Micilianos iraquíes, iraníes, libaneses y afganos forman parte de las fuerzas que apoyan al presidente Al Assad (AFP)
Una gran variedad de alianzas conformadas por milicianos chiitas iraquíes animados por clérigos iraníes, que dan a la batalla de Alepo connotaciones de las guerras del siglo VII entre sunitas y chiitas, unidos a la guardia revolucionaria de Irán, islamistas afganos y militantes de Hezbollah combaten codo a codo en apoyo del Gobierno sirio, aunque cada uno lo hace también por sus propias razones y objetivos.
También civiles del partido Baaz sirio combaten junto con unidades de élite del Ejército del presidente Bashar al Assad. Las fuerzas gubernamentales, desgastadas después de cinco años de guerra, han recuperado energía a partir de estos apoyos. Por aire, los pilotos rusos asisten fuertemente al régimen bombardeando constantemente el sector oriental de Alepo controlado por los rebeldes. «La carnicería es atroz», según describe el diario libanes An-Nahar.
«La guerra civil siria se centra en la batalla por la ciudad de Alepo y se ha convertido en una contienda a muerte entre los grupos terroristas que desean derrocar al Gobierno apoyado por la resistencia libanesa, Irán y Rusia. Hezbollah combatirá por nuestro hermano el presidente Al Assad contra todo lo que se mueva en Alepo», declaró sin pudores un oficial del Hezbollah libanés en Beirut al canal Al-Manar.
«La fuerza de combate del Gobierno consiste en una increíble variedad de milicias locales alineadas con diversas facciones y patrocinadores extranjeros. Son los modernos señores de la guerra», lo definió el analista Tobías Schneider.
Y Siria sigue. Peleando que tantos intereses hay? Petróleo