la mayoría de los judíos.
En su hogar, y a pesar que el jasid llevaba barba y cubría su cabeza, su vestimenta era la de una persona común y corriente, es decir, saco corto, sombrero normal, etc. Algunas veces al año el jasid viajaba a ver a su Rebe y, cuando estaba con él vestía la clásica ropa jasídica, o sea saco largo, sombrero jasídico, etc.
En determinado momento el jasid se puso a pensar que esta actitud era hipócrita. ¿Qué estoy haciendo? ¿Estoy tratando de engañar al Rebe? Cuando voy a visitar al Rebe debería ir vestido de la misma manera que lo hago durante todo el año. Y, cuando llegó el momento de hacerle una nueva visita no se puso otra ropa, fue con la misma vestimenta que usaba en su vida diaria durante todo el año. Cuando terminó su visita, el jasid tuvo una entrevista personal con el Rebe. Antes de terminar, el Rebe se dirigió al jasid y le expresó su desilusión por la vestimenta que éste llevaba. El Rebe le dijo que entendía perfectamente que un jasid no llevara vestimenta jasídica cuando se encontraba en su entorno, en una ciudad grande, y que solamente lo hiciera cuando iba a ver al Rebe. Pero, siguió diciendo: siempre pensé que quienes recibían una impresión falsa eran las personas de la ciudad. Ahora me doy cuenta que el engañado terminé siendo yo. En Iom Kipur muchos de nosotros actuamos de una manera diferente de la que lo hacemos durante todo el año. Es posible que durante el año y en Shabat y las festividades hagamos determinadas cosas pero, al llegar Iom Kipur tratamos de ser más cuidadosos en nuestro proceder, o directamente no las hacemos. Entonces ¿quién es la persona auténtica? ¿La persona que vive de una manera determinada durante todo el año, o la de Iom Kipur? ¿Será que en Iom Kipur nos engañamos a nosotros mismos, o que la persona de Iom Kipur es la auténtica y nos disfrazamos todo el año? En Iom Kipur le pedimos a Di-s que nos perdone. ¿Por qué es que Di-s debería perdonarnos? Entonces le contamos a Di-s que, en realidad, no somos la persona que llevó a cabo esas acciones. No soy como ella, soy diferente. En verdad soy una persona de Iom Kipur. La persona de hoy es mi verdadero yo, no la que se comporta distinto durante el resto del año. De modo que te pido que mires más allá de lo que hice y logres ver a mi auténtico yo. No te quedes empantanado por la forma en que me comporto. Descubre mi verdadero yo, mírame para ver mi verdadero yo y perdóname.
Hace pocos días me encontré con una persona que está en medio de una desagradable causa judicial, en la cual él es la parte demandada. Y me dijo: «Rabino, este año tengo un problema con Iom Kipur». Se supone que en Iom Kipur debemos perdonar a quienes nos han perjudicado. Pero, ¿cómo puedo perdonar a la persona que me está demandando? Además de todo el daño que me está haciendo, la realidad es que este juicio va a continuar durante muchos meses. Entonces ¿cómo puedo decirle que lo perdono, si no estoy aceptando sus demandas y al día siguiente a Iom Kipur nuevamente volveremos a litigar? Y me lo decía en serio. Realmente quería llegar a Iom Kipur en el marco espiritual adecuado y sentía que esto no le era posible. Y, como Rabino, quedé bloqueado, ya que comprendí la validez de su pregunta y sentí su necesidad de una respuesta que, en ese momento, no tenía a mi alcance. Y después se me ocurrió: ¡qué buena idea para la prédica de Iom Kipur! Empecé por explicar la idea del perdón. No tiene porqué significar que no reaccionemos a lo que nos pueden hacer. Quiere decir que nosotros podemos ver más allá de lo que nos estén haciendo, y percibir a la persona que está allí. De modo que no cabe duda que vas a estar involucrado en un juicio el día después de Iom Kipur, porque estás respondiendo a sus acciones. Pero trata de dejar de lado las emociones y el enojo, y simplemente responde a la situación. De esa manera, cuando estés mirando a la persona, verás un ser humano, no sus acciones. Ignoro por qué y para qué está haciendo lo que está haciendo. No lo sé. Pero no lo defino por la suma total de sus acciones, sino veo la persona que está allí. Es lo mismo que le pedimos a D-os que haga con nosotros. Precisamente eso es el perdón. Si podemos hacerlo, entonces no nos sentiremos afectados por lo que la persona ha hecho. Pero si no podemos ver más allá de lo que las personas han hecho, entonces nos estaremos permitiendo a nosotros mismos que las acciones negativas de esas personas nos afecten.
El abuelo de mi esposa, el Rabino Zalman Serebryanski, llegó a Australia en 1948, después de finalizada la guerra. Estaba decidido a hacer florecer vida judía en este rincón perdido del mundo. Empezó por una escuela judía y, para que pudiera funcionar, necesitaba recaudar fondos. Y adquirió experiencia en la recaudación de fondos. Él contaba que, por ejemplo, tú ibas a ver a una persona para solicitarle una donación. La persona te decía que no iba a colaborar. [Sí, a veces se dan estas situaciones]. Debería saber que quien está hablando es la Ietzer Hará (Tendencia al Mal). De modo que vuelves y te rechazan una vez más. Y nuevamente deberías tener en cuenta que la que se está expresando es su Tendencia al Mal. Cuando llega la tercera oportunidad, no tienes ganas de ir nuevamente a pedirle. Deberías saber que su Tendencia al Mal ha salido de esa persona y ahora está dentro de ti. Si no podemos perdonar, si no podemos ver a la persona que está allí, entonces hemos permitido que sus acciones negativas nos cambien a nosotros, nos conviertan en otra persona. De modo que en Iom Kipur, estamos dispuestos a perdonar a otros, a ver más allá de las acciones de una persona, y le pedimos a D-os que nos perdone y vea más allá de nuestros actos. Pero entonces la única pregunta que queda por hacernos es: ¿estamos dispuestos a perdonarnos a nosotros mismos? ¿Cómo te defines a ti mismo? ¿Por lo que haces? Te dices a ti mismo que no te puedes colocar Tefilín porque… No puedo hacer esta mitzvá porque… ¿Tenemos miedo de ser hipócritas? De modo que porque no podemos hacer esto o porque hacemos aquello, no podemos hacer esto otro. ¿Te estás definiendo a ti mismo por tus acciones o por tu verdadero y auténtico yo? ¿Puedes ver más allá de lo que has hecho en el pasado y llegar a ver a la verdadera persona que puede hacer cualquier mitzvá? ¿Puedes perdonarte a ti mismo? En Kol Nidrei pedimos a D-os que nos libere de nuestras promesas, que nos libere de todo aquello en que nos hemos convertido, que nos impide ser la persona que realmente queremos ser. Que nos sea permitido perdonarnos a nosotros mismos. (www.es.chabad.org)
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